Iglesias católicas en Cuba se quedan sin hostias por falta de harina

La congregación notificó igualmente que esperan poder «retomar el trabajo» pronto, y que avisarán en cuanto «tengamos suficiente para distribuir a todas las diócesis».

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Camila Acosta

El Ministerio del Interior cubano afirma que se trató de un accidente y culpa al Gobierno de EE.UU. por su «política hostil que tolera y estimula las salidas ilegales desde Cuba»

La religión católica —incluyendo sus versiones sincréticas— es la de mayor práctica en la Isla, pese a que después de la llegada de los hermanos Castro al poder, en 1959, atravesó un largo período de hostigamiento. Hacia la década de 1990, las restricciones a los religiosos disminuyeron y comenzó a recuperar espacios. Pero nunca con los bríos de antaño, siendo sumamente afectados tanto por la política unipartidista como por la crisis económica.

La institución no está inscrita en el Registro de Asociaciones del Ministerio de Justicia, un requisito necesario para el reconocimiento oficial. El padre Lester Rafael Zayas Díaz, párroco de la Iglesia de Línea y C, de La Habana, explicó a ABC que la Iglesia Católica no está inscrita en este registro oficial «porque no cumple ni puede cumplir con los requisitos que exige el oficialismo, por ejemplo, entregar una lista de todos sus miembros».

Esto aumenta las dificultades a las que se enfrenta la institución religiosa, ya que les impide acceder a determinados beneficios, como importar o comercializar. «A esto se suma la constante represión o frenos que el Estado cubano ha ejercido permanentemente contra la Iglesia, jugando al juego de 'si te portas bien te premio, si te portas mal te castigo', entendiéndose el portarse mal como el hecho de denunciar y defender los derechos de los más necesitados».

En los últimos meses se ha agravado la crisis económica en la Isla, lo cual se ha evidenciado en la carencia de medicamentos, combustible y alimentos, como la harina. Varias provincias del país han reportado escasez de este cereal, lo que ha interrumpido el suministro de varios productos de primera necesidad, entre ellos el pan. Incluso los establecimientos estatales, que venden el pan normado a la población (un pan diario por persona), carecen de suministros regulares. Los establecimientos particulares se ven más afectados aún. Todo ello genera grandes colas y excesivos precios.

El régimen cubano culpa al «bloqueo» estadunidense de las dificultades en el abastecimiento de harina: «La actual crisis tiene sus raíces en el cerco económico impuesto por el bloqueo de Estados Unidos, a lo cual se suma la lejanía desde donde se debe importar el trigo, el aumento de precios de la tonelada del producto y también del incremento de flete de los buques que lo transportan», señalaba el medio oficialista Agencia Cubana de Noticias el pasado mes de septiembre.

Pero el padre Lester señala que la causa real de esta grave crisis es que Cuba «es un Estado fallido» y «esto nos lleva a niveles tan ínfimos como la carencia de hostias por la falta de harina en el país, y la explicación es que en Cuba nada funciona».