China se propone mantener el rumbo pese a «presiones externas y dificultades internas»
La Asamblea Nacional Popular, el aparato legislativo del régimen, fija un crecimiento económico «alrededor del 5%» para 2025 en su peculiar reunión anual
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Corresponsal en Pekín
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Iniciar sesión«La fe aglutina la fuerza». La máxima, hoy en boca del primer ministro Li Qiang, quizá sintetice por qué el Partido Comunista ha ordenado a la economía que en 2025 crezca «alrededor del 5%», aproximación reiterada por tercer año consecutivo pese al ... paulatino declive estructural, presagio por tanto de más estímulos para reanimar el decaído consumo patrio.
Este guarismo, como manda la costumbre, ha opacado las muchas palabras pronunciadas durante la sesión inaugural de la Asamblea Nacional Popular, celebrada esta mañana en Pekín. Dicho organismo conforma, junto a la Conferencia Consultiva Política iniciada ayer martes, el aparato legislativo del régimen y su reunión anual simultánea, conocida como las «Dos Sesiones» supone la cita más importante del curso, una semana destinada a evaluar los logros alcanzados en 2024 y fijar las prioridades para 2025.
La seguridad de la capital china, como también manda la costumbre, cae estos días en la hipocondría. Una concatenación de policías cada veinte metros controla toda la extensión de la ancha y larga avenida Chang'an Dajie hasta su desembocadura en la plaza de Tiananmen entre la más estricta vigilancia. Al otro lado: libertad. Solo hoy la prensa internacional puede acceder sin cortapisas a la icónica explanada, y la imagen de sus sucesivas vallas abriéndose constituye una alegoría que convendría no desdeñar.
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Jaime Santirso | Corresponsal en PekínEsta medianoche entraban en vigor los aranceles anunciados por Trump, con gravámenes del 25% a las importaciones de México y Canadá y doblando al 20% las del país asiático
Tampoco este trasunto de vida institucional. Corresponsales y políticos comparten el Gran Palacio del Pueblo en inaudita convivencia, y la distancia que separa el pórtico de la entrada al auditorio invierte el orden cósmico: por una vez las autoridades chinas temen a los medios de comunicación y no al revés. Los delegados acceden a la carrera esquivando preguntas y aquellos incautos que se detienen un instante pronto son aguijoneados por una manada de micrófonos, cual guiris caídos en la Estafeta. El señor Zhang, por ejemplo, estaba tranquilamente fumando un cigarrillo a escondidas cuando llegó la violenta acometida.
—¿Qué tal la economía?
Pánico en los ojos del representante de Tíbet.
—Muy bien —concede por fin.
—¿Cree que este año será mejor que el anterior?
—Sí, cada año mejor.
—¿Cómo ve la relación entre China y Estados Unidos?
—Es una relación muy importante... —por un momento parece a punto de arrancarse pero, visiblemente incómodo, regresa de inmediato a los monosílabos antes de poner pies en polvorosa— Bien.
La insólita proximidad acaba a la fuerza por volverse fisiológica, pues en modo alguno resulta habitual compartir urinal con mandos del Ejército Popular de Liberación u otros delegados. «¿Qué delegado?», resuena jocosa una voz, tal es el grado de esparcimiento en la fiesta del parlamentarismo chino, o algo parecido. Al fin y al cabo, los representantes provinciales venidos de los más remotos rincones del país también llevan a honra su participación y acaban todos sacándose selfies. Ahora bien: con formalidad. Lejos quedan los días en los que, según cuenta la leyenda, cierto reportero extranjero pretendía recorrer en patines los interminables pasillos del Gran Palacio del Pueblo para estupor del personal.
Dentro y fuera
«La economía no está empeorando, solo está creciendo a velocidad más lenta. A largo plazo las perspectivas todavía son prometedoras, aún más teniendo en cuenta el ambiente global», explica afable en un aparte Yang Guang, miembro pekinés de la Conferencia Consultiva. «Da igual que en Estados Unidos haya un líder demócrata o republicano, la tendencia general de contener a China no va a cambiar. Por eso, debemos centrarnos en nosotros mismos y en nuestro propio desarrollo».
