Trump aún dispone de un mes para resistir y busca algún éxito judicial

Un equipo con sede en Virginia, a las afueras de la capital, ha llamado ya a medio millón de personas para cotejar datos y asegurarse de que nadie ha votado en lugar de ellos. Se hacen llamar Fondo de Seguridad de Votantes (Voter Integrity Fund, en inglés) y los coordina Matt Braynard, que ya trabajó en la campaña de Trump. Con él se encuentra Camilo Sandoval, un funcionario del gobierno que ya estuvo en la campaña de Trump en 2016 y que en este momento se halla de excedencia para poder trabajar a contrarreloj en esta iniciativa contra el supuesto fraude.

Este equipo está escrutando las listas de votantes y otras bases de datos en busca de pruebas de fraude, centrado en seis estados que ganó Biden de forma más o menos ajustada: Wisconsin, Michigan, Pensilvania, Georgia, Nevada y Arizona. Se mantiene con donaciones, y a través de una página de recaudación de fondos, GiveSendGo, ha amasado ya más de 640.000 dólares, unos 540.000 euros.

La campaña de Trump, por su parte, está recaudando dinero para pagar a los abogados que han presentado hasta la fecha casi una veintena de demandas y apelaciones en los estados más disputados. Mientras el presidente denuncia que le han robado las elecciones, su campaña envía correos a diario pidiendo donaciones con mensajes como «ayúdanos a combatir el fraude antes de que sea tarde». Sin embargo, en la letra pequeña de esos correos dice que la mayoría de las donaciones irán a parar a la propia campaña del presidente: a saldar la deuda que tiene y a pagar actos electorales.

Esos abogados suman de momento más fracasos que victorias en los juzgados. Ayer, retiraron demandas en Georgia, Wisconsin, Michigan y Pensilvania, un estado este último en que ya habían dado varios pasos atrás el viernes. Las que no han retirado, las han ido perdiendo, fracasando en su intento de demorar la proclamación oficial de la victoria de Biden, para la que queda aproximadamente un mes.

Solo el viernes pasado perdieron seis casos en el condado de Montgomery y el condado de Filadelfia, en Pensilvania, en un intento de invalidar 9.000 votos. La campaña también retiró una demanda en Arizona que buscaba una revisión manual de todas las papeletas. Y varios observadores electorales republicanos en Michigan perdieron una denuncia para detener la certificación de votos en Detroit, ya que un juez rechazó sus acusaciones de fraude.

La misma campaña del presidente retiró el viernes el grueso de su mayor demanda en Pensilvania, mediante la cual buscaban la anulación de 682.479 votos de condados que gobiernan los demócratas. Lo que los abogados del presidente trataron de demostrar es que esos condados fueron más permisivos con los votantes por adelantado, y cuando les llegaban papeletas con irregularidades –como la falta de una firma, o el uso de un sobre no oficial– las devolvían para que los censados corrigieran sus errores. Para Trump, Pensilvania es un objetivo prioritario, ya que fue el estado que le dio la presidencia a Biden . En la noche de las elecciones, Trump iba por delante. Pero al procesarse el voto por correo, que ascendía a 2,5 millones de papeletas de un total de siete millones, Biden se impuso por apenas 70.000.

Ayer el presidente volvió a repetir, en Twitter: «¡He ganado las elecciones!». En realidad lleva desde que llegó a la Casa Blanca abonando el terreno para esta estrategia. En 2016 ganó en número de compromisarios del colegio electoral pero obtuvo tres millones de votos menos que Hillary Clinton. Este año, esa distancia del demócrata ha aumentado a los cinco millones. Para el presidente, se trata de un gran fraude que se ha visto agravado porque los demócratas han usado la pandemia para facilitar el voto por correo , método idóneo, según él, para un fraude masivo y a gran escala.

Los estados tienen ahora hasta el 8 de diciembre para determinar quiénes serán los 538 integrantes del colegio electoral , que el 14 de diciembre deben emitir sus votos de acuerdo con los resultados ya certificados por los diferentes estados y sus juntas electorales. El 6 de enero la nueva legislatura en el Capitolio se reúne para contar los votos a presidente y proclama al ganador, que toma posesión el 20 de enero. No hay precedente de que un presidente se haya negado a aceptar los resultados y haya tenido que ser evacuado de la Casa Blanca.

La campaña de Trump intentó justificar ayer la retirada de su demanda en Pensilvania argumentando que la medida obedece a una « reestructuración estratégica para centrarse en denuncias de violaciones de la Cláusula de Protección Igualitaria de la 14 Enmienda de la Constitución», es decir, que va a centrarse en demostrar discriminación contra los votantes republicanos en las elecciones, aunque no ha presentado aún las pruebas para ello.