La falta de acuerdo en Gaza dispara la tensión entre Israel y Hizbolá

Los proyectiles alcanzaron lugares a los que antes nunca habían llegado, pero no causaron víctimas. La defensa antiaérea derribó varios de ellos y otros cayeron en espacios abiertos, lo que provocó nuevos incendios en la zona, como ya ocurriera hace dos semanas. Hace una semana el jefe del ejército, Herzi Halevi, y Benjamín Netanyahu viajaron a la frontera con Líbano y el primer ministro anunció que preparaban una respuesta «extremadamente poderosa» a los ataques de Hizbolá. El martes se produjo el ataque contra el oficial de mayor rango del grupo que Israel ha logrado matar hasta ahora y la respuesta libanesa fue inmediata.

El intercambio de golpes es diario desde hace ocho meses y en cualquier momento podría desencadenar una operación a gran escala por parte de Israel, donde la presión crece porque de la frontera norte más de 60.000 personas han tenido que abandonar sus casas por la falta de seguridad. Hasta ahora ya han muerto 342 milicianos libaneses y quince soldados israelíes. Los servicios de inteligencia han demostrado gozar de mejores contactos en Líbano o Siria que en Gaza, donde siguen a la caza y captura de los grandes líderes de Hamás que idearon el ataque del 7 de octubre.

Los mandos de Hizbolá, milicia que depende directamente de Irán, vinculan el cese de las hostilidades en la frontera a un alto el fuego definitivo en Gaza. Antony Blinken aterrizó en Doha para dar el impulso a la propuesta de alto el fuego en tres fases aprobada por el Consejo de Seguridad. Hamás dijo que aceptaba el texto, pero la respuesta no fue un simple «sí», sino que planteó una serie de cambios que Blinken calificó de «inaceptables». En opinión del secretario de Estado estadounidense «la forma más eficaz e inmediata de poner fin al sufrimiento de la población de Gaza (…) de evitar que el conflicto se intensifique y se propague a otros lugares es lograr un alto el fuego». Cada día que pasa el riesgo de que se propague a Líbano cobra más fuerza.

La prensa árabe tuvo acceso a los cambios sugeridos por Hamás, entre los que figura un calendario más específico para la primera fase del acuerdo. Los islamistas piden la retirada de las fuerzas de Israel de las zonas densamente pobladas desde el primer día de alto el fuego y la salida de los militares del corredor de Filadelfia y del paso de Rafah el tercer día de tregua. Los islamistas piden además que Rusia, Turquía y China pase a formar parte de los garantes de un acuerdo que, según ellos, debe servir para poner final a la guerra.

Desde que el Consejo de Seguridad aprobara el texto no se ha producido declaración oficial alguna por parte de Israel, sólo se ha conocido por boca de Blinken que Netanyahu reafirma su apoyo a la propuesta. El primer ministro no ha hecho mención alguna al tema en su país porque sabe que si para la guerra los ultranacionalistas abandonarán el Gobierno y supondrá el final de su mandato.

La diplomacia avanza mucho más lentamente que la violencia en Gaza y Naciones Unidas acusó a Israel y Hamás de haber cometido crímenes de guerra en los últimos ocho meses. Una investigación del organismo internacional acusa a los israelíes de crímenes contra la humanidad, incluido el crimen de «exterminio», «asesinato» o «traslado forzoso». La investigación también acusa a varios grupos palestinos de cometer «crímenes de guerra» y la presidente de la comisión de investigación, Navi Pillay, recordó que «es obligatorio que todos los que han cometido delitos paguen por ellos».

Las autoridades israelíes rechazaron las conclusiones y acusaron a esta comisión de «discriminación antiisraelí sistemática».