La imputación a Trump vuelve a agitar a EE.UU.: ¿justicia o política?

El procesamiento pone todas las miradas en Alvin Bragg, el fiscal de Manhattan, y devuelve al expresidente su oxígeno: la atención

¿Trump esposado? Cómo podría ser el arresto del expresidente de EE.UU.

Seguidores de Trump muestran su apoyo al expresidente en Mar-a-Lago AFP

22/03/2023 a las 00:09h.

El fiscal de distrito de Manhattan, como tantos otros cargos públicos en EE.UU., es elegido de forma directa por los votantes. El candidato demócrata, Alvin Bragg, ganó la elección para el puesto en noviembre de 2021, como no puede ser de otra ... manera en un enclave tan progre como Nueva York.

Bragg se impuso a sus rivales demócratas en primarias con un mensaje de ser más indulgente con los crímenes menores y priorizar los crímenes más graves, que contribuyen a la inseguridad.

Después de poco más de un año en el cargo, Bragg está en el centro de una tormenta política y judicial por un caso cuya importancia radica en el sujeto de la investigación: Donald Trump y el reembolso de 130.000 dólares a un abogado por el pago para silenciar una relación extramatrimonial con una actriz porno poco antes de las elecciones de 2016.

Un gran jurado solicitado por Bragg podría estar a punto de decidir la imputación de Trump por ello, lo que ha convertido al fiscal del distrito de Manhattan en la pieza central de la «caza de brujas» que critica el expresidente.

El expresidente y sus maniobras turbias han colocado al fiscal entre la espada y la pared: su cargo le obliga a perseguir delitos si tiene evidencias de que se han producido, con independencia de quién sea su autor; pero hacerlo contra un expresidente y candidato a la presidencia de uno de los dos grandes partidos, en un caso menor, provoca dudas sobre politización de su oficina.

Poca solidez en el caso

El problema para Bragg es que el caso, además, no es todo lo importante ni sólido que podría desearse. A Trump le persiguen investigaciones sobre su participación en un intento de dar la vuelta a los resultados de una elección, de agitar un asalto a la sede de la soberanía popular el 6 de enero de 2021 o sobre la retención de cientos de documentos clasificados durante meses.

Pero podría verse arrestado por un pago a una actriz porno, en el que hay dudas sobre su arquitectura legal y sobre su impacto político.

El Departamento de Justicia y el antecesor de Bragg ya desestimaron la investigación de ese reembolso. Lo que podría llevar al procesamiento de Trump es la falsificación de ese pago, lo que no sería un delito, sino una falta, y solo se convertiría en delito si está conectado con otro. Está por ver cuál es el razonamiento de Bragg -podría tener que ver con violación a la ley de financiación electoral-, que también tendrá que argumentar que no ha prescrito -ocurrió en 2016 y prescribe en cinco años- porque el periodo se extiende si el sujeto -como ocurrió con Trump- estaba fuera de la jurisdicción de Nueva York.

Incluso algunos demócratas ven el procesamiento como poco oportuno: da oxígeno y atención -en el caso de Trump, son sinónimos- en un momento en el que el expresidente flaqueaba en apoyo popular y puede abrir una caja de Pandora sobre investigaciones a antiguos cargos políticos.

Muchos republicanos se han sumado a las acusaciones de «politización» de Trump. Uno de sus grandes aliados en el Congreso, Jim Jordan, presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, ha llamado a Bragg a comparecer en el Congreso y entregar toda la documentación sobre la investigación a Trump.

«No nos dejaremos intimidar por intentos de minar el proceso judicial», respondió la oficina de Bragg en un comunicado. «En cada investigación, seguiremos la ley sin miedo ni favoritismo a descubrir la verdad».