«Creo que me buscáis a mí»: el asesino en serie de Texas que llamó a la policía tras 48 años matando

Procedieron a su detención ese mismo día y ahora se le acusa formalmente de dos crímenes cometidos en 2019 y 2020, que se suman al que inició su terrorífica carrera como asesino en serie y que llevó a cabo en 1982 cuando violó y estranguló a una niña de 8 años.

Ahora, las autoridades tratan de esclarecer si alrededor de diez crímenes que cuadran en su modus operandi forman parte de su historial: «Esta cifra, obviamente, puede subir. No sabemos a cuánta gente puede haber matado», señaló a los medios Katy Conner, detective de la Policía de Austin en una rueda de prensa sobre el mediático caso, que ha centrado la atención e todo el sureño estado.

Raul Meza Jr., que ahora tiene 62 años, cometió su primer crimen con apenas 15 años, en 1975, cuando robó, junto a otros tres adolescentes, una tienda en Austin disparando al dueño y dejándolo paralítico.

En aquel momento fue condenado a 20 años de cárcel, aunque fue soltado en régimen de libertad condicional en 1981.

Sólo un año después de salir de prisión, cuando tenía 20 años, estranguló y violó a la niña de 8 años Kendra Page, cuyo cuerpo fue hallado desnudo cerca de un contenedor de basura en su escuela.

Meza se entregó a las autoridades y fue condenado a otros 30 años de prisión, de los que sólo cumplió 11, volviendo a la libertad en 1993. Su periplo de idas y venidas de la cárcel continuó y es que en 1994, por un delito menor violó la condicional y fue puesto entre rejas hasta 2016.

Tres años después cometió el segundo crimen por el que se le acusa formalmente, el de la mujer de 66 años Gloria Lofton a quien mató en su propia casa.

En 2020 mató mediante estrangulamiento al antiguo oficial de prisiones que se encargaba de conceder las condicionales y con el que mantenía amistad, no en vano el hombre le había permitido vivir con él ante las dificultades económicas de Meza. Sin embargo, su instinto asesino se impuso.

«Alguien tomó una mala decisión hace 40 años y dejó que Meza manipulara el sistema», se lamentó Bruce Mills, adjunto a la jefatura del Departamento de Policía de Austin: «Nos ha dicho que estaba preparado para matar de nuevo y que, de hecho, estaba deseándolo».

Los errores del sistema y una serie de malas decisiones permitieron que durante casi 50 años -entre entradas y salidas de la cárcel- Meza se convirtiera en uno de los peores asesinos de las últimas décadas: «Es el peor de lo peor», resumió la policía. Ahora su historia parece que, por fin, ha terminado.