El ganador de las elecciones finlandesas: Petteri Orpo, el finlandés tranquilo

El estilo de dirección de Orpo regresa a una mucho menos vistosa discreción en las formas. Con su serenidad, trajes sobrios e insistencia en la austeridad presupuestaria, el líder conservador podría no parecer la perspectiva más emocionante, pero a sus 53 años llega dispuesto a sustituir carisma y visibilidad por efectividad en el gobierno.

Su principal reto será sin duda mantener a su Partido de la Coalición Nacional en la senda de centro derecha, a pesar de que muy posiblemente deba negociar una coalición de gobierno con Purra, que lidera los que se llaman a sí mismos los «verdaderos finlandeses». Si por algo ha mostrado pasión, es por el senderismo, el aire libre y la pesca, que comparte con sus contadas amistades personales, como su colega de partido, el presidente Sauli Niinisto, con el que disfruta de escapadas en moto de nieve a lo largo y ancho de Laponia.

Orpo fue elegido por primera vez miembro del parlamento de Finlandia en 2007 y después ha ido pasando por una serie de carteras ministeriales que le proporcionan un conocimiento profundo y desde dentro del funcionamiento del gobierno: Finanzas (2016-2019), Interior durante la crisis de los refugiados (2015-2016) y Agricultura (2014-2015). Su carrera política ha sido lenta, pero segura, como casi todo en su vida. Creció en el suroeste de Finlandia y se involucró en la política estudiantil mientras estudiaba Economía en la universidad.

Realizó esos estudios con tal profundidad que le llevó 12 años graduarse en Ciencias Políticas, especializado en economía, y esa es otra de las claves de su elección. A lo largo de la campaña electoral, ha mantenido su atención firmemente enfocada en las finanzas del país, algo que, según él, Marin había descuidado. «Lo más importante que la Coalición Nacional quiere cambiar en Finlandia es que dejemos de aumentar la deuda», ha definido claramente sus objetivos.

La relación entre la deuda y el producto interior bruto de Finlandia ha aumentado desde el 64 por ciento de 2019 al 73 por ciento actual y Orpo quiere abordar la cuestión reduciendo el gasto público en 6.000 millones de euros anuales. Sus reiteradas llamadas a controlar la inflación, en lugar de disfrazar el problema con ayudas puntuales, y su voluntad de devolver los presupuestos generales a la senda del ahorro, se trasladarán con toda seguridad a Bruselas, donde adoptará posturas más afines a la austeridad y más estrictas con los criterios de endeudamiento. Orpo es bastante más «frugal» que Marin, en lenguaje bruselense, y será más exigente con los países del sur y el control de su déficit.

Pero su rigidez no llega más allá del ámbito presupuestario. Es considerado un líder pragmático que escucha y aspira a ser inclusivo, como ya ha demostrado en su propio partido. Asumió el liderazgo del partido en 2016, cuando derrocó al ex primer ministro Alexander Stubb, que había sufrido una derrota electoral el año anterior, y desde entonces ha sabido amasar diferentes sensibilidades políticas hasta lograr una formación compacta y bien avenida. Sus colaboradores destacan de él que es un hombre amable y tranquilo, tanto que algunos han cuestionado que un perfil tan ajeno a la excitación, tan alejado de la oratoria efervescente de Marin, haya durado tanto tiempo en el apasionado mundo de la política.

En casa aplica la misma fórmula como casado y padre de dos adolescentes, a cuya inquietud propia de la edad intenta siempre contraponer un factor añadido de calma. Aunque su paciencia también tiene límites. El pasado mes de octubre, Orpo fue acusado de menospreciar a las mujeres y tuvo que disculparse por haberse referido en un debate a los «gritos» de Marin y de la ministra de Finanzas, Annika Saarikko.

También fue noticia en diciembre, cuando criticó la decisión del ministro de Defensa del Partido del Centro, Antti Kaikkonen, de tomar la licencia de paternidad en medio de la candidatura de Finlandia a la OTAN, con una guerra en suelo europeo y con una situación de seguridad como no vivía su país desde la II Guerra Mundial, un comentario que se interpretó como una manifestación de estereotipos heteropatriarcales.

Otra de sus facetas más destacadas es la de concienzudo y paciente negociador. Y le va a hacer mucha falta para lograr un acuerdo satisfactorio con Los Finlandeses, de los que le separa su visión bastante más abierta a la inmigración de trabajadores cualificados, Unión Europea y protección del clima. Si bien Orpo descartó en 2017 una asociación de gobierno con ellos, en esta campaña ha adelantado que mantendrá abiertas sus opciones. «En mi opinión, Finlandia no puede sobrevivir sin más inmigración laboral. Quiero que Finlandia siga siendo un país abierto e internacional», describe, «al mismo tiempo quiero que aumentamos la inmigración laboral, tenemos que mantener una estricta política de asilo y mantener la inmigración bajo control en general».