«Un desacoplamiento entre EE.UU. y China desestabilizaría al mundo y es imposible», dice la secretario del Tesoro norteamericano en Pekín
Janet Yellen, se reúne este viernes con el primer ministro chino, Li Qiang
La secretaria del Tesoro de EE.UU. llega a China para rebajar las tensiones comerciales
Corresponsal en Asia
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Iniciar sesiónEn el inicio de su viaje a China, que durará hasta el domingo, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, lanzó este viernes un mensaje claro y contundente. Pero en la dirección contraria a la que piden los políticos y economistas occidentales ... más duros con Pekín. «Buscamos diversificarnos, no desacoplarnos. Un desacoplamiento entre las dos mayores potencias del mundo desestabilizará la economía global y es virtualmente imposible», aseguró ante un grupo de empresarios estadounidenses reunidos en la Cámara Americana de Comercio en Pekín.
No es la primera vez que Yellen lo dice, pues pasa por ser una de las figuras más comprensivas con China dentro de la Administración Biden. Intentando rebajar las numerosas tensiones económicas y comerciales entre ambos países, que van desde los aranceles hasta la guerra de los microchips, la secretaria del Tesoro es la segunda alto cargo de la Casa Blanca que recala en Pekín en menos de un mes, tras la visita en junio de su máximo responsable diplomático, Antony Blinken.
A pesar de la «Nueva Guerra Fría» entre las dos superpotencias, que se agravó a principios de año por el incidente de los supuestos globos espías chinos y una nueva crisis en Taiwán, Washington y Pekín parecen decididos a recuperar al menos el diálogo. Buena prueba de ello es que, tras Binken y Yellen, está previsto que el enviado especial de la Casa Blanca contra el cambio climático, John Kerry, pase también por China a mediados de este mes.
La secretaria del Tesoro de EE.UU. llega a China para rebajar las tensiones comerciales
Pablo M. DíezEn plena guerra de los microchips, su visita se enmarca en la recuperación del diálogo entre Washington y Pekín después de sus últimas crisis por Taiwán, el Covid, Ucrania y los aranceles
Más allá de sus notables diferencias, el objetivo es hallar los puntos en común en que ambas partes puedan trabajar juntas. Entre ellos figuran sus fluidas relaciones comerciales, que en 2022 volvieron a crecer por tercer año consecutivo hasta alcanzar los 690.000 millones de dólares (634.000 millones de euros).
Pero su comercio bilateral se ve afectado por los aranceles impuestos por el anterior presidente de EE.UU., Donald Trump, y las restricciones acordadas por el actual, Joe Biden. Las más importantes atañen al crucial sector de los microchips y han desencadenado una virulenta guerra comercial en la que cada semana se libra una nueva batalla. Mientras la Casa Blanca medita ampliar sus límites a la exportación a China de los semiconductores para la inteligencia artificial (IA), Pekín acaba de restringir la venta al exterior de dos metales que se usan en su fabricación, el galio y el germanio. «Todavía estamos evaluando el impacto de estas acciones, pero nos recuerdan la importancia de construir cadenas de suministros resistentes y diversificadas», señaló Yellen en su encuentro con los empresarios estadounidenses, según informa AFP.
Además, durante la mañana se reunió con su anterior homólogo y hombre de confianza del presidente Xi Jinping, el viceprimer ministro Liu He, y con el gobernador saliente del Banco Central chino, Yi Gang. Por la tarde tiene previsto entrevistarse con el primer ministro, Li Qiang, quien tiene entre sus funciones los asuntos económicos.
«La naturaleza de las relaciones económicas y comerciales entre EE.UU. y China es mutuamente beneficiosa y no hay un ganador en una guerra comercial o desacoplamiento que rompa las cadenas de suministro», recordó en un comunicado el Ministerio de Finanzas, que saludó la visita de Yellen para «fortalecer la comunicación y los intercambios entre los dos países».
Pero la secretaria del Tesoro tampoco se olvidó de sus críticas al autoritario régimen de Pekín y le pidió que volviera a sus reformas económicas para seguir abriendo su mercado, ralentizadas por Xi Jinping por su recuperación de los valores comunistas. «Un cambio hacia las reformas de mercado sería en interés de China», recomendó Yellen, quien recordó que dicha apertura «ha espoleado el crecimiento económico y ayudado a sacar a cientos de millones de personas de la pobreza, lo que supone una notable historia de éxito».
Reunión con el primer ministro
Como un buen presagio de su visita, a Yellen la recibió el jueves en el aeropuerto de Pekín un bonito arcoíris que ha sido recogido por todos los medios y ampliamente comentado en las redes sociales. Hasta el propio primer ministro chino, Li Qiang, se congratuló por tan colorista augurio durante su encuentro en el Gran Palacio del Pueblo: «Creo que hay mucho más en las relaciones entre EE.UU. y China que solo viento y lluvia. Seguramente veremos más arcoíris».
Pero eso no impidió que Yellen criticara las «prácticas económicas injustas de China», como los subsidios a empresas estatales y nacionales, y alertara de las barreras y «acciones punitivas» contra compañías estadounidenses e internacionales. «Buscamos una competencia sana que no se base en que el ganador se lo lleva todo, sino en un conjunto de normas que con el tiempo puedan beneficiar a ambos países», propuso la secretaria del Tesoro en su conversación con Li Qiang, que definió como «sincera y constructiva». Por su parte, el primer ministro chino señaló que «reforzar la cooperación es la necesidad realista y la opción correcta de EE.UU. y China para inyectar estabilidad y energía positiva a nuestras relaciones». Tras sus tormentosas relaciones de los últimos años, Yellen trae un arcoíris americano a China.
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