Los demócratas critican una nueva 'cultura de la cancelación' de Trump por el despido de Jimmy Kimmel
Otro cese en televisión cuestiona la libertad de expresión en EE.UU.
Cancelan el programa de Jimmy Kimmel por sus comentarios sobre el asesinato de Charlie Kirk
Corresponsal en Nueva York
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Iniciar sesiónLa retirada del programa de televisión de Jimmy Kimmel -un presentador popular en EE.UU., anfitrión de la gala de los 'Oscar' en varias ocasiones- ha provocado un aluvión de críticas contra Donald Trump y sus aliados, en lo que algunos ven la ... materialización de una nueva 'cultura de la cancelación'.
Después de una era de corrección política impuesta desde la izquierda, en la que no compartir determinadas ideas liberales llevaba al ostracismo, en la que se 'cancelaba' a quien las discutiera, el tablero se está dando la vuelta, según algunos demócratas y compañeros de Kimmel en los medios.
La cancelación del programa de Kimmel se debió a las críticas de sectores conservadores por un comentario que el presentador hizo el pasado lunes en el monólogo de sátira política -un elemento habitual de los del formato televisivo 'late night'- sobre el asesinato la semana pasada de Charlie Kirk, un referente ideológico en el mundo 'trumpista'. Kimmel, que condenó el asesinato de Kirk, pareció cuestionar -contra lo que muestran las primeras evidencias- la motivación política izquierdista del sospechoso, Tyler Robinson.
La decisión fue tomada por su cadena, ABC, y la compañía que la controla, el gigante audiovisual Disney. Y es imposible separarla de las amenazas de un aliado acérrimo de Trump, Brendan Carr, presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, en sus siglas en inglés), una agencia que debería actuar con independencia. Carr, cuya agencia tiene competencias en las licencias televisivas, amenazó con medidas si la cadena no frenaba a Kimmel y, horas después, se anunció la cancelación.
El episodio de Kimmel ocurre semanas después de la salida de otra estrella de los 'late-night', Stephen Colbert, otra voz crítica con Trump. Su cadena, CBS, metida en demandas con Trump y pendiente de la aprobación regulatoria de una operación corporativa multimillonaria, no le renovó para esta temporada.
Cuando Colbert fue despedido, Trump lo celebró y dijo que Kimmel sería «el siguiente». Ahora ha celebrado la cancelación a Kimmel y ha exigido a la NBC que haga lo mismo con otros dos presentadores de 'late night' que son críticos con él, Jimmy Fallon y Seth Meyers.
«Después de años quejándose por la cultura de la cancelación, la actual Administración la está llevando a niveles nuevos y peligroso con amenazas constantes de castigo regulatorio a las compañías de medios para amordazarlas o para que despidan a sus presentadores», condenó un antecesor de Trump, Barack Obama. «Este es el tipo de coerción gubernamental contra la que se diseñó la Primera Enmienda (el texto constitucional que consagra la libertad de expresión) y las compañías de medios necesitan plantarse y no capitular ante ella».
Contra la libertad de expresión
Uno de los grandes rivales actuales de Trump en política, Gavin Newsom, el gobernador demócrata de California, acusó a los republicanos de no creer en la libertad de expresión y de llevar a cabo un esfuerzo «coordinado y peligroso» contra los medios que considera rivales.
«Esto va más allá del 'maccarthismo'», criticó Christopher Anders, de la Unión Americana de Libertades Civiles, en referencia al periodo de represión del discurso político en la década de 1950 liderado por el senador Joseph McCarthy. «Las autoridades de Trump están abusando de forma repetida su poder para parar ideas que no les gustan o decidir quién puede hablar, escribir o incluso hacer chistes».
Desde la orilla contraria, quienes antes ponían el grito en el cielo por la dictadura de la corrección política, ahora niegan que esto sea otra cara de la misma moneda. Dave Portnoy, fundador de Barstool Sports, muy combativo contra la cancelación izquierdista del pasado, ha dicho ahora que lo de Kimmel «no es cultura de la cancelación».
«Cuando alguien dice algo que un montón de gente considera ofensivo, grosero o estúpido en tiempo real y esa persona es castigada, eso no es cultura de la cancelación. Eso es que tus actos tienen consecuencias», una justificación que suena a lo que decían antes quienes castigaban a los que separaban un milímetro de la ortodoxia izquierdista en temas como la agenda LGBTQ.
La mayoría de los aliados de Trump en los medios conservadores aplaudieron la salida de Kimmel y la vincularon a la impopularidad del comentario, pero sin críticas a la intervención de la agencia federal, convertida en un brazo de Trump, para su cancelación.
El episodio de Kimmel ocurre en un clima de represalias de Trump contra sus rivales, entre purgas internas, castigos a antiguos cargos demócratas y presiones a los medios. Entre otras, la reciente demanda de difamación por 15.000 millones de dólares contra 'The New York Times' -y una anterior similar contra 'The Wall Street Journal'- por sus informaciones sobre la relación entre el presidente de EE.UU. y quien fue su amigo, Jeffrey Epstein.
La paradoja de esta nueva cultura de la cancelación es que se ha azuzado por la reacción -desde algunos sectores en redes sociales, macabra- por el asesinato de Kirk, que tuvo en la defensa de la libertad de expresión una de sus grandes batallas.
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