Coyuntura externa e interna conforman una trama ininterrumpida, tal y como ha reconocido el propio primer ministro en su discurso. «Cambios no vistos en un siglo se están desarrollando en todo el mundo a un ritmo más acelerado», ha señalado, tomando prestado el latiguillo de su superior, Xi Jinping, quien escuchaba acodado en el asiento central. «Un entorno externo cada vez más complejo y difícil podría tener un impacto mayor en China en áreas como el comercio, la ciencia y la tecnología. El crecimiento económico global carece de impulso, el unilateralismo y el proteccionismo están en aumento, el sistema de comercio multilateral enfrenta interrupciones y las barreras arancelarias continúan incrementándose», ha añadido, sin mención específica –ni necesaria– a ningún país presidido por Donald Trump.
Acto seguido, Li ha redirigido fronteras adentro el diagnóstico de su informe anual. «A nivel interno, la base para la recuperación y el crecimiento económico sostenidos de China no es lo suficientemente sólida. La demanda efectiva es débil y, en particular, el consumo es lento. Algunas empresas enfrentan dificultades en la producción y las operaciones, y los pagos atrasados siguen siendo un problema destacado para ellas. Existen presiones sobre la creación de empleo y el crecimiento de los ingresos».
De ahí que dos deberes encabecen los «trabajos y tareas del Gobierno para 2025». Uno: «Actuar enérgicamente por una activación del consumo y una mejora de la rentabilidad de las inversiones para ampliar de forma omnidireccional la demanda». Dos: «Desarrollar las fuerzas productivas de nueva calidad conforme a las condiciones de cada lugar para acelerar la estructuración del sistema sectorial moderno». Es decir, consumo y nuevas tecnologías –con mención específica a manufactura biológica, tecnología cuántica, inteligencia artificial integrada y 6G–, sendas expresiones de autosuficiencia.
Cifras y letras
El Partido Comunista aspira a mantener el ritmo de la economía por encima del 5%, una cifra modesta en la serie histórica pero ambiciosa dadas las circunstancias, cuya consecución exigirá –pese a la creciente antonimia entre «oficial» y «real»– más intervención estatal. A tal fin, las autoridades elevarán la ratio de déficit fiscal al 4% del PIB, un incremento de un punto porcentual con respecto al año pasado, y emitirán un total de 1,3 billones de yuanes (167.000 millones de euros) en bonos del tesoro especiales de larga duración, 300.000 más que en 2024.
La línea continuista atañe asimismo a otro de los datos más notorios: el presupuesto militar. Este aumentará un 7,2%, idéntico porcentaje también por tercer año consecutivo. «Nadie le otorga credibilidad, hay mucho más gasto por otras vías», resumía Neil Thomas, investigador del 'Asia Society Policy Institute', días antes del evento. Metas adicionales apuntadas por el primer ministro pretenden, entre otras, mantener la tasa de desempleo urbano «alrededor del 5,5%» mediante la creación de 12 millones de puestos de trabajo o aumentar el índice de precios al consumo «alrededor del 2%».
«Unidos más estrechamente alrededor del Comité Central del Partido, nucleado en torno al camarada Xi Jinping, enarbolando la gran bandera del socialismo con características chinas y guiados por el pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas de la nueva era, salgamos al encuentro de las adversidades y avancemos con espíritu pujante, procurando cumplir los objetivos y tareas del desarrollo económico y social establecidos para este año y garantizando que se culmine satisfactoriamente el XIV Plan Quinquenal, en la lucha infatigable por dar una promoción integral con la modernización china a la grandiosa causa de conformación de un país poderoso y revitalización de la nación», concluía grácil Li.
Al acabar, uno de tantos forasteros se aproximaba a las mesas de los delegados y se preguntaba por qué en los dispositivos de votación el botón de «fandui», «en contra», reluce inmaculado. El guardia de seguridad no podía reprimir una sonrisa. Entre la majestuosidad marmórea del Gran Palacio del Pueblo y la superposición interminable de grandilocuentes subordinadas, todavía hay un resquicio para la guasa. Mientras lo haya, habrá futuro.
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