EE.UU., pesimista sobre el futuro de Palestina: «El horizonte de esperanza se cierra»

La visita a Israel y Palestina del jefe de la diplomacia estadounidense se enmarca en una de las peores oleadas de violencia en la región de los últimos años.

Más de treinta palestinos han muerto en operaciones de Israel durante el mes de enero, la mayoría en redadas del ejército israelí para detener a militantes y terroristas palestinos. Pocos días antes de la llegada de Blinken, un ataque terrorista acabó con siete vidas en un atentado a una sinagoga en un asentamiento israelí en el este de Jerusalén, el peor ataque en la ciudad desde 2008.

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Blinken reconoció que es un «tiempo lleno de desafíos» y leyó la cartilla a ambas partes. El secretario de Estado se había entrevistado en la víspera con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.

Tras el encuentro con Abás, aseguró que «es importante esforzarse no solo para reducir la violencia, sino para asegurar que los israelíes y palestinos disfruten por igual de los mismos derechos y de las mismas oportunidades».

El jefe de la diplomacia estadounidense criticó las acciones llevadas a cabo por Israel que complican esos objetivos y citó la «expansión de asentamientos, las demoliciones y desalojos, los cambios en el estatus histórico de lugares santos y la incitación y consentimiento de la violencia».

También exigió a Abás, que compareció a la vez con él, que la Autoridad Palestina mejore su gobernanza y fiscalidad y refuerce la fortaleza de sus instituciones.

Blinken reafirmó el compromiso de la Administración Biden con la solución de dos estados para Israel y Palestina, algo que cada vez parece más una quimera. El nuevo Gobierno de Netanyahu ha demostrado que no tiene interés en ello y da pasos hacia la anexión de más territorios palestinos. El primer ministro israelí defendió en la víspera impulsar los Acuerdos de Abraham, el proceso de normalización de relaciones entre Israel y algunos países árabes que promovió EE.UU. bajo la presidencia de Donald Trump.

La Administración Biden ha respetado esos acuerdos y Blinken los ha descrito en su visita como efectivos, pero también ha dicho que «no sustituyen al progreso entre israelíes y palestinos».

Ese progreso, sin embargo, no se anticipa por ningún lado. Las condiciones en Palestina e Israel anticipan que la violencia sufrida en enero se ampliará en los próximos meses y que un proceso de paz en los parámetros que defienden la Administración Biden y la ONU no parece viable.

«Lo que ahora vemos para los palestinos es un horizonte de esperanza que se cierre, no que se abre», reconoció Blinken. Pero el jefe de la diplomacia de EE.UU. no tenía mucho que ofrecer, más que estas palabras y una nueva inyección de fondos a las instituciones palestinas -50 millones de dólares-, para cambiar esa perspectiva.

«Tenemos muchos asuntos entre manos, y no hemos podido venir a visitaros en un momento mejor», reconoció Blinken antes de un encuentro con Yoav Gallant, el ministro israelí de Defensa, una de las varias reuniones que celebró este martes (también estuvo con el líder de la oposición, Yair Lapid, y con líderes de la sociedad civil de Israel y Palestina). La declaración dejaba a las claras que la búsqueda de la paz entre israelíes y palestinos no es una prioridad para Washington, concentrado en esfuerzos militares y diplomáticos en la guerra de Ucrania y con el objetivo central de hacer frente al empuje de China en la región Asia-Pacífico.

En el encuentro con Blinken, Abás, que no realizó un llamamiento específico al cese de la violencia, culpó a Israel de la escalada de las últimas semanas, de imposibilitar una solución de dos estados y de violar los acuerdos entre ambos. El líder palestino acusó a la comunidad internacional de «pasar por alto» sus «operaciones unilaterales» como la expansión de asentamientos o el desalojo forzoso de palestinos.