La esterilización forzosa de las inuits: otra crisis en la tensa relación entre Dinamarca y Groenlandia

Las autoridades de la antigua colonia acusan a la metrópoli de reducir la investigación al ámbito administrativo y no contemplar la perspectiva étnica de los delitos

Más de 100 mujeres inuit demandan a Dinamarca por esterilizarlas sin su permiso

Groenlandia ABC

Un duro cruce de comunicados ha tenido lugar esta semana entre los gobiernos de Groenlandia y Dinamarca, a raíz de la demanda presentada por 143 mujeres inuit, a las que fueron implantados dispositivos anticonceptivos sin su consentimiento, en las décadas de los años 60 ... y 70, por parte de médicos daneses. El gobierno de Groenlandia ha anunciado una investigación por violación de los derechos humanos del pueblo Inuit por parte del Estado danés. La ministra local de Justicia e Igualdad, Naaja H. Nathnielsen, acusa a Dinamarca de reducir su propia investigación al ámbito administrativo y negarse a contemplar la faceta étnica de los delitos. La gravedad del caso, con miles de mujeres afectadas, ha revuelto de nuevo las aguas entre la antigua colonia y su metrópoli, con la que mantiene una tensa relación de dependencia: ni contigo ni sin ti.

Groenlandia pasó a depender de Dinamarca en 1814, tras la disolución de Reino de Dinamarca y Noruega, y desde 1953 forma parte del Reino de Dinamarca por medio de una relación denominada Rigsfaellesskabet (Mancomunidad de la Corona). Se convirtió en un condado más de Dinamarca y sus habitantes en ciudadanos daneses de pleno derecho. Dinamarca se propuso entonces modernizar Groenlandia de acuerdo con sus ideas, lo que dio origen a un movimiento independentista.

Dinamarca otorgó la autonomía en 1979 y en 2008 quedaron transferidas la mayor parte de las competencias al gobierno groenlandés, excepto exteriores, seguridad y política financiera, que Groenlandia no estaba dispuesta a asumir por falta de capacidad. La mayor isla del mundo, con menos de 57.000 habitantes, necesitaba tiempo para responsabilizarse de esos departamentos y no podía tampoco asumir su propia financiación, de manera que Dinamarca estableció una subvención anual de 633 millones de dólares, 11.300 dólares per cápita, que ha venido pagando desde entonces.

Corriente independentista

La mayoría de los groenlandeses está a favor de la independencia, pero sólo si la región mantiene los mismos estándares de bienestar, que por sí misma no se podría permitir. La Comisión Constitucional de Groenlandia presentó el 28 de abril de 2023 su proyecto de Constitución, pero inmediatamente lo guardó en un cajón, a la espera de poder mantenerse como Estado independiente. El artículo 46 de este texto describe la posibilidad, con limitaciones, de una cooperación en materia de política de seguridad y defensa. El texto deja abierta también la puerta a un tratado de 'libre asociación', del tipo del que han firmado las Islas Cook y Niue con Nueva Zelanda y Micronesia, las Islas Marschall y Palau con Estados Unidos, pero no deja claro si Dinamarca debería seguir haciéndose cargo de las instituciones sanitarias y educativas que actualmente sigue financiando.

Así las cosas, el gobierno de Groenlandia prefiere esperar y no convocar todavía el referéndum que debería poner en marcha el proceso de independencia.«En lugar de ponerle fecha, me limito a decir que trabajo todos los días para que esa fecha esté más cerca«, repite en sus declaraciones el jefe del gobierno groenlandés, Múte B. Egede. Su socio de coalición del partido de Siumut, Erik Jensen, insiste en que »no me harán hablar de una fecha; la fecha es cuando los groenlandeses estén listos«.

El ártico es ya un nuevo foco de gran interés geopolítico

Hasta no hace mucho, las subvenciones del sistema de bienestar de Groenlandia eran consideradas por los daneses como una indeseable carga presupuestaria y el Folketing, el parlamento de Dinamarca, mostraba cierta disposición a separarse de la antigua colonia, pero el deshielo ha venido a modificar esa percepción y añade una nueva e importante incógnita a la ecuación. Si bien durante los últimos siglos se ha considerado intransitable el Paso del Noreste, 1.4050 mortales kilómetros de hielo y densa banquisa, las temperaturas más elevadas permiten poco a poco el paso de los barcos y el Ártico emerge rápidamente como un nuevo foco de gran interés geopolítico.

La política exterior y de seguridad de Groenlandia se convierte, como consecuencia del calentamiento global, en un valioso activo para Dinamarca, mientras que otras potencias comienzan también a aspirar al hipotético acuerdo de libre asociación, por el que antes nadie se interesaba. Estados Unidos es una de ellas, debido a la importancia de la base militar de Pituffik y a la ubicación de Groenlandia a medio camino hacia Rusia. El gobierno de Nuuk coquetea con esa posibilidad. Por este motivo ha bloqueado durante tres largos años la política exterior danesa. Copenhague no puede establecer una estrategia propia para el Ártico sin contar con la opinión de Groenlandia, de acuerdo a su actual relación legal.

«Para el gobierno danés, todo lo que se aplica a Groenlandia implica un difícil acto de equilibrio«, explica Ulrik Pram Gad, investigador del Instituto Danés para Estudios Internacionales. »Por un lado, quiere mantener su autoridad y asegurar su papel en la política de seguridad del Ártico. Por otro lado, sin embargo, no se atreve a pisarle demasiado los dedos de los pies forzando la adopción de decisiones por el riesgo es confirmar la imagen de la malvada potencia colonial y así alejar aún más a Groenlandia y empujarla a la independencia«.

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