Sigue la búsqueda de los cuerpos de los desaparecidos tras el derrumbe del puente en Baltimore

El martes por la noche los servicios de emergencia suspendieron la búsqueda de supervivientes en las aguas heladas. Durante horas buscaron señales de vida por tierra, mar y aire, pero solo han rescatado a dos personas, una de ellas gravemente herida.

Shannon Gilreath, vicealmirante de la guardia costera, ha declarado a periodistas el fin de «la fase de búsqueda activa» y el comienzo de una nueva.

Según la organización caritativa Casa, especializada en ayudar a migrantes, uno de los desaparecidos es Miguel Luna, un padre de tres hijos originario de El Salvador. Salió a trabajar el lunes por la noche y no regresó. Su esposa, María del Carmen Castellón, ha manifestado en el canal Telemundo 44 que está «devastada».

También figuran dos originarios de Guatemala, de 26 y 35 años, ha informado la cancillería del país centroamericano en un comunicado, así como ciudadanos de México y Honduras, según el sitio de noticias local The Baltimore Banner. «Me duele el corazón (...) son mis colegas», ha dicho Jesús Campos, que trabajaba con ellos.

El saldo de este «terrible accidente», en palabras del presidente estadounidense Joe Biden, habría sido peor si el barco, que sufrió una «pérdida momentánea de propulsión», no hubiera emitido una llamada de alerta que permitió cortar parte del tráfico. El responsable de transportes del estado de Maryland, Paul Wiedefeld, ha descartado la versión de «un problema estructural» del puente. Por el momento la investigación preliminar lo considera un accidente.

Imágenes de cámaras de videovigilancia muestran al buque portacontenedores desviándose de su rumbo y chocando contra un pilote del puente provocando el derrumbe de varios arcos. Se ven luces de vehículos de mantenimiento en el puente, antes de que se desmorone.

La tripulación, que resultó ilesa, intentó frenar echando anclas pero fue en vano. «¡Se acaba de derrumbar todo el puente! Salgan, salgan... todos...», gritó un operador en los segundos posteriores al colapso.

Jennifer Woolf casi pierde a su hijo de 20 años, que pasó por el puente tres minutos antes de la tragedia. «Volvió a casa presa del pánico, llorando, temblando», dijo a la AFP esta estadounidense de 41 años.

El Dali, un buque portacontenedores de fabricación reciente, de 300 metros de eslora, con bandera de Singapur, navegaba hacia Sri Lanka. Es operado por la compañía naviera Synergy Group y estaba fletado por el gigante naviero danés Maersk.

La autoridad portuaria de Singapur ha informado este miércoles que el buque ha pasado dos inspecciones en 2023 y que en junio se reparó un manómetro de control de presión de combustible defectuoso. Las autoridades chilenas, por su parte, reportaron en 2023 un fallo en la maquinaria del barco que habría sido reparado por el armador.

Con el acceso al puerto bloqueado por los escombros del puente, el transporte marítimo está «suspendido hasta nuevo aviso», han informado las autoridades.

El presidente Joe Biden ha prometido que el puente, inaugurado en 1977 con el nombre del autor de la letra del himno nacional estadounidense, será reconstruido. Para adelantarse a las aseguradoras y ganar tiempo, el presidente ha afirmado que quiere que «el Estado federal pague todo el coste de la reconstrucción».

El ministro de Transporte, Pete Buttigieg, ha advertido de un «impacto importante y prolongado en las cadenas de suministro».