El Gobierno de Lula identifica a los financiadores de los disturbios en Brasilia

El lunes por la noche, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se reunió con gobernadores y vicegobernadores de las 27 unidades federales del país y con ministros de la Corte Suprema; entre ellos, la presidenta, Rosa Weber. Muy emocionada durante la reunión, Weber prometió restaurar el edificio y el plenario para el 1 de febrero, cuando se retomarán las sesiones.

Cargada de simbolismos, la reunión también sirvió para demostrar la unidad del país y de los principales representantes del Ejecutivo, y acabó con otro gesto de las autoridades, que se cogieron del brazo desde el palacio del Gobierno hasta la Corte Suprema.

En la Plaza de los Tres Poderes, Lula habló con los periodistas y dijo que su Gobierno «no dará tregua» hasta que se descubra quién financió los actos terroristas. «Lo que quieren es un golpe, y no habrá golpe», añadió.

Por su parte, el ministro de Justicia, Flavio Dino, informó de que el Gobierno identificó financiadores de los actos terroristas en una decena de estados del país, pero no dio más detalles. Dino explicó que ya tiene la lista de las personas que contrataron los autobuses con los que se pudo transportar terroristas a la capital, que serán convocadas para dar explicaciones. «Todavía no es posible distinguir claramente las responsabilidades en materia de financiación. Lo que podemos afirmar plenamente es que hubo financiación», explicó.

La destrucción de los palacios de Brasilia causó un grave daño a la obra de Óscar Niemeyer, líder de una generación de arquitectos brasileños reverenciados en todo el mundo por crear una capital contemporánea en apenas cinco años. Al lado de Niemeyer, el urbanista y sus arquitectos, hubo también una generación de artistas como Carlos Burle Marx, Athos Bulcao, Di Cavalcanti, que crearon muebles originales para decorar estos palacios.

Los extremistas destrozaron más obras de arte de altísimo valor: un reloj donado a don Juan VI, emperador de Brasil y Portugal (finales del siglo XVIII y principios del XIX), por la corte real de Luis XIV de Francia, y también una réplica de la edición original de la Constitución y un lienzo firmado por el artista Di Cavalcanti.

También hay que lamentar la desaparición de la escultura La bailarina, de Víctor Brecheret, uno de los exponentes del modernismo, y los daños en el lienzo Mulatas, de Di Cavalcanti, que decora el Palacio del Planalto y fue agujereado. Los restauradores tendrán que trabajar durante tres meses para recuperarlo.

Según el diario 'O Globo', la evaluación es que los daños al patrimonio histórico en la Corte Suprema son irreparables. Los bolsonaristas arrancaron el escudo de la República y retiraron las sillas que utilizan sus once miembros durante los juicios. La silla utilizada por la Presidencia de la Corte Suprema, diseñada por el arquitecto Jorge Zalszupin, exponente del modernismo brasileño, desapareció del edificio y se dejó en la calle, donde los terroristas posaron para publicar fotografías en las redes sociales.