La Fiscalía acusa a Trump de participar en «conspiración delictiva» para influir en las elecciones de 2016

Este lunes, en los alegatos iniciales, la primera gran jornada del juicio histórico contra Trump, con todos los ojos de EE.UU. puestos en un juzgado del sur de Manhattan, las partes expusieron narrativas muy diferentes sobre esos documentos financieros.

La Fiscalía defendió que Trump falsificó esos documentos para ocultar un plan criminal para interferir en esas elecciones. La imputación contra el expresidente son 34 cargos por falsificación de documento financiero en primer grado. Esa falsificación documental es un delito si está vinculado a la comisión de otros delitos, y eso es lo que este lunes empezó a argumentar la acusación.

«El acusado, Donald Trump, orquestó un plan criminal para corromper la elección presidencial de 2016», dijo Michael Colangelo, uno de los miembros del equipo de la Fiscalía. «Después, encubrió esa conspiración criminal mintiendo una y otra vez sobre sus registros financieros en Nueva York».

La imputación contra Trump, liderada por Alvin Bragg, el fiscal de distrito de Manhattan, del partido demócrata, es considerada la de menor entidad entre las causas penales que persiguen al expresidente y actual candidato republicano a la Casa Blanca (pero, ante retrasos y tácticas dilatorias de sus abogados, quizá la única que llegue a juicio antes de las elecciones de noviembre). Algunos expertos han criticado la endeblez del armazón legal de la imputación, en la que Bragg tiene que convencer al jurado de la existencia al menos de una intención de cometer otros delitos -por ejemplo, el de ‘conspiración para promover una elección’- pero sin necesidad de probarlos.

El relato de la Fiscalía se basó este lunes en la existencia de una conspiración forjada entre Trump, Cohen y David Pecker -entonces un editor de tabloides- para facilitar en 2016 la elección del multimillonario neoyorquino silenciando escándalos sexuales que podían haberle perjudicado en su elección. En esencia, Trump pagó para ocultar tres historias negativas.

La falsificación de documentos por la que se juzga a Trump se refiere al pago de 130.000 dólares para silenciar a Stormy Daniels, una actriz porno que dijo haber tenido relaciones sexuales en 2006 con Trump, quien le prometió un papel en ‘El aprendiz’, su popular programa de telerrealidad. Pero hay otros dos casos que la Fiscalía utiliza para establecer el patrón de conducta en esa conspiración: el pago a otra mujer, Karen McDougal, que fue modelo de ‘Playboy’, para la publicación de su historia en uno de los tabloides de Pecker -que después no se publicó, una táctica conocida como ‘catch and kill’, ‘atrapar y matar’- y otro pago a un portero que acusaba a Trump de haber tenido un hijo fuera de su matrimonio (se demostró que no era cierto).

«Fue fraude electoral, puro y simple», dijo Colangelo, algo que la defensa de Trump rechazó con contundencia en su turno. «El presidente Trump es inocente, el presidente no cometió crímenes», arrancó Todd Blanche, el abogado que dirige la defensa. Blanche dijo que no hay nada ilegal en comprar el silencio de alguien, que es una práctica ordinaria. Y sobre la acusación de ‘conspiración electoral’: «No hay nada malo en tratar de influir en el resultado de una elección. Se llama democracia».

Blanche calificó la falsificación de esos «34 trozos de papel» como una simple «violación de registros financieros», nada que ver con un delito. Negó, como ha hecho Trump, que el expresidente mantuviera esa relación íntima con Daniels y trató por todos los medios de atacar la credibilidad de Cohen, que será el testigo estrella de la acusación. Blanche calificó al que fuera abogado y muñidor de asuntos turbios de Trump como un «criminal» -se declaró culpable de delitos electorales y fiscales relacionados con esos pagos a Daniels-, condenado por perjurio y en quien «no se puede confiar».