El Ejército del Líbano: una fuerza de 84.000 hombres liderada por un cristiano maronita y que detesta a Hizbolá

La 'tentación' de las Fuerzas Armadas podría volver a ser la de 2006: representar un papel meramente testimonial ante el invasor israelí

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Militares del Ejército del Líbano en las calles de Beirut ep

Uno de los grandes interrogantes de la invasión «limitada» de Israel es cuál será la respuesta de las Fuerzas Armadas del Líbano. Formalmente, y aunque el Gobierno de Netanyahu insista en que Hizbolá es su único enemigo, la intervención terrestre es una invasión de ... un país soberano. El Ejército tiene por tanto la obligación de actuar en defensa de su territorio.

La complejidad política del Líbano impone muchos matices. Hasta la salida de Siria -que durante dos décadas impuso su ley en el país del cedro- las Fuerzas Armadas libanesas estuvieron controladas por Damasco. El régimen chií de los Asad desmanteló todas las milicias sectarias libanesas menos la de Hizbolá, por lo que a partir de la retirada de Siria en 2005 el país se encontró con un Ejército nacional casi inexistente y una fuerza paramilitar chií libanesa formidable, respaldada y financiada por Siria y por Irán.

La construcción de las Fuerzas Armadas del Líbano (FAL) ha sido una labor difícil. Sobre el papel cuenta con 84.200 hombres en armas, la inmensa mayoría en el ejército de Tierra. Al frente cuenta con un general cristiano maronita. Pero es en gran medida un ejército de papel -aunque su prestigio social es grande entre las cuatro comunidades del país-. Por falta de presupuesto su armamento es anacrónico, debe navegar entre las disputas sectarias de suníes, maronitas, chiíes y drusos, y está obligado además a coordinarse con fuerzas extranjeras, ahora de la ONU.

Acciones simbólicas

En el último conflicto con Israel, el de 2006, que duró exactamente 33 días, el Ejército libanés llevó meramente a cabo acciones simbólicas contra las tropas hebreas. ¿Qué hará o podría hacer en esta ocasión?

La respuesta de las FAL está también condicionada por su mala relación con Hizbolá, la fuerza no estatal quizá más poderosa del mundo.

El movimiento islamista político-militar, creado en 1982 poco después de la invasión israelí, cuenta, según sus fuentes, con 100.000 hombres en armas, aunque Janes las rebaja a 20.000 militantes, muy bien instruidos, y otros 20.000 en la reserva. Dispone de una amplia infraestructura militar, sobre todo en el sur del país y en torno a Beirut, y cuenta con un poder artillero estimado entre los 40.000 y los 100.000 misiles, drones y proyectiles anticarro.

Hizbolá, creado en 1982 poco después de la invasión israelí, cuenta, según sus fuentes, con 100.000 hombres en armas

Ante este poderío, la 'tentación' de las Fuerzas Armadas del Líbano podría volver a ser la de 2006: representar un papel meramente testimonial ante el invasor israelí, con la confianza puesta en que la intervención sea breve, y se ciña a las instalaciones de Hizbolá sobre todo en el sur.

El problema es que el grupo yihadista chií lleva muchos años preparándose para este momento, y cuenta, según los análisis, con más infraestructura, túneles y territorio que Hamás en la Franja de Gaza. La guerra contra los yihadistas palestinos va a cumplir un año, y no tiene visos de terminar pronto.

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