Francia acude a las urnas con Le Pen lanzada para dar un giro político radical

Después de las elecciones europeas que dieron un gran triunfo a AN, el partido de Marine Le Pen -liderado por Jordan Bardella (28 años)-, Emmanuel Macron decidió disolver la Cámara y convocar elecciones legislativas anticipadas, celebradas en dos vueltas, hoy y el próximo domingo, 7 de julio.

Francia tiene un modelo electoral de elecciones nacionales / legislativas único entre las sociedades industriales avanzadas: a dos vueltas, privilegiando a los grandes partidos o coaliciones, hundiendo a los partidos minoritarios. Y uninominal, es decir: «diputado que es elegido por un departamento gracias al voto ciudadano sin pertenecer a un partido político». Los candidatos a diputados se presentan con sus etiquetas políticas. Pero son elegidos a título personal. Una vez elegidos, en la segunda vuelta, se integran en el grupo de su preferencia.

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En la primera vuelta, hoy, se presentan candidatos de trece partidos, de la extrema derecha a la extrema izquierda. Pero solo un gran partido puede aspirar al triunfo en solitario, AN, el partido de Marine Le Pen. La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda), el PS, el PCF y los Verdes han negociado una coalición electoral, Nuevo Frente Popular (NFP). Juntos, tienen menos intenciones de voto que la extrema derecha. Por separado correrían el riesgo de una humillación histórica.

Renacimiento, el partido de Macron, también ha negociado una coalición electoral, Juntos por la República, para intentar atenuar una derrota anunciada. Los Republicanos (LR, derecha tradicional), el partido de Nicolas Sarkozy, se ha dividido entre partidarios de unirse a la extrema derecha y partidarios de continuar en solitario una batalla perdida. Varios grupúsculos, como Reconquista (extrema derecha) y Horizontes (derecha, centro derecha), se presentan solos, con gran riesgo.

En la primera vuelta serán elegidos diputados, directamente, los candidatos que hayan conseguido una mayoría absoluta. En ese caso, suelen ser muy minoritarios. En la segunda vuelta, sin embargo, será elegido el candidato que consiga más votos.

Tras el voto de hoy, solo podrán pasar a la segunda vuelta, el domingo que viene, los candidatos que hayan conseguido un 12,5% de los votos en la primera. Suelen ser, por lo general, dos candidatos. Sin embargo, en esta ocasión, Francia está sumida en una suerte de caos sin precedentes y es previsible la presencia de tres candidatos en liza, ya en la segunda vuelta.

Según las últimas estimaciones, tradicionalmente fiables, Francia está dividida en tres grandes grupos políticos. AN, el partido de Marine Le Pen, se cotiza como primera fuerza política, con un 36% de intención de voto en la primera vuelta y entre 260 y 295 diputados la semana que viene. El NFP se cotiza como segunda coalición electoral, con un 27,5% y entre 155 y 175 diputados en la segunda. Juntos por la República, la coalición de partidos fieles al presidente Macron, tiene un 20%, pudiendo aspirar a entre 85 y 105 diputados. En solitario, Los Republicanos, que representa la derecha tradicional, apenas tiene un 9%, con un número irrisorio de posibles diputados. Poniendo el foco en la AN, de 577 diputados es necesario conseguir un mínimo de 289 escaños para tener la mayoría absoluta y poder gobernar con libertad.

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Todos los sondeos y estudios sociológicos han insistido en este punto: solo la extrema derecha puede aspirar a tener mayoría, relativa o absoluta; las izquierdas no tendrán los diputados imprescindibles y están divididas; Macron y sus aliados solo son una minoría con poco margen de maniobra.

Según esas previsiones, Macron estará obligado a cohabitar institucionalmente con un gobierno formado siguiendo las directrices y programa de Marine Le Pen, que tendría como primer ministro a Bardella. Si la extrema derecha consigue mayoría parlamentaria absoluta, estallará un enfrentamiento institucional en varias cuestiones capitales, como, por ejemplo, la posición de Francia en el euro, la Unión Europea y la Alianza Atlántica.

Si la extrema derecha solo tiene una mayoría relativa, Francia corre el riesgo de algo parecido a un caos de tres fuerzas antagónicas discutiendo sobre casi todas las cuestiones esenciales. Con un presidente de la República, además, que no podrá imponer su voluntad, y que tampoco podrá volver a disolver la AN antes de un año.

La primera vuelta que se despacha este domingo dará un primer aldabonazo, anunciando la tendencia global. La segunda vuelta, que se vota dentro de siete días, podrá matizar el resultado, recortando o ampliando la victoria y los fracasos de la primera cita.

Alain Minc, ensayista liberal, ha resumido la alternativa histórica que vive Francia: «En el mejor de los casos, será el caos; en el peor, un gobierno mayoritario de extrema derecha». Los franceses tienen siete días para matizar o confirmar esa alternativa.

A una semana del voto decisivo, nadie conoce el nombre de los posibles ministros de Economía, Defensa e Interior que la pareja Le Pen / Bardella pudiera proponer para gobernar la segunda potencia económica de la zona euro. Le Pen y Bardella no tienen ninguna experiencia profesional, y su programa de gobierno ha sido criticado severamente por la patronal, los medios financieros y varios premios Nobel. La personalidad de los posibles ministros de Economía y Defensa podrá tranquilizar o agravar la la inquietud, nacional y europea.

Macron ha dramatizado el alcance de estas elecciones, afirmando que Francia corre el riesgo de «guerra civil» si ganan los extremos. En Alemania se han multiplicado las reservas ante los riesgos continentales que plantea el futuro de Francia. La prensa financiera de referencia internacional -'Financial Times', 'The Economist', 'The Wall Street Journal'- ha advertido sobre los riesgos continentales de la incertidumbre francesa.