China emplea mano de obra forzosa en su industria de minerales críticos
Un informe de la ONG Global Rights Compliance denuncia la explotación de comunidades uigures en Xinjiang para abastecer la industria minera, cuya cadena de suministro alcanza a decenas de multinacionales occidentales
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Corresponsal en Pekín
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Iniciar sesiónLos minerales críticos posibilitan los aparentes milagros del mundo contemporáneo, pero tampoco son ajenos a sus atrocidades. Un informe difundido este miércoles por la ONG Global Rights Compliance denuncia el uso de mano de obra forzosa en la industria minera de China, país que ... controla la mayoría de estos recursos a nivel global, y sus ramificaciones hasta alcanzar multinacionales occidentales.
La demanda de minerales críticos ha aumentado drásticamente en los últimos años por su utilidad en energías renovables, aplicaciones militares e infraestructura industrial. Su dimensión geopolítica quedó de manifiesto cuando Donald Trump condicionó el apoyo a Volodímir Zelenski ante la invasión rusa a la firma de un tratado para la explotación conjunta de los yacimientos ucranianos, acuerdo alcanzado a finales de abril.
Ante esta necesidad universal, China ostenta una posición privilegiada. Según datos gubernamentales, el gigante asiático supone el principal productor de 30 de los 44 minerales que Estados Unidos considera «críticos». Tanto es así que los controles a la exportación de tierras raras se han convertido en la principal arma de Xi Jinping durante las negociaciones de la guerra comercial mantenidas esta semana en Londres, las cuales han propiciado un alargamiento de la tregua.
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Muchos de estos recursos, a su vez, proceden de la provincia de Xinjiang. El Partido Comunista Chino ha implementado allí campos de «reeducación» por los que, según datos de organismos internacionales y ONG, han pasado más de un millón de personas de etnias locales como la uigur. Estos centros, cuya existencia fue inicialmente negada por el Gobierno chino, fueron después caracterizados como «espacios de formación profesional», parte de una campaña «antiterrorista».
A esto se suman otras denuncias como el uso de mano de obra forzosa en la industria local o esterilizaciones forzosas. Todo ello ha provocado que varios países califiquen lo sucedido como un «genocidio». El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, por su parte, publicó en septiembre de 2022 un informe según el cual la represión del régimen contra «los uigures y otras comunidades musulmanas» constituye «graves violaciones de derechos humanos» que «pueden constituir crímenes de lesa humanidad».
Política estatal
La investigación de Global Rights Compliance, a la que ABC ha tenido acceso por adelantado, conecta esa mano de obra forzosa con la industria de minerales críticos. «Los afectados debían elegir entre abandonar sus hogares para trabajar en la industria minera o afrontar alarmantes consecuencias impuestas por el Estado que incluían la pérdida de ingresos, el acoso, la violencia o la detención», señala el texto. «Las prácticas sistemáticas de trabajos forzados en Xinjiang no solo sirven para subvencionar los costes operativos, sino que también facilitan la persecución del Gobierno contra la población uigur mediante la separación familiar, la expropiación de la tierra y la reeducación».
El documento, 77 páginas fruto de año y medio de indagaciones, analiza las cadenas de suministro de cuatro minerales en particular: el titanio, el litio, el berilio y el magnesio. Su exposición destaca la creciente dependencia global de los recursos extraídos en la región. Según sus datos, en 2024 las exportaciones a EE.UU. aumentaron un 283% interanual, al Reino Unido un 595% y a Polonia un 811%, entre muchos otros destinos.
El informe desvela asimismo los vínculos con grandes multinacionales. «Al menos 68 empresas internacionales están vinculadas a cadenas de suministro asociadas a productos elaborados mediante trabajos forzosos impuestos por el Estado», apunta, una lista que incluye a Carrefour, Auchan, Walmart, Disney, Coca-Cola, Nescafé y Starbucks. «Debido a los esfuerzos de China por mantener opacas las cadenas de suministro la cantidad real podría ser mucho mayor, por lo que lo documentado solo sería la punta del iceberg».
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