Sarkozy resiste y sigue adelante con su proyecto de reforma de las pensiones
Los sindicatos franceses no logran paralizar Francia en su huelga contra la jubilación a los 62 años
JUAN PEDRO QUIÑONERO
Nicolas Sarkozy no cede y sigue adelante con su proyecto de reforma del sistema nacional de pensiones, tras una movilización de los sindicatos de funcionarios menor de lo prevista. En las movilizaciones del martes en las principales ciudades han participado entre 1.1 y 2. ... 5 millones de manifestantes, protestando contra el paso de la edad de jubilación de los 60 a los 62 años, cuando en el resto de Europa se generaliza la jubilación de los 65 a los 67 años de edad.
Francia no quedó “paralizada” como se había anunciado. París vivió una jornada sin grandes perturbaciones, poco llamativas en la vida de la ciudad, a pesar del “triunfo” esgrimido por los sindicatos de funcionarios, que no correspondió a unas movilizaciones significativas e importantes, muy alejadas de la espectacularidad.
Los sindicatos aspiran a “mantener la presión”, mientras dure el debate parlamentario de la Ley presentada ayer tarde por Eric Woerth , ministro del Trabajo, implicado en el fabuloso escándalo Bettencourt.
El balance cifrado de la jornada de huelga y manifestaciones de ayer sigue sugiriendo una movilización modesta de los funcionarios (el primer colectivo laboral de Francia) y una participación poco visible de los trabajadores del sector privado.
Según las cifras cruzadas de sindicatos y ministerios, las huelgas de ayer fueron seguidas por el 24.8 por ciento de los funcionarios. Una cifra significativa, sin duda. Muy alejada de la participación masiva. Nadie ofreció cifras sobre la participación de trabajadores de los distintos sectores privados.
Ferroviarios, maestros y profesores
Por sectores, entre los trabajadores del sector público, ferroviarios (42.9 por ciento), maestros y profesores (24.8 por ciento) fueron los huelguistas más numerosos.
Los transportes públicos (aeropuertos, ferrocarril, metro, autobuses) se vieron afectados de manera muy irregular. En París, el metro funcionó con normalidad aleatoria. Los aeropuertos sufrieron la suspensión de decenas de vuelos, víctimas de la élite que controla la gestión del tráfico aéreo . El tráfico aéreo no se cortó de manera radical: se redujo el tráfico, provocando retrasos importantes.
En las entradas de las grandes ciudades, comenzando por París, se produjeron atascos importantes a las horas punta, mientras que podía circularse con normalidad a lo largo del día.
El punto culminante de la jornada, las manifestaciones en cerca de dos centenares de ciudades, destacó por una movilización importante, sin ser muy superior a las de anteriores jornadas de protesta.
Según el ministerio del Interior, ayer se manifestaron en Francia un millón cien mil funcionarios y simpatizantes. Según los sindicatos, la cifra fue de dos millones y medio de manifestantes. Cifras importantes, ligeramente más altas que las de la última jornada de protesta, que oscilaron entre los ochocientos mil y los dos millones de manifestantes.
La gran manifestación de París osciló entre los ochenta mil y los doscientos setenta mil manifestantes, según los sindicatos o el ministerio del Interior. Cifras importantes, como dudarlo. Pero muy alejadas de otras grandes manifestaciones populares, con un millón de manifestantes, solo en la capital.
Anuncian nuevas movilizaciones
Los sindicatos anuncian “nuevas movilizaciones”. El gobierno comenzó ayer el debate parlamentario de la reforma. Hay prevista la discusión de más de quinientas enmiendas, que no van a modificar los puntos sustanciales del proyecto Sarkozy.
El gobierno considera no negociables estos puntos básicos: la edad de jubilación pasará de los 60 a los 62 años. Para cobrar una jubilación completa será necesario haber cotizado 41.5 años. Esta medida entrará en vigor escalonadamente, hasta el 2020. Los funcionarios tendrán que trabajar y cotizar más, hasta igualar sus cotizaciones y años de trabajo con el sector privado: hasta ahora, los funcionarios, en huelga, ayer, trabajaban menos años y cobraban mejores pensiones que el sector privado.
Sentados esos principios, el gobierno está dispuesto a matizar el proyecto de reforma en muchos terrenos concretos: el carácter penoso de muchas profesiones, que se beneficiarán de tratos especiales; los trabajadores que hubiesen comenzado a trabajar a edad muy temprana también recibirán un trato especial; los distintos modelos de jubilación irán armonizándose.
Queda en suspenso el gran debate de fondo. Los sindicatos consideran “inaceptable” una reforma que muchos especialistas consideran “insuficiente”, cuando la jubilación en el resto de Europa tiende a oscilar de los 65 a los 67 y 68 años. Para Nicolas Sarkozy, la consumación definitiva de esta reforma es sencillamente capital. “Ceder” sería políticamente suicida, para él, que llegó a la presidencia prometiendo la “ruptura” contra el “inmovilismo” de izquierdas (Mitterrand) y de derechas (Chirac).
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