La CDU refuerza su perfil conservador y se distancia de la era Merkel

Aunque los semáforos insisten en que la coalición no se rompe, la opositora Unión Cristianodemócrata quiere estar preparada para un posible adelanto de las elecciones, que el bávaro Markus Söder propone para el 9 de junio, en coincidencia con las europeas. Y lo primero necesario, según estima la dirección del partido, era un nuevo programa electoral que rompa definitivamente con la era Merkel y haga más reconocible para los votantes su perfil conservador.

El primer borrador, presentado ayer a los comités del partido, implica empezar a presionar desde ya mismo al Gobierno de Scholz hacia un cambio radical en la política de asilo y apostar con decisión por la «Leitkuktur», un término que puede traducirse como cultura líder o dominante, en contraposición al multiculturalismo. El documento de 72 páginas lleva por título 'Vivir en libertad. Conducir a Alemania con seguridad hacia el futuro' y «sienta las bases para un relevo en el poder», según el secretario general Carsten Linnemann. que ha justificado que «la visión cristiana de la humanidad es nuestra directriz para la política» y ha dado a entender que la C de las siglas CDU cobra más peso en esta reorientación política.

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El nuevo programa contempla un endurecimiento de la política migratoria que la CDU desea defender también en Bruselas. Propone que cualquier persona que solicite asilo en Europa sea trasladada a un tercer país seguro y se someta allí al debido procedimiento. Después, «en caso de un resultado positivo, el tercer país seguro concederá al solicitante protección in situ».

Los requisitos para terceros países seguros deberían «relacionarse con el núcleo de las obligaciones de la Convención de Ginebra sobre los Refugiados y el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales». Ninguno de los dos incluye el derecho a elegir libremente el país de protección. El borrador estipula que después de un acuerdo migratorio acordado exitosamente con esos terceros países, «una coalición de países dispuestos dentro de la UE aceptará anualmente un contingente de personas vulnerables del extranjero y las distribuirá entre los miembros de la coalición».

El apartado sobre «Leitkiltur» recoge que «todos los que quieran vivir aquí deben reconocer nuestra cultura rectora sin ningún tipo de peros». Esto incluye el respeto por la dignidad de cada persona, los derechos básicos y humanos, el estado de derecho, el respeto y la tolerancia, «así como el reconocimiento de la soberanía de Israel». «Sólo aquellos que se comprometan con nuestra cultura dominante pueden integrarse y convertirse en ciudadanos alemanes», justifica, para poner freno a «aquellos que incitan al odio y la violencia y luchan por un orden islamista». «La Sharia no pertenece a Alemania», afirma el documento, acotando así la afirmación «el islam pertenece a Alemania», que pronunciaron en su día tanto la canciller Merkel como el presidente Christian Wulff.

Por primera vez, la CDU se declara a favor de un lenguaje equitativo en términos de género, «pero en contra de la coerción de género» y exige que «no se utilice ningún lenguaje de género gramaticalmente incorrecto en las autoridades, escuelas, universidades y otras instituciones públicas, así como en la radiodifusión pública». Exigirá un examen de alemán a los 4 años y un año de servicio social tras terminar el colegio.

La CDU da un plazo de diez años para solucionar las «graves lagunas de capacidad» del Ejército alemán y advierte que, en situaciones de amenaza como la reconocida por el Ministerio de Interior, como consecuencia de la situación en Oriente Próximo, en las que sólo la Bundeswehr tiene capacidad específica, se debe permitir su despliegue en el país. La CDU promete además aliviar fiscalmente a los pequeños y medianos ingresos y a los jubilados que trabajan. «Cualquiera que reciba prestaciones sociales y pueda trabajar, debería trabajar», afirma, «queremos que las horas extraordinarias estén libres de impuestos para los empleados de tiempo completo».

Propone que «la edad estándar de jubilación debería vincularse a la esperanza de vida» e introducir tanto una provisión obligatoria de pensiones financiadas como una «pensión activa» para quien quiera seguir trabajando voluntariamente, con su salario libre de impuestos hasta una determinada cantidad. Defiende las finanzas sólidas como requisito de la justicia intergeneracional, y por tanto el freno a la deuda.