«En esta elección histórica, hacemos un llamamiento al pueblo de Turquía para que vote por Kemal Kilicdaroglu en las elecciones presidenciales», este fue el mensaje lanzado a los suyos por el Partido Democrático de los Pueblos (HDP) a mediados de semana. El líder ... de la formación kurda, Selahattin Demirtas, encarcelado desde 2016, calificó los comicios de «cruciales» y los suyos confían en que una victoria de Kilicdaroglu facilite su salida de prisión. La visita del líder de la coalición opositora a Van, ciudad kurda donde en el pasado apenas tenía apoyo, mostró que los seguidores del HDP se han tomado muy en serio el llamamiento de su partido y por eso le brindaron una bienvenida multitudinaria.
Esta formación, que durante la campaña ha sufrido la detención de más de cien personas de su círculo próximo, es la tercera fuerza política del país y en las pasadas elecciones obtuvo más de 10 por ciento de los votos. Su probable ilegalización ha hecho que los kurdos apuesten por una nueva marca para concurrir a las urnas y lo harán bajo el paraguas del Partido Verde de la Izquierda.
Tras conocer la decisión de los kurdos, Recep Tayyip Erdogan atacó a Kilicdaroglu y dijo que no permitiría que Turquía estuviera presidida por «una persona enviada por Qandil», en referencia a la montaña de Irak que es el principal refugio de los milicianos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Tres décadas de conflicto interno y más de 40.000 muertos después el conflicto con los kurdos es una herida difícil de cerrar.
Los kurdos se reparten entre Turquía (de 15 a 20 millones), Siria (1,5 millones), Irán (de 5 a 6 millones) e Irak (4 millones aproximadamente) y sus representantes se definen como «el mayor pueblo sin estado del mundo». En Turquía apuestan ahora por el cambio y apoyan a Kilicdaroglu con la esperanza de que las cosas mejoren para la comunidad.
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