ANÁLISIS DEL GENERAL (R) PEDRO PITARCH
Claves de la nueva fase de la guerra en Gaza: el cerco a los terroristas, el futuro de los rehenes, las bajas civiles...
Pronto se revelará la enorme dificultad de integrar en una misma ecuación la destrucción de Hamás y el rescate de los secuestrados
Israel apela al uso máximo de la fuerza para doblegar a Hamás y obligarle a liberar a los rehenes
Convoy militar israelí cerca de la franja de Gaza
La tregua entre Hamás e Israel apenas duró una semana. Al cabo de ese corto periodo los drones, misiles y cohetes volvieron al aire, el zoco de mercaderías humanas (encarcelados por secuestrados) echó el cierre, la ayuda humanitaria al por mayor se desvaneció ... y el equipo negociador israelí, desplazado a Qatar, regresó a Tel Aviv. El paréntesis ha supuesto una ventajosa oxigenación de los terroristas que, durante una semana, con cierta seguridad, pudieron moverse, autojalearse, reorganizarse y robustecerse aprovechando las mercancías introducidas en la franja de Gaza por los convoyes humanitarios de Naciones Unidas y las ONG.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han reanudado sus operaciones de limpieza, tanto en superficie como en el subsuelo de la Franja, mientras Hamás sigue utilizando a cientos de miles de civiles como escudos humanos y conserva alrededor de 130 secuestrados. Las ganancias para Israel, como consecuencia de la liberación de un centenar de secuestrados, se concretaron en la aminoración transitoria de las presiones internacionales y domésticas.
Canje que, desde el punto de vista operativo, podría ser valorado, incluso, como una cesión al chantaje o muestra de debilidad, al alcanzarse aquél a costa de relajar el 'momentum' ofensivo de las FDI. Para éstas, el único beneficio obtenido de la tregua sería, en su caso, la elaboración de inteligencia sobre las capacidades de Hamás, deducidas tanto de los movimientos de los terroristas durante la pausa, como de las informaciones que pudieran haber proporcionado los rescatados.
Al retomar las operaciones de limpieza, las FDI han encontrado que la finalidad superior de la campaña: destruir a Hamás, no ha variado. Asimismo, que persiste el gran condicionamiento que, para las operaciones, significan los secuestrados todavía en poder de Hamás. Sin embargo, verificarán cambios sustanciales en los 'tempos' para el combate. Porque la prosecución de la campaña ofensiva demanda un urgente esfuerzo adicional para recuperar el 'momentum' ofensivo previo a la tregua. Apremio y sobreesfuerzo para intentar alcanzar los objetivos antes de que nuevas presiones, tanto internacionales como domésticas, pueden dar al traste con la eficacia de las operaciones o, incluso, paralizarlas.
Ambiente, por cierto, plenamente coherente con la lógica de las operaciones militares, que siempre deben estar gobernadas por el principio de eficacia. Tal consideración conduce, indefectiblemente, a valorar como incierto el futuro de los secuestrados, al constituir éstos el mayor 'activo' de Hamás, y del que los terroristas nunca se desprenderán voluntaria y totalmente. A no tardar, me temo, se revelará crudamente la enorme dificultad de integrar en una misma ecuación la destrucción física de Hamás y el rescate con vida de todos los secuestrados.
Alcanzado un cierto grado de dominio del tercio superior de la Franja, ha llegado el momento de abordar también la limpieza del resto. Puesto que el tercio intermedio está, en gran parte, ocupado por los campos de refugiados de Bureij, Nuseirat, Deir el-Balah y Maghazi, todos ellos monitorizados por la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, posiblemente ese territorio se reserve como albergue para desplazados del resto del territorio. Posiblemente, su limpieza se posponga hacia el final de la campaña. Consecuentemente, el mayor esfuerzo operativo de las FDI se focalizaría sobre el tercio inferior, el de Jan Yanis, núcleo urbano que, desde el comienzo de las hostilidades, ha triplicado su población hasta llegar a 1,2 millones de almas.
Hacinamiento favorecedor de un crecimiento exponencial del riesgo de bajas civiles cuando las FDI actúen contra los grupos terroristas allí empotrados. Escenario que, a su vez, vigorizará la presión internacional para lograr otro alto el fuego, que siempre sería favorable a los terroristas. En tan embarullado escenario, la parcelación de la Franja por Israel, presentada como mecanismo para avisar de ataques y evitar en lo posible bajas de civiles, parece también una inteligente medida de coordinación interna de las FDI, para favorecer acciones quirúrgicas y selectivas de limpieza territorial y evitar bajas propias por el fuego amigo.