Los colonos israelíes avanzan en Cisjordania y cada vez acumulan más territorio

El primero, tras el 7 de octubre, tuvo lugar cuatro días después de los ataques en el sur de Israel; el 11 de octubre de 2023, colonos armados abrieron fuego contra jóvenes palestinos, matando a cuatro. Al día siguiente, durante los funerales de las víctimas, otra ráfaga de disparos de los colonos fulminó a otros dos.

Desde el Ejecutivo de Netanyahu la política sobre esta zona es clara y así lo repitió hace unos días el ministro de Finanzas, el ultraconservador Bezalel Smotrich: «2025: el año de la soberanía en Judea y Samaria», escribió en X, utilizando el nombre bíblico con el que Israel se refiere a Cisjordania. Toda una declaración de intenciones que los colonos judíos llevan años promoviendo. El aumento de la violencia de estos contra los palestinos en Cisjordania ha provocado el enfado de miembros de la comunidad internacional. Mientras, el gobierno de Netanyahu amplía oficialmente su dominio sobre el territorio ocupado al reclamar más tierras y ayudar silenciosamente a los extremistas con un apoyo militar tácito, según activistas israelíes de derechos humanos.

Israel aprobó la mayor confiscación de tierras en la Cisjordania ocupada en más de tres décadas y adelantó planes para construir miles de nuevas viviendas en asentamientos. Se trata del último paso del gobierno de línea dura destinado a consolidar el control de Israel sobre el territorio e impedir el establecimiento de un Estado palestino independiente.

Cisjordania, a la que muchos israelíes llaman Judea y Samaria en honor a los antiguos términos bíblicos para designar a esa zona, es una región con forma de riñón de unos 100 km de largo y 50 km de ancho que ha estado en el centro del conflicto entre Israel y Palestina desde que fue tomada por el Estado hebreo en la guerra de 1967. La mayoría de los países consideran que la zona es territorio ocupado y afirman que los asentamientos son ilegales según el derecho internacional, una postura confirmada por el máximo tribunal de la ONU en julio.

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Según estimaciones de Naciones Unidas, con la creación de Israel en 1948, unos 750.000 palestinos fueron desplazados. Los palestinos reivindican Cisjordania como núcleo de un futuro Estado independiente, junto con el enclave mediterráneo de Gaza, al sur. Pero la proliferación de asentamientos judíos, que han crecido en Cisjordania desde los acuerdos de paz provisionales de Oslo, hace 30 años, ha transformado la zona.

En 2024, casi 2.400 hectáreas han sido declaradas tierras estatales israelíes, una clasificación que facilita la construcción de asentamientos, en el mayor crecimiento anual registrado, y que representa la mitad de todas las áreas declaradas tierras estatales en las últimas tres décadas, ha dicho en un reciente informe Peace Now, una organización israelí que se dedica al conteo de asentamientos de colonos en la zona.

Según otro análisis de Peace Now, durante el último año se han establecido al menos 43 nuevos asentamientos de colonos, en comparación con un promedio de menos de siete al año desde 1996.

La comunidad internacional considera que los asentamientos son ilegales, y los palestinos dicen que son el principal obstáculo para un acuerdo de paz duradero. Pero con más de 500.000 colonos israelíes viviendo en Cisjordania, será difícil –algunos aseguran que imposible– dividir el territorio como parte de una solución de dos Estados.

Tras esta expansión récord de la actividad de asentamientos israelíes, algunos defensores de los colonos en la ocupada Cisjordania esperan que Donald Trump cumpla el sueño de imponer la soberanía sobre la zona considerada por los palestinos como el corazón de un futuro Estado.

En las últimas semanas, han aparecido banderas israelíes en las cimas de las colinas que algunos colonos reclaman como suyas en el valle del Jordán, en Cisjordania, lo que ha aumentado el temor de muchos palestinos locales a un mayor control de esas zonas. Algunos colonos rezaron por la victoria de Trump antes de las elecciones. «Tenemos grandes esperanzas. Hasta cierto punto estamos optimistas», dijo Yisrael Medad, un activista y escritor que apoya la absorción de Cisjordania por parte de Israel, hablando con Reuters sobre la victoria de Trump, en la casa en la que ha vivido durante más de cuatro décadas en el asentamiento cisjordano de Shilo. Sin embargo, la medida pondría en riesgo los objetivos de EE.UU. y acabaría con la esperanza de una solución de dos Estados, según un funcionario estadounidense citado por Reuters.

En su primer mandato, Trump trasladó la embajada de Estados Unidos en Israel a Jerusalén y puso fin a la posición sostenida durante mucho tiempo por Washington de que los asentamientos son ilegales.