Esteticista y dueña de Pretty Woman, la tapadera de Vania Gaberova, una de las búlgaras acusadas de espiar para Rusia

Gaberova, de 29 años y nacionalidad búlgara, habría compaginado sus labores como espía con su negocio, un local de belleza llamado Pretty Woman del que era propietaria en Acton, un municipio cercano a Londres.

Desde que el local abrió sus puertas en 2019 fue ganando fama por las buenas reseñas que recibía de sus clientes, los mismos que ahora aseguran a la prenda británica que era muy «tímida y discreta». «Si era espía, era muy buena», aseguraron al Daily Mail.

El negocio, que sigue abierto a pesar de la detención de su dueña, tiene una alta puntuación, de 4.8 estrellas sobre 5. «¡Vania hizo un trabajo increíble! Tiene gran atención al detalle y a la alta calidad. Me arreglé las uñas hace 3 semanas y todavía están fuertes. Muy complacida», dice una de las últimas reseñas sobre la espía en la aplicación de belleza Treatwell.

Gaberova se autodenominaba como «especialista en extensiones de pestañas», habilidad gracias a la que era reconocida internacionalmente porque había ganado varios premios.

Además, durante la crisis del coronavirus, Pretty Woman recibió del estado unas 20.000 libras (unos 23.000 euros) en forma de subvenciones y préstamos que lanzó el gobierno británico para ayudar al comercio local a hacer frente a los cierres que produjo la pandemia.

Según las autoridades británicas, los cinco acusados fueron detenidos en febrero y fue entonces cuando se descubrió que todos tenían pasaportes y documentos de identidad falsos para Reino Unido, Bulgaria, Francia, Italia, España, Croacia, Eslovenia, Grecia y la República Checa.

Scotland Yard también encontró carnets de prensa falsos durante el registro de sus domicilios con los que se hacían pasar por periodistas estadounidenses de compañías como Discovery y National Geographic, informó The Times.

De los cinco acusados, Roussev, de 45 años, habría ejercido el papel de «enlace» entre los presuntos espías y la Inteligencia rusa.