Cómo funcionan las elecciones en Brasil: qué pasa ahora con la victoria de Lula

Esto sucede por el sistema electoral de Brasil, que establece que es necesario que un candidato consiga al menos el 50% de los votos para que sea nombrado presidente en la primera vuelta.

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Maria Albert

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Al contrario que en otros países, el sistema de votación brasileño es muy diferente: desde hace 25 años, se sigue un sistema electrónico para votar en las urnas. Así, el día de las elecciones los brasileños introducen el número del candidato para seleccionar aquellos a los que quieren votar. Cuando se vota por un presidente, es necesario introducir los dos números asociados al candidato.

Por su parte, en las elecciones presidenciales de Brasil se elige a los candidatos de forma simultánea y a través del sufragio directo. Sin embargo, para que el candidato ganador sea nombrado presidente, es necesario que este alcance al menos el 50% de los votos. Si esto no sucede, será necesario recurrir a una segunda vuelta de los comicios, en el que solo participarían los dos candidatos más votados. El que gane de ellos dos será nombrado presidente.

Tras el escrutinio de estas últimas elecciones de Brasil, Jair Bolsonaro y Lula da Silva volverán a verse las caras en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil. Lo harán después de que ninguno de ellos alcanzara el 50% de los votos requeridos para ser nombrado presidente del país.

Lula da Silva fue el vencedor, situándose en primera posición con el 47,88% de las papeletas, mientras que su adversario se quedó con el 43,68%. Sin embargo, este resultado dista mucho del pronosticado por las encuestas del sábado, que otorgaban a Lula un 50% de los votos de estos comicios, dejando a Bolsonaro por detrás, con tan solo un 36%.

Los nuevos comicios, que enfrentarán a ambos candidatos, se celebrarán el próximo 30 de octubre. Ahora apenas les separan cuatro puntos porcentuales, lo que podría traducirse en una ajustada confrontación en esta nueva votación. Los votos del centro-derecha y de los abstencionistas podrían decidir finalmente qué político acaba convirtiéndose en el nuevo presidente brasileño.