Los inmigrantes del centro de detención de Texas piden auxilio a un dron formando un 'S.O.S' en el patio

Diez días antes, docenas de venezolanos detenidos en el centro habían recibido notificaciones de las autoridades migratorias que los acusaban de ser miembros de la banda venezolana Tren de Aragua y de estar sujetos a deportación bajo una ley de tiempos de guerra, según documentos mostrados a Reuters, videollamadas grabadas y procedimientos judiciales.

Las familias de siete detenidos entrevistadas por Reuters aseguraron que no eran miembros de ninguna banda y que se negaron a firmar el documento. No obstante, pocas horas después, el viernes 18 de abril, fueron subidos a un autobús con destino al aeropuerto regional de Abilene, según la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) y allegados, antes de que el autobús fuera devuelto al centro de detención. Esa noche, la Corte Suprema bloqueó temporalmente sus deportaciones. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) declinó hacer comentarios sobre la suspensión de las deportaciones.

Fue un respiro para el grupo de venezolanos detenidos en Bluebonnet, quienes aún enfrentan la posibilidad de ser enviados al CECOT, la notoria prisión de máxima seguridad en El Salvador donde la administración Trump ha enviado al menos a 137 venezolanos bajo la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, si la Corte Suprema levanta el bloqueo.

La instalación de Bluebonnet, ubicada a unos 322 kilómetros al oeste de Dallas, es operada de manera privada por la empresa Management and Training Corporation bajo contrato con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Nombrado así por la flor estatal de Texas, el centro ha albergado un promedio de 846 detenidos por día en el año 2025, según datos del ICE.

Al no poder acceder al centro por restricciones del ICE, Reuters utilizó un avión ligero y un dron el 28 de abril para capturar imágenes aéreas de los detenidos. Algunos de ellos llevaban uniformes rojos, lo que indica que están clasificados como de alto riesgo.

Reuters fotografió a Diover Millan, de 24 años, caminando con otros cuatro hombres en el patio del centro. Otro venezolano, Jeferson Escalona, de 19 años, fue captado jugando al fútbol. Reuters identificó a otros tres mostrando sus fotos a familiares.

Millan fue trasladado a Bluebonnet a mediados de abril desde el centro de detención de Stewart, en Lumpkin, Georgia, donde había estado detenido desde que fue arrestado por agentes migratorios en los suburbios de Atlanta el 12 de marzo, según un alto funcionario del DHS. Reuters no encontró antecedentes penales para Millan, quien trabajaba en construcción. El funcionario dijo que Millan era un miembro «documentado» del Tren de Aragua, pero no ofreció pruebas.

En el caso de Escalona, el DHS dijo que fue detenido por ICE en enero de 2025, tras ser arrestado por la policía local de Texas por evadir una detención en un vehículo. Fue trasladado a Bluebonnet después de haber estado detenido en la instalación para migrantes de la bahía de Guantánamo en febrero. El funcionario del DHS afirmó que Escalona se había «autodeclarado» miembro del Tren de Aragua, pero tampoco presentó pruebas.

En una entrevista telefónica desde Bluebonnet, Escalona negó cualquier vínculo con el Tren de Aragua o con cualquier banda. Dijo que fue policía en Venezuela. Al ser detenido, las autoridades estadounidenses le confiscaron el teléfono y sospecha que vieron fotos suyas haciendo gestos con las manos que, según él, son comunes en Venezuela. «Están haciendo acusaciones falsas sobre mí», dijo. «No pertenezco a ninguna banda». Escalona aseguró que ha pedido volver voluntariamente a Venezuela, pero se lo han negado. «Temo por mi vida aquí», dijo. «Quiero irme a Venezuela».

Cientos de miles de venezolanos han llegado a Estados Unidos en los últimos años, huyendo del colapso económico y lo que los críticos llaman una represión autoritaria bajo el presidente Nicolás Maduro. Durante la administración del expresidente Joe Biden, muchos recibieron protecciones humanitarias temporales que la administración Trump está intentando revocar.

Desde la deportación fallida, los hombres están en tensión constante, según sus familias. En el dormitorio de Millan, él y otros venezolanos se turnan para dormir con el fin de poder alertar a sus familiares si los agentes migratorios vienen a deportarlos, contó la esposa de Millan, quien pidió no ser identificada por temor a represalias de las autoridades migratorias.

Un día de la semana pasada, Millan le dijo que los hombres del dormitorio se negaron a salir al patio porque temían ser puestos en otro autobús y enviados a El Salvador. «Él está desesperado», dijo su esposa. «Me contó que cuando salió al campo, se sentó, miró al cielo y le pidió a Dios que lo sacara de allí pronto».

En una videollamada reciente, Millan le dijo a su esposa que no les daban mucha comida y que intentaba dormir más para no sentir tanta hambre, algo que también mencionaron familiares de otros detenidos.

Un portavoz de Management and Training Corporation, la empresa que opera el centro, afirmó que «todos los detenidos en Bluebonnet reciben alimentos basados en un menú aprobado por un dietista certificado, garantizando el consumo calórico diario recomendado». En un comunicado, el DHS dijo que «utiliza múltiples estrategias para gestionar la capacidad mientras mantiene el cumplimiento de los estándares federales y nuestro compromiso con un trato humano».

El sábado 26 de abril, un funcionario de inmigración visitó el dormitorio de Escalona y respondió algunas preguntas de los detenidos, según una grabación de audio obtenida por Reuters. Los hombres, hablando todos a la vez en tono desesperado, querían saber por qué el gobierno intentaba enviarlos a El Salvador y qué pasaría con sus audiencias migratorias.

El funcionario explicó que EE. UU. había intentado deportarlos bajo la Ley de Enemigos Extranjeros, lo que era un proceso separado de sus audiencias programadas. «Si lo deportan bajo la Ley de Enemigos Extranjeros, entonces esa audiencia ya no existe, nunca la tendrá», dijo el funcionario en inglés a alguien que traducía.

Varios de los hombres querían saber cómo podían ser clasificados como «enemigos extranjeros» si no eran miembros de bandas ni habían cometido delitos. «Si no tengo antecedentes penales en ninguno de los tres países donde he vivido, ¿cómo me van a mandar a El Salvador?», preguntó uno de los hombres en la grabación. Reuters no pudo confirmar su identidad. El funcionario dijo que él no estaba involucrado en la recopilación de inteligencia.

Varios de los hombres tuvieron audiencias judiciales la semana pasada, y defensores corrieron para conseguirles abogados. Millan tiene pendiente un caso de asilo, y su próxima audiencia está programada para el 1 de mayo. A menos que lo envíen a El Salvador antes de esa fecha.