Los gobernadores de EE.UU. se posicionan de cara a unas elecciones sin Trump o Biden

A Trump le investiga el ministerio público por su papel en el saqueo del Capitolio, sus declaraciones de la renta y la sustracción de documentos clasificados de la Casa Blanca cuando salió del poder. Es cierto que tras el registro de su mansión en Florida el lunes, el Partido Republicano ha cerrado filas y hasta los menos trumpistas han denunciado lo que para ellos se está convirtiendo en una caza de brujas. Lo cierto es que muchos de esos republicanos saben que cuanto más acorralen a Trump los fiscales y el FBI, más reforzado saldrá ante las bases republicanas de cara a las primarias.

Según las encuestas, de momento nadie en el partido está en posición de batir a Trump, aunque DeSantis goza de un creciente reconocimiento. En la reciente encuesta de votantes republicanos del congreso conservador CPAC, el 69% dijo que prefería a Trump y el 24% al gobernador DeSantis. Pero ante la posibilidad de que Trump no se presentase, el 65% dijo que votaría por DeSantis. Este se ha ido ganando apoyos haciendo campaña por candidatos al Capitolio en todo el país, negándose a cuarentenas y restricciones draconianas durante la pandemia y abanderando una serie de causas conservadoras como la prohibición de enseñar temáticas LGTB en las escuelas de primaria.

Uno de los más respetados expertos en sondeos y tendencias en el Partido Republicano, Frank Luntz, ha advertido de que «DeSantis está en ascenso». «Es un aspirante creíble y Trump puede oír los pasos del gobernador de Florida acercándose a él muy, muy rápidamente. Cada encuesta de los últimos tres meses muestra un deterioro del apoyo a Trump y un aumento del apoyo a DeSantis», asegura.

Tal vez por eso se han multiplicado las informaciones filtradas desde el entorno del expresidente Trump que revelan un trato glacial y una creciente distancia entre él y DeSantis. Aun así, tras el registro de la mansión de Florida de Trump el lunes, el gobernador denunció que esas acciones policiales «sólo suceden en países del tercer mundo» o en «repúblicas bananeras».

En Virginia, Youngkin ganó por sorpresa las elecciones a gobernador de 2021, tras casi una década de dominio demócrata. Tras largos años en el mundo de los negocios, decidió lanzarse a la política en un tiempo convulso para el Partido Republicano, en los estertores del mandato de Trump, y con el ascenso de los demócratas al Capitolio primero y a la Casa Blanca después. En campaña, Youngkin se distanció tanto como pudo de Trump, y en las elecciones logró el indispensable apoyo de votantes independientes y centristas. Después, justo tras asumir el cargo, Youngkin abrió una línea telefónica para denunciar de forma anónima a los maestros que promuevan en las clases «temas inherentemente divisivos».

Dado lo cargado que está el ambiente en Washington, y las crecientes divisiones en la capital, es lógico que los republicanos miren a los estados en busca de talento entre los gobernadores. Hasta hoy han sonado también como aspirantes en los medios locales la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, y el de Texas, Gregg Abott. Y lo cierto es que los demócratas están haciendo lo mismo, dada la avanzada edad de Biden y la profunda insatisfacción que reflejan las encuestas, tanto con él como con su vicepresidenta, Kamala Harris.

Recientemente el gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, se lanzó a la primera línea política al emitir un anuncio en Florida invitando a los residentes de este último estado a mudarse a las costas del Pacífico para poder disfrutar de una mayor libertad. Aparecía él mismo en el vídeo, emitido en la cadena conservadora Fox News. Eso hizo pensar a muchos que Newsom, que antes fue alcalde de San Francisco, ya está pensando en las presidenciales de 2024 o 2028. Otro gobernador demócrata que suele asomarse en las encuestas es Jay Pritzker, de Illinois, que tras la masacre al norte de Chicago el 4 de julio dio un apasionado discurso sobre la necesidad de aprobar controles más estrictos en la tenencia de armas, algo que obligó a Biden a cambiar el paso e imitar esa sensación de urgencia.