Estalla el caso Starlink en Italia: Musk intenta reunirse con el presidente Mattarella para salvar un contrato de 1.500 millones de dólares

Los partidos de oposición, que veían con preocupación el eventual acuerdo, han lanzado ahora la alarma. Se atienen a estas palabras amenazantes de Elon Musk, hombre de confianza del presidente estadounidense Donald Trump: «Si desactivo Starlink, las primeras líneas ucranianas colapsarían». Más tarde tuvo que dar marcha atrás, especificando que no tenía intención de hacerlo. El exministro Carlo Calenda, líder de Azione, partido de centro, ha pedido a Giorgia Meloni que cierre las negociaciones con Musk: «No es un socio fiable para las informaciones más sensibles; pido a Meloni que cierre inmediatamente cualquier posibilidad de negociación con Starlink. Musk es una persona extremadamente peligrosa e inestable -añadió el exministro Calenda-, las cosas que ha dicho y escrito sobre las democracias, Ucrania y la OTAN son tan graves que cuanto más lejos esté de Europa, mejor nos irá a todos».

En términos muy duros se ha expresado también Elly Schlein, líder del Partido Democrático, el principal de la oposición: «¿Cómo quiere Giorgia Meloni entregar las llaves de la seguridad nacional de Italia a Musk, después de sus últimas y gravísimas palabras?». Además, la secretaria del PD Schlein ha pedido a Meloni que el Gobierno no permita que Musk dicte la línea sobre el proyecto de ley espacial. Está previsto que sea aprobado próximamente en el Senado, tras recibir el visto bueno de la Cámara de Diputados.

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En el contexto de esta polémica y tormenta parlamentaria sobre Musk y su sociedad Starlink, el magnate intenta salvar su posible acuerdo con el Gobierno Meloni. Ha sido el propio multimillonario sudafricano quien sugirió reunirse con el presidente de la República: «Sería un honor hablar con el presidente Mattarella», escribió Elon Musk en respuesta a un usuario de su red social X que apoyaba la teoría de que el jefe del Estado «está intentando sabotear un acuerdo del Gobierno con Starlink por razones políticas». Pocas horas después, el Financial Times corrobora la teoría de que el mecenas de Starlink busca un canal de diálogo con el Palacio del Quirinal, sede de la presidencia de la República.

Sergio Mattarella no ha hecho ninguna declaración al respecto, aunque algunos medios señalan que el presidente Mattarella está muy perplejo ante la idea de confiar servicios militares a un privado como Elon Musk. El pasado año, Mattarella reprendió al multimillonario dueño de Tesla por intervenir en la política interna de Italia. Musk exigió la destitución de los jueces de inmigración que fallaron contra una de las iniciativas de Meloni para disuadir a los inmigrantes ilegales a embarcarse hacia Italia.

Mientras en Italia surgen la dudas sobre el posible acuerdo con Starlink y se intensifican las turbulencias geopolíticas entre Estados Unidos y Europa, nadie sabe aún con seguridad si el país transalpino acabará confiando en Starlink. Ni siquiera las posiciones en el Gobierno son monolíticas al respecto. Conocida es la amistad de Giorgia Meloni con Musk, pero hay cautela en Forza Italia, que lidera Antonio Tajani, ministro de Asuntos Exteriores.

Precisamente, este ministerio señaló a Palacio Chigi, sede de la presidencia del Gobierno, que «la colaboración con Starlink se debería hacer en el marco de un acuerdo intergubernamental con Estados Unidos. Esto permitiría garantizar las obligaciones de confidencialidad, continuidad del servicio y respeto de las prerrogativas de soberanía nacional». En otras palabras, el ministerio de Exteriores advertía para no caer a merced de los humores o intereses del multimillonario Musk.

El único que no tiene dudas en el Ejecutivo es el vicepresidente Matteo Salvini, ministro de Transportes: «El Gobierno debería firmar este martes por la mañana con Starlink, que tiene 7.000 satélites en órbita, con el fin de mejorar la seguridad nacional», ha dicho el líder de la Liga. Lo que parece claro es que Salvini, admirador de Trump y de Putin, prefiere a Starlink antes que su rival, la red de satélites Eutelsat, empresa franco-británica, con la que también inició conversaciones el Gobierno Meloni.

Pero Salvini, que la semana pasada insultó al presidente francés Emmanuel Macron, llamándole «loco», rechazó cualquier opción francesa: «En el interés nacional italiano -señaló la Liga en un comunicado la pasada semana- sería extraño elegir una entidad francesa, en lugar de un sistema técnicamente más desarrollado y de vanguardia como el estadounidense».