El golpe informativo que hizo peligrar el canje de presos con Rusia

El anuncio de la puesta en libertad del periodista Evan Gershkovich por parte de Bloomberg puso en riesgo el acuerdo con el Kremlin en pleno proceso de devolución de los arrestados

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El periodista Evan Gershkovich en su regreso a los EE.UU. tras su encarcelamiento en Rusia reuters

David Alandete

Corresponsal en Washington

El 1 de agosto, a las 07:41 hora de Washington y las 14:41 hora de Moscú, Bloomberg publicó una de las mayores exclusivas de la historia reciente: Rusia había accedido a liberar al periodista estadounidense Evan Gershkovich, junto con otros 16 presos, ... a cambio de ocho rusos detenidos en EE.UU., Alemania y otros países aliados.

La capital estadounidense amaneció conmocionada por este canje de presos, el más significativo desde el derrumbe de la Unión Soviética. Para Joe Biden, esto representaba un gran logro en el crepúsculo de su presidencia y carrera política, tras meses de tensión.

Sylvia Killingsworth, editora de Bloomberg, expresó en la red social X: «Es uno de los mayores honores de mi carrera haber contribuido a sacar esta noticia. Amo mi trabajo y a mis colegas». En Bloomberg, reinaba el regocijo por un golpe informativo en un ambiente periodístico cada vez más competitivo, donde los medios digitales han impuesto la inmediatez de las alertas en el móvil.

El problema: la noticia no era cierta. No es que fuera falsa, pero aún no había ocurrido como tal. Los presos liberados por Rusia estaban en pleno vuelo, y todo podía cambiar. Si a Putin se le cruzaba un cable, o decidía abortar la misión en el último momento, el avión podía dar media vuelta. Además, no era una exclusiva. La Casa Blanca había informado ya a varios periodistas, quienes acordaron esperar a publicar hasta que los presos liberados por Rusia estuvieran en suelo turco y bajo custodia de EE.UU. y sus socios. Funcionarios norteamericanos colaboraron de hecho con varios periodistas en este asunto durante al menos 48 horas.

En Bloomberg y en la Casa Blanca, la conmoción se transformó en furia. La agencia de noticias podía poner en riesgo un acuerdo histórico.

A las 08:59, Bloomberg actualizó su información: «Una versión anterior de esta noticia ha sido corregida para reflejar que los estadounidenses aún no han sido liberados».

A las 11:01, The Wall Street Journal, donde trabajaba Gershkovich, fue el primero en confirmar que los presos estaban en Turquía y que Rusia había cumplido. Pronto se le sumaron otros, como el Washington Post, cuyo columnista Vladimir Kara-Murray también se dirigía hacia EE.UU.

Una semana después, Bloomberg asumió responsabilidades. El martes despidió a Jennifer Jacobs, una veterana corresponsal en la Casa Blanca, muy respetada, que firmaba la noticia original junto con otro periodista. Sylvia Killingsworth, que borró su mensaje en X, fue degradada. John Micklethwait, director de Bloomberg, indicó que hubo más represalias sin especificar a quiénes afectaron. «Afortunadamente, nuestra noticia no alteró el curso de los eventos, pero fue una clara violación de nuestras reglas editoriales», dijo en un comunicado.

Killingsworth también pidió perdón personalmente a los presos liberados por haber puesto en riesgo la operación, escribiendo personalmente a todos.

Jacobs, la única periodista conocida que ha sido despedida, no se quedó callada. «Un periodista no controla cuándo se publica una noticia ni con qué titular», escribió en X. Se lamentó de que su salida se produjera con la suposición de que hubiera arriesgado la liberación de un compañero solo por ser la primera en dar una noticia. Se sentía, a tenor de la carta, un chivo expiatorio.

En la Casa Blanca, el martes, los periodistas comentaban sobre el despido y la aparente injusticia hacia Jacobs. Un veterano miembro de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca comentó a ABC que la conducta de Bloomberg dejaba mucho que desear: «Es indignante que hicieran alarde de esa información que algunos sabíamos desde hace días. No fue un error, se jactaron de ello». Hasta ahora, la Asociación de Corresponsales no se ha pronunciado oficialmente.

La Casa Blanca, que filtró la información a 30 periodistas el 1 de agosto, tampoco ha querido evaluar las medidas internas de Bloomberg ni explicar los términos del embargo.

Tras los primeros comunicados, y las ruedas de prensa, la presidencia norteamericana mantiene silencio sobre el precio del canje. El Journal dijo que la lista de los ocho rusos enviados a su país la elaboró la Casa Blanca en busca de espías detenidos en Occidente. Entre los liberados está el ciudadano ruso-español, que trabajaba para La Sexta y Público, al que Polonia acusó de ser espía, aunque no ha sido juzgado. ABC preguntó por el motivo de su inclusión, pero de momento la Casa Blanca guardia silencio.

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