El juego, creado por una empresa con sede en Taiwán, presenta un universo alternativo donde los usuarios pueden unirse a diversas facciones que luchan contra un poder comunista ficticio. A pesar del contexto ficticio, su descripción afirma que las similitudes con entidades reales son intencionadas. En él, los comunistas son retratados como corruptos, ineptos y violentos, mientras que los jugadores pueden elegir roles relacionados con causas sensibles para Pekín, como el independentismo taiwanés o la represión a los uigures.
Según las autoridades hongkonesas, descargar el juego podría ser interpretado como posesión de material sedicioso, y realizar compras dentro de la aplicación podría considerarse financiación para la secesión. Además, recomendarlo podría suponer incitación a la subversión.
Tras las declaraciones policiales, Apple retiró el juego de la versión local de su App Store, mientras que en Google Play ya no estaba disponible. No obstante, el desarrollador del juego afirmó que las advertencias oficiales provocaron un aumento de interés y búsquedas, ironizando que las autoridades les habían brindado publicidad gratuita.
Desde la entrada en vigor de la Ley de Seguridad Nacional en 2020, Hong Kong ha experimentado una represión casi total del disenso político y la disolución de su sociedad civil.
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