Los cubanos en 2023, más pobres y más reprimidos
El éxodo masivo –que supera las 225.000 personas durante este año– y los encarcelamientos a opositores por participar en las protestas protagonizaron un 2022 convulso en la isla

Poco o nada tienen que celebrar los cubanos al finalizar este 2022. Hay muchas más familias divididas por un éxodo masivo que supera este año las 225.000 personas, se ha agudizado la crisis económica y existe un récord de presos políticos.
Por segundo año ... consecutivo, miles de familias sufren el encierro forzoso y criminal de los que aquel histórico 11 de julio de 2021 salieron a las calles a protestar contra la dictadura. La mayoría de los procesos judiciales se desarrollaron este 2022. Según el grupo de trabajo Justicia 11–J, unas 1.771 personas fueron detenidas por participar en aquellas protestas, de las cuales han sido procesadas 750, incluidos 15 menores. Las condenas han llegado hasta los treinta años de privación de libertad. El paisaje de opresión y castigo continúa siendo una constante en el país caribeño.
Pese al aumento del descontento popular, el éxodo masivo y el aumento del terror y la represión ha opacado el panorama opositor dentro de la isla. En diciembre entró en vigor un nuevo Código Penal que pretende convertirse en una herramienta más para frenar el disenso.
Crisis económica galopante
A este represivo panorama se suma la peor crisis económica en décadas.
El economista cubano Elías Amor, al analizar el contexto y las proyecciones para el nuevo año, asegura que los cubanos «son, y seguirán siendo en 2023, más pobres que hace tres años». «La economía cubana en 2022 ha entrado en un escenario clásico de estanflación, que combina débil crecimiento económico con alta inflación. Un escenario que dificulta notablemente la aplicación de políticas económicas, sobre todo en un modelo económico obsoleto», explica a ABC.
Ni siquiera la reciente gira del mandatario cubano Miguel Díaz-Canel por Argelia, Rusia, Turquía y China en busca de apoyo económico e inversiones extranjeras logrará aminorar la crisis. El régimen cubano aspira a recuperarse económicamente a través del turismo –que tuvo una caída del 65% en 2022– y mediante el aumento de la inversión extranjera, pero dificulta el crecimiento económico de los productores internos.
Pese a ello, La Habana y Washington experimentan un nuevo acercamiento, con marcado interés en el sector económico. Durante los últimos meses acontecieron varias visitas a la isla tanto de congresistas demócratas y funcionarios de la Administración Biden como de empresarios norteamericanos y cubano-americanos.
En mayo, Biden anunció la posibilidad de que norteamericanos invirtieran en el sector privado en Cuba y, poco después, por vez primera en más de sesenta años, el régimen abrió las puertas a la inversión extranjera.
Además, el presidente estadounidense ha disminuido la presión sobre la dictadura cubana con medidas como permitir más vuelos a la isla, el establecimiento de menos restricciones a las remesas, la reapertura de la Embajada en La Habana y el reinicio de los procesos consulares tras cinco años interrumpidos.
Rechazo de la oposición
Tan desesperada está La Habana por oxígeno económico, y tan afianzada tiene su estrategia de reformas camufladas, que incluso el viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, afirmó que si se flexibiliza el embargo norteamericano «con el sueño de acabar con la revolución, no nos vamos a oponer».
Buena parte de la oposición cubana dentro y fuera de la isla ha rechazado el acercamiento –que inició la administración de Obama– entre el Gobierno estadounidense y el régimen castrista.
A pocos días de haberse cumplido ocho años de este deshielo diplomático, Guillermo 'Coco' Fariñas, Premio Sájarov 2010 a la libertad de conciencia, afirmó que si en Cuba todavía gobierna el comunismo es «porque hemos sido traicionados por el mundo democrático y civilizado».
La estrategia seguida por Washington, y respaldada igualmente por la Unión Europea, pretende favorecer un empoderamiento económico cubano aspirando a que, con ello, emerja un poder político capaz de acabar con la dictadura. No obstante, para el empresario Manuel Milanés esto no aminorará la crisis y la represión en Cuba, sino que se trata de una fachada del régimen para mantener el poder y enriquecerse. Milanés asegura igualmente que «no habrá prosperidad mientras sea el Partido Comunista el que tenga el poder, por la fuerza, de nuestro país».
Para que ocurra un cambio real en la isla, una condición fundamental es que haya libertad, la cual, debido al éxodo masivo, al aumento de la represión al disenso y la complicidad del mundo democrático, para los cubanos se presenta cada vez más lejana.
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