Grecia quiere blindar su frontera con Turquía

La valla ya existente en Evro en la actualidad es de casi 40 kilómetros, de cinco metros de altura y con alambrada de espinos y ha sido últimamente reforzada. Dentro de poco tiempo estará ya preparada una primera extensión de 80 kilómetros, pero ahora se solicitará financiación europea para poder prolongarla hasta alcanzar los 220 kilómetros. De no conseguirse, será el estado griego el que correrá con todos los gastos. El Ministro de Migración Notis Mitarakis ya había solicitado ayuda financiera para extender la valla este año, ya que Grecia considera que puede utilizar fondos europeos para ello, pero se encontró con la negativa de la Presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, que consideraba que la UE no debía financiar barreras de alambres de espino (de púas) y muros de cemento.

El Consejo de Asuntos Exteriores y Defensa ha decidido también mejorar la vigilancia electrónica de la zona (con drones, cámaras con sensores y otras medidas). Y para proteger las costas de las islas más cercanas a Turquía (Lesvos, Jíos, Kos, Samos y Leros) se reforzará la Guardia Costera con un programa de más de 800 millones de euros que incluye la mejora de equipos de vigilancia en embarcaciones, en tierra y con medios aéreos, así como la formación intensiva de 250 nuevos guardacostas ya seleccionados que comenzarán a entrenarse en el mes de octubre. A ello se añade la presencia de FRONTEX tanto por mar como por tierra.

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Las cifras oficiales indican que desde enero a julio de este año entraron de forma irregular a Grecia 7.484 migrantes, de los cuales 3.554 en la zona de Evros y alrededores, cifra reducida comparada con el millón de personas que llegaron al país en 2015. Estas cifras no incluyen a los refugiados legales en el país y a los más de 45.000 provenientes de Ucrania, a los que las autoridades griegas dan un estatus muy diferente.

Pero los traficantes, viendo las dificultades para atravesar Grecia, utilizan ahora la denominada «ruta calabresa» con embarcaciones que llevan a sus «clientes» hacia la costa italiana. El resultado es que ahora los guardacostas también recogen a personas en las costas de las islas de Rodas y Creta.

La valla existente ha demostrado su eficacia en numerosas ocasiones, pero sobre todo en marzo de 2020, cuando millares de migrantes de distintas nacionalidades intentaron llegar al territorio heleno a través del paso fronterizo de Kastaniés para seguir su viaje hacia otros países europeos. La mayoría habían viajado hasta la frontera en autobuses gratuitos que habían salido de distintas ciudades turcas y no fueron detenidos por las autoridades fronterizas turcas. Desde entonces se ha multiplicado la presencia militar en la zona, utilizando cámaras térmicas y otros medios para impedir la llegada de inmigrantes. Esta zona, con el río Evro como frontera flotante, es también frecuentemente utilizada por los traficantes de droga.

Los pocos migrantes que consiguen llegar a territorio griego son detenidos y llevados al centro de identificación y acogida de Fylakio, donde comienzan los trámites de solicitud de asilo.

En esta zona, como en las aguas territoriales griegas, se sospecha la existencia de numerosas devoluciones en caliente, conocidas como «pushbacks», denunciadas por migrantes a múltiples ONGs. Lo malo es que estas denuncias no llegan hasta ahora a concretarse y ser presentadas ante las autoridades: o bien los migrantes que supuestamente las sufrieron se encuentran en suelo turco o han seguido su viaje irregular a otros países y no quieren verse implicados en denuncias y trámites judiciales que les obligaran a seguir unos meses más en Grecia. Y el Ministro Mitarakis afirma que «si llegan al ministerio denuncias concretas, serán enviadas directamente a las autoridades judiciales, pero nunca llegan».