La 'coalición semáforo' llega quemada a mitad de su mandato

La intención del canciller Olaf Scholz es aprovechar el retiro que los miembros del gobierno inician este martes en el castillo de Meseberg, a 30 kilómetros de Berlín, para resetear la coalición y dar un nuevo impulso a la legislatura. En vísperas, para evitar el aire irrespirable, resolvió ayer la discusión bizantina sobre la prestación por hijos, con un cheque de 2.400 millones de euros a partir de 2025. Y hoy quiere lanzar su Ley de Oportunidades de Crecimiento, que hasta ahora había bloqueado la Ministra de Familia, la verde Lisa Paus, y que integra medidas para reducir la burocracia y crear incentivos a la inversión.

El Ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, quiere que la ley fortalezca la competitividad de Alemania, aliviando a las empresas. El Ministro de Justicia, el también liberal Buschmann, quiere presentar las piedras angulares de una nueva ley de alivio de la burocracia. También se discutirá el papel de la inteligencia artificial en la digitalización administrativa y la protección de datos en la digitalización. Pero seguramente el asunto vuelva a quedar opacado por el desacuerdo sobre asuntos más tangibles, como el límite al precio del alquiler que el Partido Socialdemócrata (SPD) quiere en todo el país o las subvenciones al precio de la electricidad industrial, capaz de incendiar cualquier conversación semafórica.

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Rosalía Sánchez

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La semana pasada, el grupo parlamentario del SPD se pronunció a favor de introducir un precio de electricidad subsidiado para determinados sectores. El Ministro de Economía, el verde Robert Habeck, había hecho campaña anteriormente a favor de una electricidad más barata para la industria. El objetivo es sostener a las empresas mediante electricidad barata. Pero el canciller Scholz no está convencido («no solo carecemos del dinero, sino también de las posibilidades legales») y el Partido Liberal (FDP) está abiertametne en contra. El debate lleva ya meses en punto muerto. En cuanto a los alquileres, el portavoz de política de vivienda del FDP, Daniel Föst, ha criticado la iniciativa socialdemócrata asegurando que una mayor regulación no ayudará. En su opinión, lo que hay que hacer es «construir más, construir más rápido y construir más barato». La vicepresidenta del grupo parlamentario del SPD, Verena Hubertz, considera es propuesta como una estrategia a largo plazo, pero exige de inmediato un «respiro para los inquilinos».

Además, en la coalición hay serios desacuerdos también sobre la cuestión del suministro de misiles de crucero Taurus a Ucrania. Mientras que el FDP y los Verdes quieren cumplir rápidamente con el envío, el SPD vacila. Solo estos puntos del orden del día aseguran que el encuentro en Meseberg será todo menos relajado, y de fondo una cuestión tiñe de duda todas las deliberaciones: la capacidad de liderazgo de Olaf Scholz, que hasta ahora se ha caracterizado por permitir que las discusiones en el seno de la coalición se prolonguen durante meses, sin lograr avances y asumiendo un fuerte desgaste.

Scholz evocó un nuevo «milagro económico» en marzo y aseguró que, gracias a las elevadas inversiones en protección del clima, Alemania podrá alcanzar tasas de crecimiento «como las de los años 50 y 60», que llegaron al 8% y permanecieron en el 4% durante una década. La economía alemana, sin embargo, se sigue contrayendo y el Fondo Monetario Internacional señala a Alemania como el farolillo rojo de los principales países industriales. En el pacto de coalición figura la construcción de 400.000 viviendas al año, 100.000 de ellas financiadas con fondos públicos. Para ello se creó específicamente un departamento del gabinete: el Ministerio Federal de Vivienda, Desarrollo Urbano y Construcción, con Klara Geywitz al frente, que poco después se vio obligada a explicar que el objetivo probablemente no se podrá alcanzar por primera vez hasta 2024.

Seguramente merece reconocimiento el esfuerzo que ha supuesto prescindir en tiempo récord del gas ruso, pero Scholz se adornó en su día con objetivos grandiolcuentes, como el de tener «de cuatro a cinco aerogeneradores nuevos cada día», que serían unos 1300 al año contando solamente los días laborables. Según la industria, en el primer semestre de 2023 se construyeron 331 aerogeneradores en tierra. En el mar, actualmente sólo se están construyendo tres grandes plantas. Es de suponer que tampoco se alcanzará la cifra objetivo por mucho tiempo. Ni el de «15 millones de coches eléctricos en 2030». Y los anuncios de Meseberg corren el riesgo de caer en la misma irrelevancia.