El líder de Wagner expone el lento avance de Rusia en la invasión de Ucrania: tomar el Donbass puede llevar hasta dos años

«Es probable que un factor clave en el final del esquema [el reclutamiento de presos de cárceles rusas] sea la rivalidad cada vez más directa entre el Ministerio de Defensa ruso y Wagner. Es probable que el Ejército regular ruso ahora también haya desplegado a la gran mayoría de los reservistas convocados bajo la ‘movilización parcial’», explicaba este sábado el Ministerio de Defensa británico en Twitter.

Como si pretendiera confirmar esa hipótesis, Prigozhin concedió el viernes una entrevista a un bloguero ruso especializado en cuestiones militares de la que se hizo eco la agencia Reuters, y en la que admitió que la feroz resistencia de las tropas ucranianas en la ciudad de Bajmut está dificultando extraordinariamente su toma por parte de los soldados del Kremlin, a pesar de que el enclave resulta estratégico para los futuros planes de la invasión. En el mismo sentido, el empresario también sostuvo que el control total de las ‘repúblicas’ de Donetsk y Lugansk puede tardar en consolidarse hasta dos años; en lo referente a la zona alrededor del río Dniéper, su toma podría prolongarse incluso tres.

Como se puede suponer, las declaraciones de Prigozhin, que en la entrevista insistió en que no alberga ambiciones políticas, pueden contener una doble lectura. No hay que perder de vista su trasfondo desdeñoso, pues sus palabras llegan en un momento de rivalidad entre sus mercenarios y el Ejército ruso regular. Por ejemplo, aunque el líder de Wagner dijo que no estaba criticando a nadie, a continuación añadió que sería oportuno que los altos cargos militares descendieran a las trincheras, pues así los soldados se sentirían «asombrados y muy complacidos».

No es la primera vez que las tensiones entre el Ministerio ruso de Defensa y el grupo Wagner salen a relucir. Ya sucedió estas semanas durante la ofensiva contra la ciudad de Soledar, que finalmente cayó en manos del Kremlin tras una dura confrontación. Aunque el Ejército ruso se felicitó por la victoria, el hecho de que omitiera a los mercenarios molestó notablemente a Prigozhin, que días había intentado capitalizar ese éxito para los suyos.

Con independencia de esa rivalidad, las próximas semanas pueden resultar clave para el desenlace de la guerra. Si estos últimos meses han estado marcados por la pugna del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, por recibir los ansiados carros Leopard y Abrams, y su atención se dirige ahora a complementar esos logros con la llegada de cazas de combate, en el campo ruso parece estar gestándose el deseo de dar un golpe de efecto. Las fechas no están claras, pero el presidente ruso, Vladímir Putin, ofrecerá su discurso anual al Parlamento el 21 de febrero, un año después de la intervención en la que reconocía la independencia de Donetsk y Luganks. Por entonces, el presidente de EE.UU., Joe Biden, estará en Polonia.