Héctor Abad, el escritor herido en un bombardeo en Kramatorsk: «Estamos intentando salir de este infierno creado por los rusos»
El novelista salió ileso tras el impacto del misil. La autora ucraniana Victoria Amelina sigue en estado grave
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Iniciar sesiónEl escritor Héctor Abad Faciolince viajó a Ucrania invitado por Victoria Amelina. La joven novelista, que desde hace más de un año se ha dedicado a documentar las violaciones de los derechos humanos de civiles en Ucrania, quiso mostrar al colombiano los desmanes ... y demoliciones de la invasión rusa. Comían ambos con Sergio Jaramillo, excomisionado de paz en Colombia, y con la periodista Catalina Gómez, cuando un misil impactó en el restaurante donde compartían mesa, en la ciudad de Kramatorsk. Abad y Jaramillo apenas tuvieron heridas leves, Victoria Amelina no. El estado de salud de la novelista es grave. Según Tetyana Teren, directora del PEN Club Ucrania, Amelina ha sido trasladada en ambulancia a la ciudad de Dnipró.
«Fue espantoso», escribe en un mensaje de texto Héctor Abad Faciolince mientras cruza las carreteras ucranianas. «Hay mala cobertura». Los mensajes llegan con retraso y las llamadas directamente imposibles. «Estamos intentando salir de este infierno creado por los rusos», explica a ABC el autor de 'El olvido que seremos', donde reconstruyó la vida de su padre, Héctor Abad Gómez, hasta la misma noche en que cayó asesinado en pleno centro de Medellín, como represalia por su labor de defensa de los derechos humanos. El hombre que contó un país en guerra, tal como vivió Colombia hasta hace unos años, viajó para conocer otra. «Héctor estaba comiendo justo delante de ella en el momento de la explosión», relata al teléfono la editora Pilar Reyes. También el editor en España de Victoria Amelina se comunicó con ellos al momento del ataque. «Héctor nos dijo por WhatsApp que acaban de recibir un misil mientras cenaban. Explicó que ellos estaban ilesos, pero que ella había salido inconsciente», apunta José Manuel Cajigas García-Inés, editor de Amelina en España.
El general 'Armagedón' Surovikin conocía el plan de rebelión del Grupo Wagner contra Moscú
REUTERSSegún una exclusiva de 'The New York Times' que cita a altos funcionarios de EE.UU. con acceso a Inteligencia
La presencia de Abad y Jaramillo era importante para Victoria Amelina. Desde hace más de un año, junto a otras escritoras ucranianas, se ha dedicado a levantar acta sobre la violación de derechos humanos, la destrucción de bibliotecas, museos y patrimonio histórico. La finalidad es que esos hechos sean juzgados y sus responsables castigados. «Estaban buscando a otros escritores importantes para difundir lo que estaba ocurriendo. Héctor Abad estaba acompañándola para relatar al mundo esta violación de derechos humanos. La desgracia es que les cayera un misil mientras estaban comiendo, en una ciudad que no tiene un objetivo militar alguno», se lamenta José Manuel Cajigas. La autora, nacida en Leópolis en 1986, tiene un hijo de diez años y, hasta el cierre de esta edición, presentaba un cuadro médico muy grave.
Victoria Amelina ha recorrido distintos países, entre ellos Colombia, donde acudió al HAY Festival como activista para contar la tragedia ucraniana. Su novela 'Un hogar para Dom', traducida por Oksana Gollyak y Frederic Guerrero Solé, ha sido publicada en España por Avizor Ediciones y ha recibido el premio al Mejor libro del año en Ucrania, el Premio de Literatura de la Unión Europea y el de la Unesco.En las páginas de aquella novela, acaso como Héctor Abad Faciolince en 'El olvido que seremos', Victoria Amelina cuenta una la historia de una familia ruso-ucraniana tras la caída de la Unión Soviética. Cada personaje evoca un tema irresuelto del pasado: un viejo coronel jubilado, antiguo piloto del ejército soviético; su esposa, que desearía seguir viviendo a orillas del mar Caspio; sus dos hijas, con visiones antagónicas de su identidad; y dos nietas, una adolescente taciturna anclada en un amor infantil y otra ciega, a la que atraen los misterios y adora a Dom, el perro de la familia. Tanto ellos como su mascota ansían un hogar propio, una vida mejor o, sencillamente, una vida.
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