Draghi presenta su guía contra los soberanistas en la UE: «Corre el riesgo de desaparecer»

El proyecto de Draghi supone un «cambio radical» para superar la fragmentación interna e impulsar a la UE hacia una mayor integración. Una Europa soberana, en el sentido más federalista del término, contra los impulsos soberanistas que debilitan al Viejo Continente en el escenario global. La presidenta de la Comisión ha decidido utilizarlo como esquema de su agenda para la próxima legislatura y, de hecho, las carteras que se distribuirán a los nuevos comisarios dentro de dos semanas reflejarán precisamente las «misiones» indicadas en el informe Draghi.

A partir de los detalles que se han filtrado, 'La Stampa' anticipa que el plan Draghi proporcionará una especie de guía práctica para fortalecer la competitividad de la UE, a través de la inversión política en ciertos pilares. El expresidente del Banco Central Europeo no es un hombre de dogmas, pero en este caso si establece uno: es necesario una Europa más integrada y, por tanto, alejada de la Unión fragmentada de naciones autosuficientes en muchos sectores, soñada y defendida por soberanistas, como Giorgia Meloni, o más radicalmente por miembros del grupo 'Patriotas por Europa', como Marine Le Pen, Matteo Salvini y Viktor Orbán.

Los Estados Unidos de Europa imaginados por Draghi son considerados por el exprimer ministro italiano como una necesidad histórica para no sucumbir y garantizar la supervivencia del continente en su identidad y especificidad como actor político único entre otros gigantes globales (China y Estados Unidos, en primer lugar). «Si la UE se vuelve irrelevante -piensa Draghi- Europa, como entidad institucional, corre el riesgo de desaparecer». Frente a los soberanistas que son reacios a ceder soberanía de sus países a la UE, Mario Draghi subraya que la única «soberanía que hay que defender ahora es la europea». En esta línea de mayor integración europea, el exprimer ministro plantea las herramientas que se deben traducir en políticas concretas en estos campos: Un espacio fiscal más integrado, deuda común, financiamientos específicos, pero acordes con la dimensión histórica de los nuevos desafíos.

Mario Draghi concreta las áreas de intervención más urgentes: una política industrial común, menos dependiente de las cadenas de suministro externas; un impulso a la innovación, a la transición digital y verde, que debe acompañarse decididamente en el mercado, pero sin perder la brújula de las garantías de trabajo y empleo. En un mercado en evolución, dentro y fuera de la UE, donde la competencia puede volverse despiadada, para Draghi el nivel de protección social y la capacidad de redistribución económica del modelo europeo deben considerarse «no negociables». En uno de sus discursos de los últimos meses había elogiado explícitamente el modelo sueco precisamente por su capacidad de combinar innovación tecnológica, productividad y una fuerte protección de los derechos sociales.

Tres son los puntos en los que Draghi sugiere que Europa debería insistir. Primero: la necesidad de explotar las economías de escala, en contraposición a la competencia interna que los Estados miembros a menudo terminan por hacerse. Un discurso que, según el ex primer ministro, se aplica sobre todo a la defensa, donde es necesario adoptar sistemas cada vez más integrados, pero también en los sectores de las telecomunicaciones y el farmacéutico. Segundo: la identificación de bienes comunes (según Draghi, la energía es uno de los que merecen mayor atención) y la necesidad de encontrar fuentes adecuadas de financiación para las inversiones.

A este respecto, Draghi expresa su preferencia por los instrumentos de deuda comunes, pero reconoce que la mayoría de las inversiones tendrán que proceder del sector privado y, por tanto, debe acelerarse la unión de los mercados de capitales. Tercero: Es necesario garantizar el suministro de materias primas críticas, lo que implica también una revisión de las relaciones comerciales con algunos terceros países y nuevas dinámicas geopolíticas.

Mario Draghi considera que el gran cambio que impulsa su plan sólo se puede lograr mediante un replanteamiento serio del significado de Europa, su liderazgo y su gobernanza. Es decir, según 'La Stampa', la pregunta que cabe plantearse es: ¿La estructura actual de las instituciones europeas es capaz de resistir el desafío de la competitividad global, en un escenario geopolítico modificado que corre el riesgo de aplastar a la UE? La Comisión, el Consejo y el Parlamento tendrán que hacerse cargo de unos objetivos que ya no pueden posponerse.