Dimite por «principios humanitarios» el presidente de la empresa encargada del reparto de ayuda en Gaza

El dirigente Jake Wood afirma en un comunicado que «no es posible» aplicar el plan de Israel y EE.UU. a la vez que se respetan los fundamentos «de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia, que no abandonaré»

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Mikel Ayestaran

Corresponsal en Estambul

La ayuda no llega a las calles de Gaza y el anuncio de Benjamin Netanyahu de permitir la entrada de camiones después de dos meses y medio de bloqueo ha sido simbólico. Israel usa el hambre como arma de guerra y planea hacer ... lo propio con un nuevo sistema de reparto de ayuda que planeaba poner en marcha, pero que ha quedado en el aire tras la dimisión de su director general.

Jake Wood, ex Marine y ex CEO de la Gaza Humanitarian Foundation (GHF), sorprendió con un anuncio de última hora en el que informó que abandonaba el puesto porque «está claro que no es posible implementar este plan y adherirse al mismo tiempo a los principios humanitarios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia».

Pese a la espantada de Wood, el canal público israelí Kan señaló que el primer puesto de distribución de ayuda de la GHF se abrirá hoy mismo y que en los próximos días abrirán otros tres. Desde la fundación emitieron un comunicado para explicar que «nuestros camiones están cargados y listos para partir. A partir del lunes 26 de mayo, GHF comenzará la entrega directa de ayuda en Gaza, llegando a más de un millón de palestinos para finales de la semana. Planeamos ampliar rápidamente la ayuda para atender a toda la población en las próximas semanas».

El diario Israel Hayom recogió la apertura del primer centro piloto de reparto de ayuda en Rafah, cerca de la marcada como «zona humanitaria» de Al Mawasi, aunque Israel bombardea con frecuencia y no hay servicios básicos para los 700.000 gazatíes que malviven en tiendas. Según este diario cercano a Benjamin Netanyahu, el objetivo es cumplir con la obligación de Israel de suministrar alimentos a los civiles en una zona de guerra, reducir la presión occidental y contrarrestar la apropiación de la ayuda por parte de Hamás. El problema es que Gaza sufre más de dos meses y medio de cerco, la hambruna es una realidad y la GHF no tiene experiencia previa en una operación de esta magnitud en la que debería alimentar a 2 millones de personas.

La llegada de esta fundación provocó críticas que fueron desde la oposición israelí hasta Hamás. Yair Lapid, jefe de la oposición, la calificó de «empresa fantasma israelí» y el ministerio de Interior gazatí denunció que «tiene como objetivo reemplazar el orden con el caos, adoptar una política de provocar la hambruna de los civiles palestinos y utilizar los alimentos como arma en tiempos de guerra». Tres de los cuatro puntos de distribución que planea abrir la GHF están en el sur de la Franja, esto concuerda con la estrategia del ejército, que planea un desplazamiento masivo del norte y centro de Gaza en cuanto lance la operación terrestre a gran escala. Los militares pretenden hacerse con el 75 por ciento del territorio y concentrar a los palestinos en tres pequeñas zonas.

Financiación desconocida

Tras la espantada de Wood, la fundación emitió un comunicado para explicar que «nuestros camiones están cargados y listos para partir. A partir del lunes 26 de mayo, GHF comenzará la entrega directa de ayuda en Gaza, llegando a más de un millón de palestinos para finales de la semana. Planeamos ampliar rápidamente la ayuda para atender a toda la población en las próximas semanas».

La GHF pretende sustituir a la ONU y al resto de actores humanitarios que trabajan en Gaza desde hace décadas. Para hacer este trabajo cuenta con «un puñado de organizaciones privadas recién formadas con historias oscuras y patrocinadores financieros desconocidos», según la investigación elaborada por 'The New York Times'.

La ONU advierte que este nuevo sistema que trata de imponer Israel «podría poner en peligro a la población civil al obligarla a caminar kilómetros, a través de las líneas militares israelíes, para obtener alimentos». El organismo internacional también critica que el sistema podría facilitar un plan israelí para desplazar a la población civil del norte de Gaza, ya que los puntos de distribución iniciales solo estarían en el sur.

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