Macron frena el reconocimiento del Estado palestino ante el escaso apoyo internacional

A primeros del pasado mes de abril, Macron anunció el reconocimiento de un Estado palestino en estos términos: «Nuestro proyecto es co-presidir con Arabia Saudí una conferencia que podría terminar lanzando un nuevo proceso de paz. En un momento u otro debemos participar en esa dinámica colectiva, apoyando a quienes defienden Palestina, y, al mismo tiempo, pueden reconocer a Israel. Es una manera de comprometernos en la seguridad colectiva de Oriente Próximo, saliendo al paso de quienes, como Irán, niegan a Israel el derecho de existir».

Esa 'dinámica' está perdiendo fuerza de manera llamativa. Arabia Saudita y otros países árabes parecen poco inclinados al reconocimiento de Israel, cuyo comportamiento, en Gaza y el Líbano, 'complica' gravemente todas las perspectivas de paz y el proyectado desarme de Hamás, la organización terrorista islámica, condición básica en los proyectos macronianos.

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Juan Pedro Quiñonero

Los grandes aliados de la Francia de Macron en la escena internacional, la Alemania del canciller Friedrich Merz y el Reino Unido de Keir Starmer, han denunciado con 'horror' el comportamiento de Israel, en Gaza y el Líbano. Berlín y Londres parece poco inclinadas a apoyar ninguna iniciativa de reconocimiento de un Estado palestino.

Las relaciones de Merz y Starmer con Donald Trump tampoco 'facilitan' ninguna iniciativa favorable al reconocimiento de un Estado palestino. A juicio de Merz, se trataría de una «decisión equivocada». A juicio de Starmer, quizá sea «prematuro» tomar decisiones de esa envergadura, cuando Arabia Saudita y el resto de los Estados árabes tampoco parecen decididos al reconocimiento de Israel.

En cambio, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, se apresuró a reconocer el Estado palestino el 28 de abril del 2024, una postura a la que se han sumado otros países europeos como Irlanda o Suecia.

En París, Macron está aislado y tampoco cuenta con apoyo significativo, ni en la escena nacional ni en la escena internacional. Las grandes iniciativas políticas nacionales han sido aplazadas desde hace meses. Las grandes decisiones diplomáticas necesitarían de un apoyo y ratificación parlamentaria que el presidente y su gobierno tampoco tienen aseguraoas.

Consciente de ese arco iris de hipotecas, de gravedad creciente, a la luz del comportamiento del gobierno de Israel, en Gaza y el Líbano, Jean-Noël Barrot, ministro de Asuntos exteriores, ha matizado el proyecto presidencial: Francia no reconocerá «sola» a un Estado palestino… advertencia mucho más que simbólica.

El mismo Emmanuel Macron ha matizado su gran ambición de primeros de abril. Dos meses más tarde, el presidente francés ha subrayado que la conferencia de Nueva York, co-presidida con Arabia Saudita «dará los primeros pasos para el reconocimiento de Palestina».

«Primeros pasos» todavía faltos de aclarar varias cuestiones capitales. Ningún Estado árabe, ninguna organización palestina, es capaz de 'confirmar' una de las cuestiones capitales del hipotético reconocimiento palestino: el puesto de Hamás en Gaza y Palestina, justamente. El Gobierno francés espera en vano que 'alguien' informe y 'confirme' como pudiera quedar desarmada esa organización terrorista islámica, palestina.

El anuncio del reconocimiento palestino sorprendió a propios y extraños. Pero no recibió ningún apoyo expreso, nacional e internacional. La marcha de la guerra, en Gaza, el comportamiento militar de Israel, el diálogo de Bush con Berlín y Londres, el silencio de Arabia Saudita, la inestabilidad política nacional, francesa, parecen alejar las ambiciones de Macron, cuando la prensa parisina recuerda la histórica catástrofe de su convocatoria de elecciones legislativas anticipadas, hace justamente un año, hundiendo a Francia en la crisis política más grave desde la fundación de la V República, entre 1958 y 1962.