Despedida una enfermera por no avisar de la muerte de un paciente con el que tenía sexo en el aparcamiento del hospital

Los hechos ocurrieron en el exterior del Spire Hospital, en el norte de Gales, en enero de 2022, y la muerte fue atribuida a una «insuficiencia cardíaca y a una enfermedad renal crónica desencadenadas por un episodio médico», según ha informado el diario británico 'The Guardian'.

El hombre, según acreditó posteriormente un panel de expertos, recibía tratamiento regular en el centro de salud Betsi Cadwaladr, donde Williams trabajaba como enfermera general en una unidad renal.

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Williams quedó con el paciente la noche del fallecimiento en el exterior del hospital para mantener relaciones sexuales y, cuando el hombre sufrió un síncope, telefoneó a uno de sus colegas del hospital. La enfermera lo llamó, «llorando y angustiada, para pedir ayuda mientras intentaba explicar que alguien había muerto», afirmó este compañero, que le recomendó llamar a la ambulancia.

Williams, sin embargo, desoyó el consejo y aguardó a que su compañero se reuniera con ella en las inmediaciones del hospital. Allí, este colega encontró al paciente semidesnudo y sin respuesta y llamó a la Policía y a Emergencias. La defunción del hombre fue certificada poco después.

En un primer momento, Williams aseguró a los agentes y a los paramédicos que se había encontrado con el paciente tras recibir un mensaje suyo por Facebook en el que le decía que se encontraba mal. Más tarde, admitió haber quedado con el hombre en el aparcamiento para mantener relaciones sexuales.

En una declaración posterior, en febrero, se retractó de esta segunda versión y afirmó que se había visto con el paciente en el coche, donde habían permanecido entre 30 y 45 minutos hablando, antes de que el comenzara a gemir y muriera repentinamente. En una audiencia ulterior, Williams reconoció el encuentro sexual y no haber llamado a la ambulancia incluso cuando se lo habían acosenjado.

Tras lo ocurrido, fue despedida con efecto inmediato, y un panel de expertos del Consejo de Enfermería y Matronas (NMC, por sus siglas en inglés) determinó que el hecho de que Williams no revelara la relación y su escasa percepción del daño que su relación podía causar a la reputación de la profesión o su efecto en la seguridad pública constituían una falta grave.

En última instancia, fue inhabilitada para la profesión: «Las acciones de la señora Williams se apartaron significativamente de las normas que se esperan de una enfermera titulada y son fundamentalmente incompatibles con su permanencia en el registro».