La huida a Grecia no lo salvó: detienen al presunto asesino de la madre y su hija abandonadas en un parque de Roma

Había huido el 11 de junio desde el aeropuerto romano de Fiumicino. Se le acusa de doble homicidio. Ford tiene antecedentes penales en Estados Unidos por episodios de violencia. Se había refugiado en la isla griega del Egeo, mezclándose con turistas, pero cometió el error de llevarse su teléfono.

Los cadáveres de la joven madre estadounidense y su hija fueron descubiertos por transeúntes en zonas separadas del parque. La mujer, en avanzado estado de descomposición, llevaba muerta unos cinco días bajo un saco negro entre los arbustos.

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Marta Cañete | Corresponsal en Atenas

La investigación de la Fiscalía de Roma se basó en la recopilación de pistas fundamentales. Las cámaras de seguridad, en particular, fueron claves para identificar a Ford. En varias grabaciones se le observa llevando a la niña en brazos y paseando con la madre, una escena que, aunque normal en apariencia, se torna macabra al conocerse el desenlace.

Asimismo, fueron decisivos varios testimonios que permitieron reconstruir las últimas semanas de las dos víctimas y del hombre que las acompañaba. La pareja había mostrado un documento de identidad a Cáritas para obtener ayuda, con el fin de acceder a un comedor social o disponer de una tienda de campaña.

La mujer, cuyo nombre no se ha revelado, tenía tatuajes, incluido un esqueleto con una tabla de surf en colores que evocaban la bandera de Lituania. Durante la emisión en la RAI del conocido programa «Chi l'ha visto?», una telespectadora llamó a la redacción y dio una buena pista. Informó de que había llamado a la Policía, el 20 de mayo, porque la mujer tatuada había sido atacada en Campo de' Fiori, en el centro histórico de Roma, por un hombre ebrio, una persona que coincidía con la descripción de otros testigos que habían visto a la pareja con la niña. Entonces intervino la policía, que identificó a la pareja.

Igualmente, testimonios de comerciantes del mercado de Via San Silverio, donde la pareja y la bebé pasaban los días antes de acampar en el parque, resultaron fundamentales. Dormían en una tienda de campaña donada por Cáritas. Un empleado del parque los había reprendido por acampar ilegalmente semanas antes del crimen.

La reconstrucción de los últimos días de la pareja y la pequeña, a través de testimonios y grabaciones de cámaras de vigilancia, sugiere que la mujer no quería que Ford se acercara a la niña, un detalle que podría revelar tensiones previas y un historial de violencia en la relación. Testigos describieron a Ford como un hombre de complexión atlética, «de modos bruscos», que vestía frecuentemente un gorro y gafas de sol.

El caso, que suscitó enorme interés porque parecía en un principio un misterio irresoluble, por la contradictoria naturaleza de los indicios, tiene aún algunos interrogantes por resolver. Aunque Ford declaró que la bebé era su hija, no hay pruebas genéticas que lo confirmen.

El presunto homicida, un ciudadano con pasaporte estadounidense (la misma nacionalidad que la mujer y la niña), hablaba italiano, según han informado algunos testigos. Su pasado en Italia y sus verdaderas conexiones con los dos cadáveres son objeto de una mayor investigación.

De todas formas, un doble homicidio que constituyó un rompecabezas se ha podido resolver este viernes en Grecia. Las autoridades iniciaron trámites para su extradición a Italia, bajo una orden europea de arresto.