La empresa alemana Rheinmetall construirá en Ucrania el nuevo tanque Lynx

El Lynx, tanque de diseño «modular», puede utilizarse como vehículo de combate de infantería o, en la variante Skyranger, como tanque antiaéreo con un cañón de calibre de 30 a 35 milímetros. También es posible armarlo con un cañón de 120 milímetros del tanque Leopard.

La variante antiaérea del Lynx juega un papel importante en la Iniciativa Europea de Defensa Aérea «European Skyshield Initiative», impulsada por Alemania. Y este acuerdo es solamente una muestra de los frutos de la tercera Conferencia de Reconstrucción, en la que también otras empresas alemanas han decidido entrar en Ucrania, como el constructor de tanques franco-alemán KNDS, que también quiere explotar instalaciones de mantenimiento a nivel local. Se ha percibido, además, un gran interés por parte de empresas de Estados Unidos, el mayor exportador de armas del mundo.

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Miriam González | KIEV

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Occidente pretende insuflar confianza y recursos en Ucrania a través de la inversión privada extranjera. Para estimular la inversión, el Gobierno alemán quiere convertir un fondo de desarrollo económico existente en un banco estatal de desarrollo similar al banco público de inversiones KfW alemán. Berlín ha ofrecido en esta conferencia a empresas e inversores una visión general de las ofertas de financiación existentes y ha promovido acuerdos a largo plazo sobre formación de trabajadores cualificados. 

Por parte de la UE, Nadia Calviño ha representado en la Conferencia al Banco Europeo de Inversiones. En cuanto a las empresas españolas, cerca de treinta han mantenido en Ucrania su actividad a pesar de la guerra. Se trata de firmas de los más diversos sectores, entre los que destacan el cerealístico y el de materias primas, con una especial mención al sector de la moda, con marcas como Mayoral o Tous. El sector que más inversiones españolas puede captar a partir de ahora, sin embargo, es el del transporte. El CEO de la empresa ferroviaria ucraniana Ukrzaliznytsia, Yevhen Liaschenko, está ya en conversaciones con el sector español.

Las autoridades ucranianas reconocen que muchas empresas españolas «están interesadas, pero exigen claridad, saber qué tienen que hacer exactamente, así como cubrir los riesgos que supone su participación en la reconstrucción». En este sentido, el Estado ucraniano está «elaborando mecanismos» que permitan una «gestión responsable de la reconstrucción».

Las empresas que ya operan en Ucrania se muestran cautelosamente optimistas en una encuesta realizada por la auditora KPMG y la Cámara de Comercio e Industria Germano-Ucraniana. El 43% está planeando nuevas inversiones y espera que la situación económica en Ucrania mejore en los próximos doce meses, mientras que el 10% cuenta con un empeoramiento. Las empresas citan como oportunidades el acceso al mercado, la disponibilidad de trabajadores calificados y la participación en programas para reconstruir Ucrania, mientras que ven como obstáculos la guerra, los riesgos de seguridad para sus propios empleados y la corrupción local. Esos son los puntos en los que se compromete a trabajar el gobierno de Ucrania.

Aunque los contratos de fabricación de armamento son los que llaman más poderosamente la atención, la inversión extranjera cultivada en la conferencia afecta también a muchos otros sectores, como la producción de semillas de Bayer, en Shytomir, al oeste de Kiev, unas instalaciones que cuentan con alrededor de un centenar de empleados y que serán ampliadas próximamente. Después del inicio de la guerra, la empresa Leverkusen no sólo no se retiró del país, sino que siguió ampliando allí su negocio y anuncia ahora 60 millones de euros adicionales.

«Desde el principio dijimos que Ucrania era un lugar interesante», se reafirma Oliver Gierlichs, director general de Bayer en Ucrania. Allí operan también empresas como Henkel o Metro. Lo expresado por estas empresas en Berlín apunta a que, con la excepción de instalaciones peligrosamente cerca del frente, lo que más preocupa a sus directivos no son tanto las bombas rusas como las interrupciones de suministro eléctrico y la falta de trabajadores cualificados.

Algunas optan por el traslado de temporeros desde otros países por determinado número de meses. A más largo plazo, los trabajadores se resisten a ser contratados, insiste Gierlichs. La bávara Fixit, que produce allí morteros de construcción y elementos para fachadas, señala el suministro de energía como principal dificultad. «Se corta la luz con frecuencia, a veces durante varias horas», reconoce su director general Michael Kraus, «esto dificulta muchísimo la planificación de la producción». Pero el valor de estas inversiones trasciende el puramente económico. El canciller Scholz, en la conferencia, ha llamado al sector privado a «ayudar a Ucrania con todo lo que podáis».