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Los consejos de Obama para dejar de fumar

Aunque no ha superado por completo su adicción a la nicotina, ofrece ayuda al nuevo y fumador presidente de Filipinas

reuters

pedro rodríguez

Como detalle de buena voluntad protocolaria hacia un tradicional aliado en el Pacífico, el ocupante de la Casa Blanca mantuvo este miércoles una conversación telefónica con el nuevo presidente electo de Filipinas, Benigno Aquino. Durante la charla de unos veinte minutos, Barack Obama alabó las últimas elecciones filipinas como un ejemplo de transparencia, aventuró la posibilidad de un futuro encuentro y destacó la necesidad de una mayor cooperación bilateral. Incluso para dejar de fumar.

De acuerdo al curioso relato ofrecido por el nuevo líder de Filipinas, hijo de la ex presidenta Corazón Aquino, durante ese ejercicio de diplomacia telefónica salió a relucir la querencia hacia los cigarrillos que el nuevo líder de Filipinas comparte con el presidente de Estados Unidos. Ante lo que Barack Obama habría indicado algo así como "yo ya he dejado de fumar, ese es tu problema, pero estoy preparado para ofrecerte consejo".

La cuestión parece una banalidad. Pero tanto en Estados Unidos como en Filipinas, un presidente fumador tiene su problemática trascendencia. El mes pasado, Aquino ya dijo que no estaba dispuesto a dejar el tabaco porque podría estresarle y afectar negativamente su toma de decisiones ejecutivas. Con uno de cada cuatro filipinos adultos que fuman, su nuevo presidente ha argumentado que dejará ese hábito de al menos una cajetilla diaria "en el momento adecuado", recordando que cuando se presentó a las elecciones "la gente ya sabía que yo fumaba".

En Estados Unidos, con el carácter ejemplarizante asociado al despacho oval, el tabaco se ha convertido también en un complicado lastre político. Obama ha reconocido que en su juventud probó la cocaína y la marihuana. Pero desde su salto a la política nacional, ha evitado con sumo cuidado la divulgación de imágenes fumando. Lo cual no ha hecho más que alimentar el interés de los medios comunicación americanos hacia lo que se ha descrito como una "intrigante imperfección".

Durante su primer chequeo médico como presidente de Estados Unidos quedó claro que Obama gozaba de bastante buena salud pero que no había logrado superar por completo su adicción al tabaco. Ya que los médicos militares le animaron el pasado febrero a "continuar con los esfuerzos para cesar de fumar".

Se sabe que para cumplir con la promesa que hizo a su familia en el 2007, el presidente utiliza chicles de nicotina. Y él mismo ha sido el primero en reconocer que de vez en cuando cae en la tentación a pesar de que la Casa Blanca es totalmente "smoking free" desde los tiempos de Hillary Clinton. Cuando llegan esos garantizados momentos malos, se supone que algún ayudante de confianza hace aparecer una cajetilla de su marca favorita: Marlboro.

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