La guerra llama de nuevo a las puertas de Gaza: «No habrá lugares de refugio»

La última jornada de la extensión de la tregua estuvo marcada por el atentado de Jerusalén y un nuevo intercambio de diez rehenes por parte de Hamás, que arrancó a media tarde y se alargó durante la noche porque los cautivos estaban en lugares diferentes de la Franja, según los medios israelíes.

Como la guerra, la tregua también tiene diferentes etapas y Hamás e Israel han consumido la primera con siete jornadas de pausa en las que los islamistas han liberado a las mujeres, niños y menores de edad que tenían en su poder desde el 7 de octubre. Los israelíes han excarcelado a cambio a mujeres, niños y menores, la mayoría de ellos sometidos al régimen de detención administrativa y encerrados sin ni siquiera haber sido sometidos a juicio. Por cada rehén israelí se ha liberado a tres presos palestinos, esa fue la proporción acordada. Ahora arranca una nueva fase de la negociación que requiere de nuevas condiciones para la salida de hombres, mujeres soldados, reservistas y militares, por un lado, y presos de seguridad palestinos, por otro. Una fase en la que los palestinos aspiran a vaciar las cárceles israelíes de presos.

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Alfons Cabrera

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En su último intercambio Hamás incluyó tres cuerpos de rehenes que habrían muerto en bombardeos israelíes. Retener cuerpos para futuros intercambios es una estrategia habitual a la que recurren Israel, Hamás o Hizbolá, una estrategia que «viola las leyes del derecho humanitario internacional. De acuerdo con la Convención de Ginebra y el protocolo adicional I, existe la obligación de devolver los restos del muerto. Esto incluye recoger, evacuar y enterrar el cadáver», recuerda la organización Al Haq, dedicada desde 1979 a promover y proteger los derechos humanos y la aplicación de la ley en los territorios ocupados. El problema es que el derecho internacional está muy alejado del día a día en Israel y los territorios ocupados.

En el caso de Israel es una medida habitual que aplica con los cuerpos de los palestinos que han cometido algún ataque, las fuerzas de seguridad conservan los cuerpos durante meses antes de entregarlos a las familias y argumentan que se trata de una medida para evitar que cada funeral se convierta en una exaltación del terrorismo. Las familias lo sufren como un castigo colectivo.

Antony Blinken adelantó su viaje a Tel Aviv y llegó a primera hora del jueves para mostrar su respaldo a mantener viva una tregua que se salvó 'in extremis', cuando faltaban pocos minutos para las 7 de la mañana, la hora en la que expiraba el acuerdo. El secretario de Estado dejó claro que el presidente Joe Biden quiere que se mantenga la pausa para proseguir con los intercambios y permitir la entrada de más ayuda a Gaza.

El deseo de Estados Unidos choca con los planes de Benjamín Netanyahu, quien insistió en que «hemos jurado eliminar a Hamás y nada nos detendrá.« El primer ministro repitió un día más que continuarán con la guerra hasta lograr «los tres objetivos», que son: «Liberar a todos nuestros rehenes, eliminar completamente a Hamás y garantizar que ninguna amenaza vuelva a surgir de Gaza».

Desde Estados Unidos buscan que su aliado cambie de táctica al final de la tregua porque «resulta necesario tener en cuenta las necesidades humanitarias y de protección civil en el sur de Gaza antes de cualquier operación militar allí«, en opinión de Blinken. 'The Washington Pos't, citando fuentes anónimas de Washington, señaló que Israel »no puede hacer en el sur lo que hizo en el norte«, es decir, arrasar de manera absoluta localidades enteras a base de bombardeos indiscriminados.

Desde que comenzó la guerra, el Ministerio de Salud de Gaza asegura que más de 14.800 personas han muerto, incluidos unos 6.000 niños. El jefe de la diplomacia estadounidense reafirmó su apoyo al «derecho de Israel a protegerse de la violencia terrorista», pero cumpliendo al mismo tiempo con el derecho internacional humanitario, algo que líderes europeos como el presidente español, Pedro Sánchez, han puesto en duda para enfado del Estado judío.

La publicación israelí '+972 Magazine' publicó una investigación sobre «la naturaleza destructiva de la etapa inicial de la guerra» en la que deducen que el motivo del alto número de civiles muertos y la destrucción se deben a factores como «la autorización ampliada del ejército israelí para bombardear objetivos no militares, la flexibilización de las restricciones relativas a las bajas civiles previstas y el uso de un sistema de inteligencia artificial para generar más objetivos potenciales».

Un cambio de reglas motivado por la masacre del 7 de octubre cometida por Hamás, que busca «dañar a la sociedad civil palestina para «crear una conmoción» que «llevará a los civiles a presionar a Hamás», según las fuentes de inteligencia consultadas por '+972 Magazine'. Esta es la teoría, la práctica es que, pese a todo, los islamistas han reforzado su imagen entre una sociedad palestina humillada por 56 años de ocupación, como se puede ver en cada recibimiento que se brinda a los presos liberados en los territorios ocupados.