El crudo salva a Maduro
EE.UU. ya recibe petróleo venezolano tras cuatro años de embargo por decisión de Biden. Sus críticos se preguntan si el negocio del petróleo, en el contexto derivado de la guerra en Ucrania, importa más que la democracia y los derechos humanos

Sin grandes pronunciamientos ni un anuncio formal, a principios de año la Casa Blanca inauguró una nueva fase en su política hacia Venezuela, culminación de un giro que se viene fraguando desde que Joe Biden llegó a la Casa Blanca. Ya en 2023, el ... contacto oficial entre Washington y Caracas es, de nuevo, con el régimen de Nicolás Maduro, tras cuatro años de reconocimiento a los opositores a los que ha comandado Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional.
La misión diplomática de los opositores en Estados Unidos anunció después el cese de sus operaciones, justo cuando dos petroleros de la empresa Chevron ponían rumbo a Venezuela para transporte de cargamentos a Norteamérica por primera vez desde 2019.
El que hasta este mismo mes ha sido embajador venezolano nombrado por los opositores y reconocido formalmente por el departamento de Estado de EE.UU., Carlos Vecchio, se despidió entonces afirmando que «aunque algunos se rindan y se entreguen a la dictadura, no tengo duda de que los venezolanos amantes de la democracia vamos a triunfar».
Esta decisión del equipo de Biden, que hace de Nicolás Maduro y el régimen de nuevo los interlocutores únicos y necesarios para EE.UU., ha llevado a críticos del presidente y su política hacia Venezuela a preguntarse si el negocio del petróleo, en el contexto de escasez e inflación propiciado por la guerra en Ucrania, es más importante que la democracia y los derechos humanos.
Así se expresa Elliott Abrams, que fue enviado especial para Venezuela con la anterior Administración: «Tal vez la Administración Biden simplemente ha renunciado al progreso hacia la democracia en Venezuela, y tal vez el lobismo de Chevron y otras compañías petroleras, simplemente supera cualquier deseo de avanzar en la democracia y los derechos humanos».
«Los que luchan por la democracia en Venezuela ahora saben que en EE.UU. su destino ha sido degradado a un nivel menos prioritario que el de unos pocos miles de barriles de crudo»
Elliott Abrams
Enviado especial para Venezuela con la administración de Trump
Abrams publicó una tribuna en la revista conservadora estadounidense National Review en la que pedía: «Pensemos en los que luchan por devolver la democracia a Venezuela, que ahora saben que, en la Casa Blanca y el Departamento de Estado de Biden, su propio destino ha sido degradado a un nivel mucho menos prioritario que el de unos pocos miles de barriles de petróleo».
En realidad el Gobierno de EE.UU. afirma que está siguiendo el ejemplo de los otros legisladores de la oposición venezolana, pues la Asamblea Nacional votó este mismo mes a favor de disolver el gobierno interino y eligió a la exdiputada Dinorah Figuera como nueva presidenta, en reemplazo de Guaidó.
Es cierto que Guaidó nunca tuvo realmente el poder en Caracas, y que su apoyo ha ido disminuyendo a lo largo de los años. Pero desde los años de Trump, él fue el interlocutor principal de EE.UU., y hasta fue invitado a la Casa Blanca y al Capitolio a una sesión conjunta, en la que fue ovacionado.
Según dijo a ABC un funcionario estadounidense, tras la votación en la Asamblea Nacional, la Casa Blanca y el departamento de Estado optaron aceptar el resultado de la votación y considerar de nuevo a Guaidó un diputado de base. El año pasado, cuando viajó a Caracas a verse con Maduro, el principal asesor de Biden para América Latina, Juan González, no avisó a Guaidó, según admitió después la propia Casa Blanca.
El segundo buque llega este mes
A finales de año, un primer buque fletado por Chevron, el Caribbean Voyager con bandera de Bahamas, llegó a aguas venezolanas para hacerse con un cargamento de crudo venezolano. Un segundo buque cisterna con diluyentes, UACC Eagle, con bandera de las Islas Marshall, llega este mes. El gobierno de EE.UU. le concedió en noviembre una licencia de seis meses a la petrolera estadounidense, que le autoriza a volver a integrarse en cuatro consorcios en Venezuela para extraer, procesar y exportar crudo a EE.UU., acabando así un embargo de la era Trump.
Anteriormente, la administración Biden había autorizado a las petroleras europeas, incluida la española Repsol, a recibir crudo venezolano solo en canje de deuda pendiente, según publicó Reuters en su día. Chevron había solicitado a principios de 2022 una licencia más amplia que le permitiera asumir el control operativo de sus empresas conjuntas con el régimen en Venezuela.
Estas concesiones se dan, según ha dicho la Casa Blanca repetidamente, para facilitar la negociación entre el régimen de Maduro y la opositora Plataforma Unitaria, que une al grueso de la oposición venezolana. Los contactos se reanudaron el noviembre pasado en Ciudad de México, tras más de un año de suspensión porque la dictadura exigía la liberación de Alex Saab, que aguarda juicio en Florida, y a quien se considera testaferro y conseguidor de Maduro.
El chavismo ha pedido insistentemente la liberación de Saab, que fue extraditado desde Cabo Verde. En octubre, Biden ya liberó a dos sobrinos de Cilia Flores, la mujer de Maduro, condenados en 2017 a 18 años de cárcel cada uno por tratar de introducir 800 kilos de cocaína en EE.UU. A cambio, el chavismo liberó a siete norteamericanos, incluidos cinco ejecutivos de la petrolera Citgo, filial del Pdvsa, detenidos en 2017.
«El fin del gobierno interino de Venezuela es una terrible noticia para los intereses de EE.UU. y el futuro del pueblo de Venezuela»
Michael McCaul
Congresista republicano
En este acercamiento, Biden ha encontrado oposición en el Capitolio, sobre todo de los republicanos, que acaban de recobrar el control de la Cámara de Representantes. Michael McCaul, que desde la semana pasada preside la Comisión de Exteriores de esa Cámara afirma que «el fin del gobierno interino de Venezuela es una terrible noticia para los intereses de EE.UU. y el futuro del pueblo de Venezuela. Las políticas de la Administración Biden han tenido mucho que ver con este resultado, y nos preocupa aún más que la administración parezca lamentablemente no estar preparada para las consecuencias diplomáticas, legales y de seguridad de esta decisión».
«Alimenta al chavismo, culpable de la crisis migratoria»
Por su parte, el senador conservador James Risch afirma que «este apoyo de la Administración Biden a la producción de petróleo de Venezuela alimenta al régimen de Maduro, que es responsable de una crisis migratoria que hizo que 300 venezolanos inundaran nuestra frontera sur cada día el mes pasado».
A principios de 2019, Trump impuso una dura ronda de sanciones que prohibió las importaciones de petróleo venezolano y las transacciones en dólares con la petrolera estatal venezolana Pdvsa, una medida destinada a privar al país de dólares del petróleo y apear del poder a Maduro. Desde que llegaron a la Casa Blanca, Biden y su equipo se habían replanteado las sanciones al crudo aplicadas por Trump, que suponen en la práctica un verdadero embargo.
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Hace un año, la agencia de transparencia del Gobierno estadounidense llegó a la conclusión en un polémico informe de que en Venezuela «las sanciones, particularmente a la compañía petrolera estatal en 2019, probablemente contribuyeron a un declive más pronunciado de la economía venezolana, principalmente al limitar los ingresos de la producción de petróleo».
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