Caso Odebrecht
Condenado a 20 años de cárcel el expresidente peruano Alejandro Toledo por corrupción
Se le ha sentenciado culpable de recibir millonarios sobornos de la constructora brasileña a cambio de obras en su Gobierno (2001-2006)
Odebrecht usó a una empresa española para ocultar nueve millones de euros en sobornos en Colombia
Corresponsal en Lima
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Iniciar sesiónAlejandro Toledo, procedente de una familia muy pobre y economista de profesión, como presidente hizo todo lo que prometió no hacer nunca: «Caer en las garras de la maldita corrupción», la bandera que le hizo ganar la presidencia en el 2001, y que lo ... ha convertido en el tercer exmandatario condenado por la justicia peruana, como su némesis, el fallecido Alberto Fujimori Fujimori.
La juez Zaida Pérez, que preside el Segundo Juzgado Penal Colegiado Nacional, condenó a 20 años y 6 meses de cárcel a Toledo por los delitos de colusión y lavado de activos al considerar que favoreció a la empresa brasileña Odebrecht en la concesión de los tramos 2 y 3 de la Carretera Interoceánica que une Perú y Brasil.
'El Cholo', como se le conocía popularmente por su origen indígena, llegó a la Presidencia en 2001 tras liderar la oposición a Alberto Fujimori donde mezcló su inexperiencia política, la frivolidad y su olfato de sobreviviente. El mismo se autocalificaba como un «error estadístico» al llegar a la Presidencia en el seno de una familia humilde con 16 hermanos, de los cuales siete murieron en la infancia.
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Caída en desgracia
Su caída en desgracia como presidente comenzó cuando la prensa peruana descubrió una 'offshore' llamada Ecoteva, que es de donde salió el dinero para comprar tres inmuebles en Perú. Tras dejar la Presidencia en 2006, Alejandro Toledo se compró una casa en la lujosa zona de Casuarinas en Lima; una oficina en un edificio de la zona financiera en La molina y canceló la hipoteca de su casa en la residencial zona de Camacho. El dinero de las compras provino del soborno que recibió de Odebrecht y que guardó durante años en cuentas del empresario israelí Joseph Maiman quien luego transfirió el dinero a la 'offshore' de Toledo.
Tras la apertura de la investigación en la fiscalía, Maiman se hizo colaborador eficaz y desveló los sobornos que recibió su exmejor amigo. En 2021, Maiman murió de cáncer. También declaró contra Toledo el exCEO de Odebrecht en Perú, Jorge Barata, quien reveló la insistencia de Toledo a través de llamadas telefónicas para que se le pagara los sobornos sin demora.
«La principal tragedia de Toledo es que él fue la imagen de la recuperación de la democracia en el 2000-2001, pero el precio que pagamos es que la corrupción nunca se fue. ¿De qué nos sirve recuperar la democracia si está atravesada por la corrupción?. La democracia peruana pierde de manera tangible con la condena a Toledo», dijo al ABC la historiadora Natalia Sobrevilla.
Tercer presidente condenado
Alejandro Toledo es el tercer presidente condenado en nuestra historia republicana. En el 2009, Alberto Fujimori fue condenado a 25 años por delitos de corrupción y contra los derechos humanos; mientras que Augusto B. Leguía (1919-1930) fue condenado tras ser derrocado por Sánchez Cerro en 1930, después de estar en el poder once años. Los cargos comprendieron hechos de abuso y corrupción.
«Leguía y Fujimori instalan la idea que solo con un sistema corrupto se puede gobernar el Perú y eso es la tragedia que llega hasta nuestros días. La diferencia de Fujimori y Leguía con Toledo es que él no fue un dictador, es decir, vemos que en democracia también se puede robar al Estado, como lo ha hecho Toledo y el primer y segundo Gobierno de Alan García», explicó Sobrevilla, autora de 'La nación subyacente: Diez ensayos para pensar la independencia peruana'.
«Creo que la transición que se inició en el 2000 fue trunca porque no hubo realmente un cuestionamiento real de la corrupción del 'Fujimorato': roba pero hace obra. Existió una continuidad económica que incluyó la corrupción que siempre fue orgánica e integral al modelo económico fujimorista», dijo Sobrevilla al tiempo que añadió que «se vivió una falsa noción de esperanza de que éramos un país que mejoraba y nos hacíamos más ricos, lo cual fue un espejismo».
«Hemos demostrado que la corrupción continúa en democracia y así se derriba la noción de que el régimen era corrupto porque no era democrático. Queda claro que la corrupción es la base del modelo económico y que se ve al Estado como un botín. Es trágico que el sistema corrupto persista en dictadura y en democracia», lamenta Sobrevilla.En Perú, el caso Lavajato siguió el rastro de sobornos de Odebrecht y OAS a los expresidentes Toledo, García (que falleció en el 2018), Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski; y los exalcaldes, Luis Castañeda Lossio (ya fallecido) y Susana Villaran.
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