Macron prosigue con su reforma migratoria pese a la censura del Consejo Constitucional

Censurando total o parcialmente 32 de los 86 artículos del proyecto, el consejo dinamitaba el proyecto original de Macron. Antes que retirar, retocar, modificar y redactar un nuevo proyecto, el presidente prefirió una promulgación rápida «lo antes posible» del proyecto desguazado por el Constitucional.

El proyecto original fue concebido entre el otoño de 2017 y el invierno de 2018. Tras un largo proceso de interminable concertación, el Gobierno presentó un primer esbozo de proyecto en la Asamblea Nacional y el Senado, entre marzo y diciembre del año pasado. Los atentados terroristas del mes de octubre agravaron la tensión política y social sobre el control migratorio.

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El 19 de diciembre, tras varios años de reflexión y doce meses de debates muy violentos, la cámara aprobó el proyecto, gracias al voto de la derecha tradicional y la extrema derecha, abriendo grietas y una crisis de fondo en el gobierno y la mayoría parlamentaria de Macron, que asumió la crisis y el derechazo espectacular de su política.

Como es tradicional, todo proyecto de ley debe ser aprobado por el Consejo Constitucional, responsable del respeto de la Constitución. Macron pidió ese control de su proyecto de reforma. Treinta y siete días después de su aprobación, se censuró un tercio del plan, dinamitando el proyecto 'macroniano', consagrado al más inflamable problema nacional y europeo: la inmigración.

El Consejo Constitucional censuró total o parcialmente 32 de los 86 artículos del proyecto de ley. La censura afecta muy particularmente a los artículos más conservadores del proyecto, relacionados con los derechos (económicos y sanitarios) de los inmigrantes, las prestaciones sociales de inmigrantes recientes o menos recientes, el derecho a la reagrupación nacional.

En su día, Macron asumió personalmente el giro conservador, estimando que el proyecto era el «escudo» que Francia necesita contra las «derivas» de la «inmigración incontrolada». La derecha tradicional de Los Republicanos (LR, el partido de Sarkozy) asumió como propio el cambio de la política proyectada por Macron. La extrema derecha de Marine Le Pen, por su parte, interpretó la aprobación como una victoria de su influencia en la política.

Por el contrario, la aprobación parlamentaria del proyecto de ley abrió una crisis. El presidente decidió cambiar de gobierno: Élizabeth Borne, primera ministra, fue sustituida por Gabriel Attal.

Las oposiciones de extrema derecha, derecha, socialista, comunista, ecologista y de extrema izquierda, estimando que el proyecto macroniano «ha nacido muerto». Marine Le Pen (extrema derecha) y Eric Ciotti (derecha) piden una nueva redacción, improbable. «La ley ha sido amputada, no tiene ninguna legalidad. Debe ser retirada», declara Éric Bompard, extrema izquierda. Olivier Faure (socialista) estima que promulgarla amputada sería una «mancha indeleble».