Francia ve a Le Pen vencedora en los comicios adelantados por Macron

Tras la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas, el país se asoma a dos escenarios antagónicos

Los franceses tendrán que elegir entre el europeísmo y atlantismo frente a una 'renegociación' con la UE

Macron y Le Pen se juegan el futuro de Francia mientras el resto de fuerzas toma posiciones

Macron asiste a una ceremonia que conmemora el 80º aniversario de la masacre de 643 personas por los nazis en Oradour-sur-Glane, Francia Reuters

Juan Pedro Quiñonero

Corresponsal en París

Según los primeros sondeos y estimaciones oficiosas, Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), el partido de Marine Le Pen, podría ganar e incluso tener mayoría absoluta en las elecciones anticipadas convocadas por Emmanuel Macron el 30 de junio y el 7 de julio próximos (doble ... vuelta). Un sondeo 'on-line' publicado por el matutino conservador 'Le Figaro' refleja que un 81-82% de los 100.000 lectores participantes consideran «posible» o «muy posible» la derrota de Macron y la victoria de Le Pen.

Según otro sondeo confidencial, realizado por cuenta de Los Republicanos (LR, derecha tradicional) podría llegar a conseguir entre 270 y 280 diputados, cuando la mayoría absoluta es de 289 escaños en una Asamblea con 577 escaños. Se trata de una proyección sin precedentes en la historia de la V República, creada entre 1958 y 1962. Históricamente, el Frente Nacional (FN) de Jean-Marie Le Pen, que su hija Marine transformó en Agrupación Nacional, solo tuvo una representación parlamentaria modesta y simbólica en pocas ocasiones.

Hace dos años, por vez primera, el partido de la familia Le Pen se convirtió en la primera fuerza de oposición parlamentaria, con 89 diputados. Fue un acontecimiento histórico. Tras su triunfo en las elecciones europeas del pasado domingo, el partido de la familia Le Pen aspira a aumentar su presencia parlamentaria, diciéndose «dispuesto a gobernar» Francia. Los primeros sondeos pueden estar equivocados, pero no dejan de ser un indicador de tendencia bastante significativo.

Nadie duda que Francia se ha convertido en un campo de minas políticas, donde las principales fuerzas juegan un arriesgado póquer descubierto. Tomando esas decisiones, Emmanuel Macron, presidente y jefe del Estado, se instala él solo en primera línea de crisis. Si su partido, Renacimiento, y los grupúsculos de su mayoría parlamentaria consiguieran ganar las elecciones anticipadas, Macron se encontraría con una oposición más dura y amenazante. Pero si la formación que lidera, aunque no preside, Marine Le Pen ganara las próximas elecciones, Francia daría un vuelco histórico, y Macron tendría dos alternativas: dimitir o someterse a una mayoría parlamentaria de extrema derecha.

Le Pen y Macron durante un debate electoral, en 2017 AFP

Un «riesgo inquietante»

Gabriel Attal, el actual primer ministro, intentó disuadir al presidente la noche del domingo, estimando que las elecciones anticipadas son un «riesgo inquietante», que Macron ha decidido correr. A última hora de la tarde del lunes, el presidente recibió en el Elíseo Édouard Philippe, ex primer ministro, para intentar convencerlo de ponerse al frente de las tropas macronianas en la inminente batalla electoral. Otros ministros, como Bruno Le Maire (Economía) y Gérald Darmanin (Interior), parecen llamados a jugar un papel eminente en la campaña.

Marine Le Pen, por su parte, tendría que afrontar dos problemas graves si su formación se alza con la victoria en las legislativas: primero, la propia Marine y su padre, Jean-Marie, deben ser juzgados en septiembre por el presunto delito de extorsión de fondos públicos europeos; segundo, el posible primer ministro de su partido, Jordan Bardella (29 años), no ha trabajado nunca y abandonó los estudios sin tener ningún diploma universitario.

Le Pen y Bardella se reunieron la tarde del lunes con Marion Marechal Le Pen, cabeza de lista en Reconquista, el partido ultraderechista de Éric Zemmour en las elecciones europeas, que cosechó un muy modesto resultado con un 5 % de los votos. Pudieran tratarse de un intento de recomposición de las extremas derechas.

Por su parte, Los Republicanos (LR, derecha tradicional) vive la crisis más grave de la historia del conservadurismo tradicional, heredero del general de Gaulle, Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy, condenado judicialmente en varias ocasiones. Esa derecha está dividida entre partidarios y adversarios de entenderse con Macron.

Con Sarkozy esperando nuevos juicios y sin líder nacional claro y con empuje, Los Republicanos se encuentran en una encrucijada: en solitario están al borde de un precipicio; unidos a Macron podrían desaparecer o contribuir a construir una 'nueva derecha'.

Le Pen el día después de la victoria de su partido en el Parlamento Europeo Reuters

La división de la izquierda

En cuanto a las izquierdas, minoritarias, están divididas en dos grandes familias, europeísta y poco o nada europeísta. La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda populista), el Partido Comunista Francés (PCF), los Verdes y el Partido Socialista (PS) abrieron ayer una primera ronda de conversaciones para intentar construir o reconstruir una coalición de izquierda, algo parecido a un frente popular. A la espera del resultado de esas conversaciones, las diversas izquierdas coquetean con la decadencia.

La Francia Insumisa es el partido mayoritario entre las izquierdas, pero su defensa de Hamás, su búsqueda del electorado franco-musulmán y su hostilidad a la UE lo alejan del socialismo europeísta. En el Partido Socialista cohabitan dos familias enfrentadas. Los socialistas poco europeístas son partidarios de formar parte del mencionado frente popular contra Le Pen, pero los socialistas europeístas defienden «un socialismo de gobierno», que nadie sabe con quién podría gobernar.

Los ecologistas, por su parte, han vuelto a convertirse en un grupúsculo radical, con modestas perspectivas de recuperación, cuando los comunistas no sale de su gueto histórico y defiende la creación del frente popular, caído en una crisis sin posible retorno.

Ante tal paisaje de ruinas políticas, Emmanuel Macron y Marine Le Pen vuelven a repetir su duelo personal de las presidenciales y legislativas del 2022, cuando comenzó la gran crisis e inconclusa recomposición histórica del paisaje político nacional. Hoy como ayer, se trata de dos visiones de Francia, Europa y la Alianza Atlántica sencillamente antagónicas. Macron, su partido y aliados se presentan como defensores de la disciplina de la zona euro, la política europea contra la inmigración, la solidaridad con Ucrania contra la Rusia de Putin y la comunidad de defensa de la OTAN.

La incógnita del 'Frexit'

Hace apenas cinco años, Marine Le Pen era partidaria del 'Frexit' (sacar a Francia de la Unión Europea) y abandonar su puesto en el mando militar de la OTAN. Durante los dos últimos dos años ha modificado esas posiciones, aunque sin abandonarlas completamente: desea «renegociar» la política migratoria europea, crear una «doble frontera» contra la inmigración, afirmar la «soberanía nacional» en el seno de la Alianza Atlántica o limitar las ayudas a Ucrania, sin abandonar nunca su simpatía personal e histórica por Donald Trump, que Emmanuel Macron y la gran mayoría de los gobiernos europeos consideran como una amenaza para el futuro de la seguridad y la construcción política de Europa, amenazada por las ambiciones militares de Vladimir Putin.

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