Un imperio zombi bajo el dictado de Putin

Esta tesis, junto a otras como la vuelta de una nueva Guerra Fría 2.0 y el revisionismo del orden mundial con la guerra de Ucrania de fondo, se explican en su nuevo libro, 'El imperio zombi' (Galaxia Gutenberg). A través de una vuelta a la historia rusa remontándose al imperio zarista de los tiempos de Pedro el Grande, personaje al que el mismo Vladímir Putin dice parecerse, Milosevich realiza un análisis del pasado y el presente ruso.

Y como eje de este delirio imperialista está Putin, quien legitima el rechazo a que Rusia se convierta en un Estado-nación democrático y vuelva a ser ese gran imperio. Un personaje ya clave en la historia de Rusia, que a mediados de este mes tiene todo a favor para ganar las elecciones y perpetrarse en el poder otros seis años, hasta llegar casi a los 30, los mismos años que estuvo Iósif Stalin.

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«Lenin es quien lleva a cabo una revolución que hasta entonces nadie había hecho, una cosa absolutamente insólita, y Stalin es el hombre que consigue convertir a la Unión Soviética en una superpotencia capaz de competir con la única otra del mundo, que son los Estados Unidos, aunque sin el olvidar el precio: gulags, 25 millones de personas muertas en la Segunda Guerra Mundial. Por su parte, Putin es un hombre que ha heredado un Estado ruso más pequeño que nunca, en declive total, pero que consigue reflotar y volver a poner a Rusia en el tablero«, explica Milosevich. Cuando Boris Yeltsin designó a dedo al exmiembro de la KGB, lo que quedaba de la Unión Soviética, ahora renombrada como Federación de Rusia, se encontraba en bancarrota. Putin consiguió reflotar la economía y pagó la deuda extranjera. »Putin es percibido como salvador de Rusia«, señala la investigadora experta en Rusia, Europa del Este y los Balcanes.

Según Milosevich, los rusos lo perciben como el gran salvador porque, primero, «les salva de la desintegración interna tras la guerra de Chechenia y, segundo, porque actuó de forma contundente contra los oligarcas y se alineó con el pueblo llano».

En épocas anteriores, y sobre todo durante el Gobierno de Yeltsin, los grandes empresarios tuvieron todas las facilidades para robar «a manos llenas» e influir en la política rusa. Pero con la llegada de Putin al Kremlin la situación cambió. «En la primera reunión que Putin tiene con los oligarcas, el mensaje es clarísimo: les permite quedarse con el dinero robado, pero les exige que dejen de interferir en la política y que dejen de robar, y ellos lo aceptaron». De esta manera, Putin se deshizo de una gran oposición.

Una estrategia que 'copia' el estilo del imperio soviético comunista, al alinearse con el pueblo proletario, y a la vez se asemeja al zarista, con la búsqueda de un gran imperio territorial. «El éxito de Putin se debe a su habilidad de mezclar estos dos legados, el imperial zarista y la comunista», señala la analista.

El presidente ruso tiene razones para pensar que el tiempo está a su favor: la economía rusa no ha colapsado a pesar de las sanciones de Occidente tras la invasión a Ucrania en febrero de 2021 y el 71% de los rusos, según el Centro Levada, apoya a su Gobierno en la guerra.

La invasión rusa en Ucrania ha supuesto un gran gasto para las arcas del Kremlin pero no un desgaste en la figura de Putin, como se ha querido ver a veces desde Occidente. «Hoy en día, Rusia busca la autonomía absoluta en su política exterior y sobre todo dominar el espacio postsoviético, controlando conflictos congelados y no permitiendo que ninguna otra potencia interfiera en sus asuntos», y eso los rusos lo apoyan a gran escala.

Pero este apoyo, apunta la analista, «no es solo al papel de Putin», sino más bien al orgullo patriótico ruso de recuperar el gran imperio que un día fue. «Si tu país está en guerra para recuperar un territorio que un día fue suyo, y con el coste que está teniendo la guerra de Ucrania en vidas humanas, lo único que quieres es que tu país gane esa guerra, y es lo que los rusos quieren».

La duda que sigue preocupando a los países occidentales es la posibilidad de un ataque ruso fuera de Ucrania a un país de la OTAN. El propio ministro de Defensa alemán dijo que se puede esperar un ataque en los próximos 5-8 años en suelo aliado. Sin embargo, para la especialista en Rusia, esa posibilidad «es nula». «Primero, porque perdería sin ninguna duda, ya que no cuenta con el arsenal y la financiación; y, segundo, porque ya está atacando a través de una guerra híbrida, a través de la desinformación, del uso de la inteligencia artificial...».

Vladímir Putin busca revivir un imperio que en su momento tuvo al frente a líderes como Lenin y Stalin y que, a pesar de que en ocasiones parecía dormido, ha sabido poner en graves aprietos a a toda la Unión Europea y a Estados Unidos.