Genocidio cultural en Gaza: su patrimonio, víctima colateral de la guerra
Los bombardeos de Israel han destruido o dañado un centenar de monumentos de la Franja, donde no solo hay valiosas mezquitas, sino también iglesias ortodoxas, cementerios romanos y yacimientos con hasta 4.000 años
Hispanopalestinos: una nueva vida lejos de la guerra en Gaza
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Iniciar sesiónCasi tres meses de guerra no solo están machacando el presente de Gaza y minando su futuro, sino también borrando su pasado. Junto a los más de 21.000 muertos, la mayoría mujeres y niños, y los dos millones de desplazados que han dejado ... los bombardeos indiscriminados de Israel, el patrimonio histórico y artístico es otra más de las víctimas colaterales del conflicto. De los 65.000 edificios destruidos o dañados desde que estalló la contienda tras el salvaje atentado terrorista de Hamás que se cobró 1.200 vidas y 240 secuestrados en Israel, más de un centenar forman parte de los ricos tesoros culturales de Gaza.
Aunque esta franja de terreno junto a la costa del Mediterráneo apenas ocupa algo más que la mitad de Madrid capital, acumula un valioso legado por haber sido ruta de paso entre Oriente y Occidente y crisol de culturas desde tiempos inmemoriales. Por Gaza, donde hay yacimientos arqueológicos que datan de la Edad del Bronce Final como la necrópolis de Deir El Balah (1.550-1.200 antes de Cristo), han pasado los egipcios, filisteos, babilonios, griegos, romanos, bizantinos y, desde el siglo VII, musulmanes como los omeyas, abasíes, mamelucos y otomanos, hasta terminar con los británicos en el siglo XX. En forma de mezquitas, palacios, mercados, iglesias, casas de nobles y cementerios, todos ellos dejaron su huella.
Ahora, esa impronta está desapareciendo bajo los obuses de Israel y los combates callejeros entre su ejército y los milicianos de Hamás. Según un estudio del 7 de noviembre de la ONG Heritage for Peace (Patrimonio para la Paz), con sede en España, 104 lugares históricos han resultado destruidos o dañados por la guerra.
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De ellos, los más importantes son la Gran Mezquita de Omari, la iglesia ortodoxa de san Porfirio, el mercado de Qaysariya, el puerto de Anthedon, las ruinas del monasterio de san Hilarión en Tell Umm Amer y un cementerio romano con 2.000 años de antigüedad y unas 130 tumbas. A ellos se suman los museos de Rafah y de la ciudad de Gaza, una fortaleza del siglo XIII en cuyo palacio de Pasah se alojó Napoleón varias noches durante su campaña militar en Egipto.
«Ahora, más de un mes después de ese estudio, son más los edificios afectados y están más destruidos», explica a ABC Isber Sabrine, presidente de Patrimonio para la Paz. Por su experiencia trabajando en la protección del patrimonio en tiempos de guerra, este arqueólogo sirio formado en España no duda en afirmar que «lo que está ocurriendo en Gaza es un genocidio cultural como no se había visto en guerras anteriores, ya que Israel está atacando, bombardeando y demoliendo los monumentos para borrar la historia del pueblo palestino«.
A su juicio, «la destrucción del patrimonio concuerda con la intención de Israel de llevar a cabo otra 'Nakba' ('Catástrofe') como en 1948 para echar a los palestinos de estas tierras«. Con evidente pudor por el altísimo número de fallecidos y heridos, Sabrine equipara la tragedia humana que está sufriendo la Franja con la aniquilación de su valiosa cultura.
Entre Oriente y Occidente
«Gaza tiene una inmensa importancia estratégica debido a su ubicación geográfica entre dos regiones bien distintas (…), y ha sido mencionada históricamente como una puerta entre Asia y África«, reza el informe de Patrimonio para la Paz, elaborado por voluntarios sobre el terreno en colaboración con la Red Árabe de Organizaciones de la Sociedad Civil para la Protección del Patrimonio Cultural (ANSCH, en sus siglas en inglés).
Además de sus propias vidas y las de sus familiares, la pérdida que más lamentan los gazatíes es la de la Gran Mezquita de Omari, la mayor y más antigua de Gaza al datar del siglo VII, cuando una antigua iglesia bizantina fue reconvertida en templo de culto para los musulmanes tras la conquista de Palestina y Egipto por las huestes de Amr ibn al As. Ubicada en el barrio de Daraj, el corazón de la ciudad vieja, ocupaba una superficie de 4.100 metros cuadrados y contaba con un patio de 1.900 metros cuadrados. De gran belleza arquitectónica, su interior parecía una basílica cristiana por sus columnas de mármol y techos abovedados. En el año 1149, durante las Cruzadas, los cristianos levantaron sobre ella la catedral de san Juan Bautista, que fue destruida en 1187 por la dinastía ayubí.
Reconstruida y demolida por terremotos y conquistas militares a lo largo de la historia, destacaba por sus ricas inscripciones y decoraciones de las épocas mameluca y otomana. Pero un bombardeo israelí la derribó completamente a principios de diciembre, dejando en pie solo su alminar.
Junto a la mezquita de Omari se hallaba el mercado de Qaysariya, un callejón de 60 metros con estrechos puestos a cada lado, muchos de ellos de oro, que data de la época mameluca (1260-1517) y también se ha visto afectado.
Otra de las mezquitas históricas dañadas es la de Sayed Hashem, que data del siglo XII, fue reconstruida en 1850 y se cree que alberga bajo su cúpula la tumba del bisabuelo de Mahoma, fallecido en Gaza durante una de sus caravanas comerciales.
Templos cristianos
Pero la devastación no solo se ha cebado con los lugares de culto islámicos, sino también cristianos. En octubre, los proyectiles israelíes cayeron sobre la iglesia ortodoxa de san Porfirio, que data del siglo V y cuya construcción moderna se remonta a la época de los cruzados en torno a 1150. El bombardeo no solo dañó la fachada de la iglesia y derrumbó un edificio adyacente, sino que se cobró la vida de al menos 18 personas, ya que se había convertido en refugio contra los ataques del Ejército hebreo.
Otro monumento cristiano afectado es el yacimiento arqueológico de Tell Umm Amer, que alberga los restos del monasterio de san Hilarión y abarca cuatro siglos, desde el final del imperio romano hasta el periodo omeya.
Dicho yacimiento forma parte de los tesoros históricos de Gaza que aspiran a ser declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Le acompañan los humedales del río Gaza, el puerto de Anthedon, el primero de Gaza con casi 3.000 años de historia y cuyas ruinas están junto a un campo militar de Hamás, y el yacimiento de Tell Es Sakan, con restos de hasta 4.000 años.
Alarmada por la destrucción en Gaza, la Unesco otorgó en diciembre a las ruinas del monasterio de san Hilarión el estatus de «protección especial avanzada». Se trata del mayor grado de conservación contra ataques bélicos establecido en la Convención de la Haya de 1954. Su Segundo Protocolo, adoptado en 1999, permite imponer sanciones a los países que lo incumplan, pero Israel no lo ha suscrito.
«Hay una violación de la ley humanitaria y también de la ley del patrimonio», critica Isber Sabrine, quien alerta además de la destrucción del Museo Al Qarara.
Toda esta pérdida del patrimonio cultural se conoce gracias a los voluntarios que arriesgan sus vidas haciendo comprobando el estado de los lugares históricos. Como explica Sabrine, «aunque los gazatíes viven una situación terrible por la guerra y muchos han tenido que desplazarse hasta siete veces huyendo de los bombardeos israelíes, están muy concienciados con la destrucción de su legado histórico».
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