El hundimiento de Biden alarma a los demócratas

El presidente que llegó a la Casa Blanca prometiendo consenso y un renacer de la democracia americana se enfrenta a la mayor inflación en cuatro décadas; el temor a una recesión; cifras récord de indocumentados detenidos en la frontera; un alarmante aumento de las muertes por armas de fuego, y las acciones de una Corte Suprema con una mayoría conservadora que se ha lanzado a un profundo rediseño de la vida judicial y política estadounidense, algo, esto último, que angustia profundamente a los demócratas.

Tras las dramáticas horas de la insurrección en el Capitolio, y las falsas denuncias de fraude de Donald Trump, Biden llegó a la Casa Blanca con un equipo que alimentaba las comparaciones con gigantes de su partido como Franklin D. Roosevelt o Lyndon Johnson, por lo ambicioso de sus reformas. Cierto es que aprobó un rescate de 1,9 billones de dólares, y más tarde consiguió apoyo bipartidista para un paquete de infraestructuras de 1,2 billones de dólares. Desde entonces, sin embargo, la sensación de urgencia se ha disipado, y el consenso se ha esfumado. A Biden se le resisten sus otros grandes planes de gasto para infraestructuras y reformas medioambientales.

La mayoría demócrata en el Capitolio tampoco es suficiente para aprobar leyes ambiciosas sobre tenencia de armas, aborto o cualquier tema mínimamente controvertido. Biden debe conformarse con discursos de aire más o menos enardecido, como el que dio el viernes sobre el aborto, aprobando decretos que son más bien declaraciones de intenciones con poco efecto.

El índice de popularidad del presidente se ha desplomado a sus cotas mínimas: apenas un 30% en el reciente sondeo de Civiqs. Un 85% de estadounidenses cree que el país va en la dirección equivocada, incluidos casi 8 de cada 10 demócratas, según otra encuesta de The Associated Press-NORC. Siete de cada diez estadounidenses no quieren que Biden se presente a un segundo mandato, según una nueva encuesta de Harvard CAPS-Harris Poll. En este momento de su mandato, Biden es más impopular que Donald Trump, Barack Obama, los dos George Bush, y en realidad casi todos los presidentes recientes excepto Carter.

Según Tatishe Nteta, profesor asociado de Ciencia Política en la universidad de Massachusetts y director de una encuesta que reveló que dos tercios de republicanos creen que Biden debería ser recusado, «la atención a los problemas económicos de la nación no es un buen augurio para el Partido Demócrata o el Presidente Biden». Y añade: «Si los votantes siguen viendo la economía como el tema central en las elecciones parciales de 2022, entonces es probable que expulsen a los demócratas del poder en esas mismas y posiblemente al presidente Biden en 2024», añade.

Estas previsiones, comunes, se unen a las ya frecuentes meteduras de pata del presidente, que ponen en primer plano su avanzada edad, 79 años. Hace unas semanas se cayó de la bicicleta en su residencia en Delaware. El otro día, en el discurso sobre el aborto, leyó literalmente del teleprompter las indicaciones «fin de la cita, repite la frase». El fin de semana el venerable diario 'The New York Times' publicó un largo reportaje con fuentes anónimas dedicado por entero a su edad, y los temores de su equipo de que vaya perdiendo agilidad física y mental. En consecuencia, ya hay otros demócratas ascendiendo a la primera fila política, sobre todo dada la baja popularidad de la vicepresidenta, Kamala Harris.

Uno de los líderes demócratas que más atención ha concitado en semanas recientes es Gavin Newsom, gobernador de California, 54 años. Cuando el Supremo anuló el derecho constitucional al aborto, Newsom se unió a otros gobernadores demócratas en la costa oeste y creó lo que describió como una suerte de santuario para los abortos, dispuesto a acoger a mujeres de estados donde se prohíba la interrupción del embarazo. Lo que más ha llamado la atención, sin embargo, es un anuncio reciente de Newsom atacando al gobernador de Florida, Ron DeSantis, en el que decía que la libertad «está siendo atacada» en ese último estado, e invitando a sus residentes a emigrar a California. DeSantis es, con Donald Trump, el líder en las encuestas sobre candidatos republicanos para las elecciones presidenciales de 2024.

Otro gobernador demócrata que le ha robado el foco a Biden recientemente es Jay Pritzker, de Illinois, 54 años. Tras la matanza al norte de Chicago el 4 de julio, Pritzker intervino ante los medios, y con aire de extrema urgencia, exigió a su partido medidas «para acabar con esta epidemia de la violencia por armas de fuego». Fue un ejercicio de contrastes con Biden, que aquel día regresó de Camp David a la Casa Blanca, apareció en un picnic en un concierto y se limitó a decir, tras cederle la palabra a su mujer y un cantante que «hay que poner orden en todo esto».

Biden, ajeno a las críticas, rodeado de un equipo que defiende que su carácter siempre ha sido conciliador, mantiene que su intención es presentarse a la reelección en 2024, cuando tendrá 82 años, la persona de mayor edad en una campaña electoral.