McCain regresa de la tumba para vengarse de Trump

En Arizona, ese mensaje fue un duro golpe al presidente, que le ha costado muchos apoyos. Tanto es así, que el recuento de votos se ha demorado días por lo ajustado que es, y bien puede costarle la presidencia. La cadena Fox News incluso le dio el estado a Biden en la noche electoral, sembrando el pánico y después la ira en la Casa Blanca . El propio presidente, al dirigirse a la nación la noche del martes, lamentó lo que consideraba un robo. Sabía perfectamente Trump que desde hace más de un siglo ningún republicano, ni uno solo, ha ganado las elecciones o se ha quedado en la Casa Blanca sin ganar en Arizona. Y Cindy McCain tenía mucho que ver en su mal resultado en ese estado.

No es ningún secreto en Washington que Trump detesta a McCain, aun después de muerto. Se ha despachado a gusto contra él, le ha llamado «perdedor», se ha burlado hasta de que fuera capturado y torturado durante la guerra de Vietnam, algo que le provocó secuelas de por vida. Todo, porque el senador por Arizona se opuso a su candidatura a la presidencia en 2016. En una entrevista durante aquella campaña, Trump dijo que no sentía ningún respeto a McCain, porque prefiere «a quienes no se dejan capturar». En Arizona esas palabras sentaron mal, muy mal. Ese estado del Oeste le ha dado al Partido Republicano dos grandes héroes, senadores y fallidos candidatos a la presidencia ambos: Barry Goldwater y John McCain.

Para Cindy McCain aquellos insultos fueron insoportables. Cuando su marido falleció en verano de 2018, no invitó a Trump al funeral, donde sí dieron breves discursos Barack Obama y George Bush hijo. Hubo un velatorio en el Capitolio, una misa en la catedral nacional y un entierro en el cementerio de la Armada, bajo la cual sirvió en Vietnam, en la base militar de Annapolis. Aun un año después de muerto, Trump no se olvidaba de aquellas afrentas, y llegó a lamentar, en una visita a una fábrica de Ohio, que la familia McCain no le hubiera dado las gracias por permitir un funeral, en el que en realidad no hizo ningún favor ni tuvo ningún papel.

Tan irritado estaba Trump con McCain, y tan obvio era su odio para sus colaboradores, que durante una visita a Japón estos pidieron por correo que la Armada tapara con una bandera o lo que fuera el nombre de uno de los buques de guerra ante los que el presidente iba a hablar. El motivo: que el nombre de ese buque era USS McCain , dedicado a la memoria del senador.

Joe Biden, por su parte, hizo todo lo contrario. Fue a una de las misas en memoria del difunto senador, en Arizona, a decir: «Me llamo Joe Biden, soy un demócrata, y amaba a John McCain». La familia del difunto no lo olvidó. El contraste con el presidente de EE.UU. no podía ser mayor. Cindy McCain decidió esperar, y eligió el momento adecuado para devolver el golpe, en su nombre y el de su marido. Trump ha visitado Arizona dos veces en el tramo final de la campaña, en cuatro mítines, pero no es que haya pasado mucho tiempo allí. La viuda del senador, mientras, ha hecho campaña en redes sociales, dando entrevistas, participando en coloquios y hasta grabando un vídeo que se emitió en el congreso político del Partido Demócrata este verano.

En ese vídeo, Cindy McCain dijo que a Biden y a su marido les unió una estrecha amistad que duró décadas, que ambos era honestos, trabajadores, patriotas. Y en ese mismo vídeo, dio permiso para que se usara una vieja grabación de John McCain dedicada a Biden en la que decía: «Gracias por tu amistad, mi vida, como las de muchos otros, son hoy mejores gracias a ella». Es decir, el candidato republicano a la presidencia en 2008 volvía de la tumba para apoyar a quien le venció como candidato demócrata a la vicepresidencia aquel año, y aspiraba ahora a ser él mismo presidente.